La 'bilbainada' de Gaizka Toquero
El delantero del Athletic aspira a ganar una Copa del Rey de la que había sido eliminado
"Si es por ilusión, no nos van a ganar [el Barcelona]", proclama Javi Martínez, joven, entusiasta, impulsivo, tanto que ayer, acabado el entrenamiento, le dio por quitarse la ropa y no paró hasta que, arrojadas ya al público la sudadera, la elástica, las medias y las botas, y llegada la hora del calzón, decidió plantarse. El problema para el Athletic es que una final es una ecuación muy compleja cuya resolución requiere de más argumentos que los asociados a la testosterona.
Amén del azar, de los caprichos arbitrales, de las incidencias climáticas, en una final también cuentan, y mucho, el juego, la definición, la experiencia, aspectos en los que nadie, ni siquiera Javi Martínez, cuestiona la jerarquía azulgrana. Si el fútbol de uno y otro equipo ya habitan en las antípodas (barroco y coral el catalán, físico y directo el vasco), también es sideral la distancia que separa la puntería de sus delanteros: los del Barcelona han perforado en 103 ocasiones la meta rival (en Liga); los del Athletic, 46 veces. Eto'o, pichichi con 28 dianas, dobla a Llorente, que suma 14.
Pero si en algún punto se localiza un desequilibrio mayúsculo entre el Barcelona y el Athletic es en el hábito de disputar choques estelares. Si Guardiola dispone de un batallón de internacionales, tipos curtidos en mil y una batallas, poseedores de un rosario de entorchados colectivos e individuales; Caparrós sólo cuenta con cuatro internacionales (Llorente, Iraola y, hace unos cuantos años ya, Orbaiz y Etxeberria), y sólo tres de sus futbolistas han jugado una final en el ámbito profesional: Aitor Ocio (ganó una Copa del Rey y dos Copas de la UEFA con el Sevilla), Gorka Iraizoz (alzó una Copa y perdió una UEFA con el Espanyol) y David López (se le escurrió una Copa con Osasuna). El resto permanece virgen, entre ellos Toquero, que hace un año jugaba en 2ª B y el miércoles podría convertirse en el primer jugador que gana la Copa tras haber sido eliminado. Le apeó el Castellón, el pasado mes de diciembre, cuando defendía la camiseta del Eibar. Rescatado en el mercado invernal por Caparrós, el reglamento le permitió reengancharse a la Copa con el Athletic. Y a por ella va.
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