"Se está llegando al límite de jugar con la vida de los pilotos"

"No han matado a más motoristas porque no era el día. Del Dakar de Argentina me quedo con el público y no con el comportamiento antideportivo". Josep Nicolás González (Sabadell, 1965), Niko, abandonó el Dakar la semana pasada tras ser embestido por un camión. Un brutal choque que dejó el vehículo del piloto del equipo Sportdrive totalmente destrozado y a Niko y a su compañero Ignasi Bosch, Ñaki, sin conseguir el sueño de terminar la aventura en su quinto intento.

Niko se queja amargamente a la organización por no haber previsto en los primeros días de las etapas el polvo en las pistas estrechas que favorecían el choque de camiones, motos y coches por la falta de visibilidad. El español no es el único de los participantes del Dakar, que se celebra en Argentina y Chile y que termina este domingo, en criticar la marcha de la prueba. En declaraciones al periódico francés Le Monde , el motorista Dominique Marcant es tajante: "No quería morirme así y por eso me retiro". Marcant explica que se vuelve a casa después de ver "muchos choques de motoristas contra los coches, me sentía en peligro, las pistas son muy estrechas y estábamos a merced de los coches que van muy deprisa".

También en el diario francés, Franck Libbrecht, con tres Dakar a sus espaldas, se muestra muy duro con el líder de la aventura, Carlos Sainz que estuvo apunto de arrollarlo. "Pasé mucho miedo y quiero volver entero a casa". Desde Volkswagen, equipo del español, se afirma que son "cosas que pasan durante la carrera, es difícil determinar de quién es la responsabilidad".

Niko remacha que una de las diferencias entre este Dakar y el de África es la falta de previsión de los organizadores. "En África hay mucho más espacio. Aquí en las pistas he vivido el peligro en mis propias carnes. Hay mucho piloto suicida. El día del accidente no veíamos nada, aminoramos la marcha y de repente dimos dos vueltas de campana. Tuvimos mucha suerte porque el coche acabó de pie. Nos paramos y salimos, no sabíamos qué había ocurrido y el público nos dijo que un camión nos había arrollado por detrás. No se pararon y se escondieron detrás de unos árboles".

Para Niko, gerente de una pequeña constructora, que ha podido correr el Dakar gracias al patrocinio de amigos y que ha participado en la aventura con una prótesis tras romperse en noviembre los ligamentos cruzados y anterior de la rodilla, "se está llegando al límite de jugar con la vida de los participantes. Una cosa es el sufrimiento y otra jugar con la vida de los pilotos. Se tendría que alterar el orden de salida, las motos salen las primeras aunque al final de la etapa los coches y los camiones cogen a las más rezagadas. Habría que alargar más la salida entre unos y otros para correr sin peligro".

Pese a lo vivido, el piloto de Sabadell recalca de Argentina la seguridad y el apoyo del público y la facilidad para poder arreglar los desperfectos de los vehículos. Y de las pasadas ediciones en África se queda con el glamour y su filosofía. ¿Volverá al Dakar? "Bueno, ahora estoy muy desilusionado aunque tendré que superar el trago".

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