Messi juguetea con el Atlético
El soberbio repertorio del argentino lanza a un Barça con muchos teloneros ante un rival fundido por completo
Messi y unos cuantos teloneros del Barça vulgarizaron al Atlético, que apeló al matonismo mientras asistía en directo a otra exhibición del argentino, homenajeado por la desolada afición del Manzanares. Sin Agüero, descartado por un técnico de espaldas a su hinchada, y repentinamente enfermo por amigdalitis, pubalgia o quién sabe qué, el equipo rojiblanco fue birrioso. No tuvo chicha, se desplegó con una palidez asombrosa y concedió a los suplentes azulgrana una noche de sosiego, sólo alterada por la congelación del Manzanares. Al Atlético le falta discurso, un guión y unos cuantos futbolistas en defensa y medio campo. Le aúpan sus delanteros y le pierden todos los demás, algunos de una mediocridad extraordinaria, como es el caso de sus zagueros. O el de Assunçao, futbolista por causalidad.
Atlético de Madrid 1 - Barcelona 3
Atlético de Madrid : Coupet; Seitaridis, Perea, Heitinga, Pernía; Assuncao (Banega, m. 61); Maxi Rodríguez, Maniche (Miguel de las Cuevas, m. 78), Simao; Sinama Pongolle (Ujfalusi, m. 61) y Forlán.
Barcelona : Pinto; Dani Alves, Cáceres, Piqué, Sylvinho; Keita, Yaya Touré, Busquets; Messi (Pedro, m. 81), Bojan e Iniesta.
Goles : 0-1, m. 11: Messi bate a Coupet tras un pared perfecta con Dani Alves. 0-2, m. 57: Messi, de penalti. 1-2, m. 68: Ujfalsi cabecea un saque de esquina. 1-3, m. 79: Messi regatea a Coupet y marca a puerta vacía.
Árbitro Incidencias : partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 53.000 espectadores. El argentino Diego Armando Maradona, seleccionador de Argentina, presenció el partido desde el palco.
Frente a semejante barbecho rojiblanco, al Barça le bastaron Alves y Messi, que causaron un estrépito en la orilla izquierda del Atlético. El brasileño y el argentino jugaron una partida de billar ante la mirada inicial de sus adversarios, rendidos desde el autobús. Entre ambos tejieron la jugada del encuentro, una sinfónica pared devuelta de tacón por el brasileño y resuelta con suficiencia y precisión por Messi, que no se inmutó ante Coupet.
A la vista del baile de Messi, con Pernía y Assunçao de cabecillas, el equipo de Aguirre sacó los cuchillos. Para prueba, una trenza entre Messi y Alves que concluyó con los dos en la lona, pateados al mismo tiempo. Pongolle zurró al primero y Pernía, al segundo. Cómico, como es habitual, lo de Iturralde fue esperpéntico: inicialmente, el sancionado fue Assunçao, que había dado motivos de sobra pero que resultó sospechoso por su color, el de Pongolle.
La caza del Atlético en nada benefició al cuadro local, que no supo administrar correctamente su energía. Se olvidó de presionar a la defensa azulgrana, huérfana de Márquez, su lanzadera. Así, el conjunto de Aguirre no sólo hubiera cortocircuitado a su rival, sino que hubiera propuesto un pulso en el terreno que más le favorece, el que ocupan sus delanteros. Nada de eso. La actitud contemplativa rojiblanca permitió al Barça B ser el Barça. Ni un estornudo del Atlético, que no encuentra consuelo en los confusos mensajes de un técnico capaz de hibernar a la estrella del equipo ante una cita de tanta relevancia, con el Manzanares abarrotado. Con decisiones así, Aguirre quita grandeza al equipo y provoca el desamparo de los compañeros del Kun. Agüero no sobraría en un ningún equipo; y es todo el Atlético el que está fundido.
Ante la pasividad local, el Barça anestesió el choque a la espera de Messi, puntual. Su repertorio fue soberbio: tres goles, un penalti cobrado, otro hurtado por el circense Iturralde, un latigazo al larguero tras culebrear a la defensa del Atlético y mucho más. Messi en estado puro. Demasiado para este Atlético sin aliento, sin brújula. Y sin Agüero; pero con Aguirre, del que se desconoce su partitura, si es que la tiene. El Calderón, sabio, le abroncó. Messi, que no está fundido, fue su única alegría.
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