Federer se pasea por el alambre

Roger Federer sigue jugando en París, aunque sea de prestado. El suizo avanzó hoy en el cuadro al vencer a José 'el chucho' Acasuso (7-6, 5-7, 7-6 y 6-2) , pero dejó una actuación triste, ligera en exceso y siempre sometida al dictado del argentino. Acasuso, un tenista menor, el número 45 del mundo, tuvo al menos una bola de set en cada una de las tres primeras mangas del partido. Sólo se impuso en la segunda, y desaprovechó una ventaja sideral en la tercera, cuando mandaba por 5-2 y 40-30. El encuentro era de un solo sentido, y Federer ni siquiera conocía el camino. Sólo el ataque de nervios del argentino explica que el suizo siga hoy buscando el título.

Acasuso, que nunca se ha distinguido por su respuesta a las exigencias competitivas -perdió el punto decisivo de la final de la Copa Davis ante Fernando Verdasco cuando dominaba el marcador y el partido?se resintió de un resbalón mal medido. Marchaba 4-1 en la tercera manga y se enfrentaba a tres bolas de rotura. Las salvó a zambombazos, pero la gesta le costó el tobillo derecho, y con él el partido. Concedió dos roturas seguidas, con Federer dando gritos, y perdido ese set, el Chucho dimitió del partido.

El encuentro se jugó en condiciones difíciles: con frío, tierra húmeda y claros en el graderío. Para Federer es un aviso. Su victoria en Madrid se produjo en circunstancias ideales para su juego: en altura y con sol. En París encontrará más desafíos. El primero, él mismo: el tenista iracundo de la Philippe Chatrier, ése que ha jugado entre gritos, gestos autoinculpatorios y miradas de desafío, se parece más al Federer adolescente que al campeón que un día dominó el mundo.