De Manso de Zúñiga a la hazaña de Marc Gené

Entre que Manso de Zúñiga, a bordo de un Chenard & Walcker de dos litros, haciendo equipo con Christian Dauvergne acabara en cuarta posición de las 24 horas de Le Mans de 1924, y que Marc Gené consiguiera finalmente ganar esta mítica carrera el pasado día 14 en un Peugeot 908 HDI, una treintena de españoles han probado lo que es moverse por encima de 300 por hora durante los más de cuatro kilómetros de la recta de Les Hunadieres, una y otra vez, de día y de noche, en seco o bajo la lluvia; una experiencia límite.

Pero antes de que Gené subiera a lo más alto de podio, otros dos españoles -además de él mismo hace un año- se quedaron a un solo escalón: en 1949, uno de los pilotos míticos de la posguerra, Juan Jover, acabó en segunda posición conduciendo un Delage. En 1986 fue Jesús Pareja en un Porsche 962C. Jover estuvo incluso a punto de participar en Le Mans subido en uno de los famosos Pegaso del ingeniero Wilfredo Ricart, pero un espectacular accidente en la curva Dunlop durante los entrenamientos, del que salió muy mal parado, convenció a Ricart de que los frenos de aquellas insólitas obras de arte mecánicas surgidas de lo más profundo de la autarquía franquista, no ofrecían garantías, por lo que se retiraron.

Sorprende, por tanto, el discreto eco de la hazaña de Gené, en una carrera que fue y sigue siendo un referente para los aficionados al automovilismo de nuestro país.

Sorprende aún más, porque marcas como Ferrari comienzan a mostrar interés —visto el desaguisado de la F-1— en el renacer de estas pruebas de resistencia, que marcaron las décadas de 1960 y 1970, con duelos titánicos entre Ford, Ferrari y Porsche, que dirimían los mejores pilotos: Graham Hill, Mario Andretti y Jacky Ickx. Tanto Luca di Montezemolo, presidente de la escudería Ferrari, como Stefano Domenicali, director, acompañaron a Gené el día de su triunfo y después le organizaron un homenaje en el paddock de Silverstone donde le regalaron una réplica del último Ferrari que participó en Le Mans.

Los mejores españoles han pasado por el circuito de Le Sarthe. En la década de 1950, Alfonso de Portago (Ferrari y Maserati) y Paco Godia (Maserati) compaginaron la resistencia con el recién nacido campeonato de Fórmula 1. En los sesenta y setenta, Alex Soler-Roig, José Juncadella, Juan Fernández y Eugenio Baturone, Jorge de Bagration entre otros eran asiduos del circuito de Le Sarthe, mayormente con Porsche, la marca que dominó aquella década. La década de 1980 es la de Emilio de Villota, Jesús Pareja y el malogrado Fermín Vélez, indiscutiblemente el mejor piloto español de resistencia. 1986 es un gran año: Pareja acaba segundo y Villota y Vélez, cuartos.

Estos últimos años ha seguido habiendo participación española. La victoria de Marc Gené no es, pues, una casualidad. Sucede, sin embargo, que la eclosión del fenómeno Alonso en la Fórmula 1 ha popularizado el deporte automovilístico a cambio de un monocultivo empobrecedor. Pero no hay que descartar en absoluto que veamos algún día al asturiano en Le Mans pilotando ... un Ferrari. El asturiano felicitó en Silverstone a Gené y le confesó que había estado vibrando mientras le veía conducir en la parte final de la carrera.