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LIGA | ALMERÍA 1 - REAL MADRID 1

El Madrid se parte por el medio

Schuster se empeña en despoblar su centro del campo y el Almería lo aprovecha

El Madrid se dejó dos puntos en Almería. Pero esa no fue la peor noticia para el equipo de Schuster, que se parte por el medio porque prescinde de centrocampistas puros, lleva semanas sin jugar bien, y poco a poco se ha ido sumiendo en una situación preocupante. Ha sufrido dos derrotas y dos empates en los últimos cinco partidos. O endereza el rumbo o se tendrá que acostumbrar a la mediocridad.

El Almería no es el equipo armónico del año pasado pero conserva el entusiasmo. Empezó presionando al Madrid con orden y energía. La misión consistió en meter al Madrid en su campo. Empujado contra su área, el Madrid se ve obligado a emplear la imaginación. Como es un equipo con pocos centrocampistas, la necesidad de elaborar las jugadas con más de tres pases le supone un problema. Gago y Diarra no lograron dar cadencia ni profundidad a las posesiones y Sneijder, sin poder ejercitar su disparo, perdió picante. Apretado por todos los frentes, a 50 metros de la portería de Alves, el Madrid sufrió para poder trasladar sus cañones al perímetro de tiro. Durante media hora, el partido se resumió en el avance penoso de los madridistas. En esta fase Robben fue un aventurero solitario. El único zapador de la compañía, hundido en el barro y sin pala.

Almería 1 - Real Madrid 1

Almería : Diego Alves; Bruno, Chico, Pellerano, Mané; Juanito (Soriano, m.71), Julio Álvarez, Juanma Ortiz (Crusat, m.46), Corona (Uche, m. 46); Piatti y Negredo.

Real Madrid : Casillas; Ramos, Cannavaro, Pepe (Metzelder, m.47), Heinze; Gago, Diarrá, Sneijder (Guti, m.77), Robben; Higuaín (Van der Vart,m.71) y Raúl.

Goles : 0-1, M.37: Raúl. 1-1, M.80: Piatti.

Árbitro : González Vázquez, del Colegio Gallego. Amonestó a los locales Uche, Juanito, Soriano y Negredo y al visitante Casillas.

Incidencias : Partido disputado en el Estadio de los Juegos Meditarráneos ante 11.366 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

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A falta de Robinho, Robben es un caso aislado. En la plantilla no queda otro especialista regateador. Su importancia crece en partidos como el de ayer, cuando se hace imprescindible ensanchar el campo o ganar un mano a mano. El Madrid se aferró a Robben para salir del atasco. Pero lo hizo sin coherencia. Jugando a ráfagas. Víctima de su aislamiento, sin un compañero que le de el balón en zonas calientes, Robben se olvidó de relacionarse. Cayó en el individualismo. Cuando ganó la espalda a sus marcadores perdió contacto con sus delanteros. Higuaín y Raúl le reclamaron pases que prefirió jugarse tirando a puerta. Fueron tiros blandos.

El Almería, como el Athletic o como el Real Irún, no necesitó hacer un gran despliegue para empantanar al su rival. Cada vez que Schuster prescinde de centrocampistas puros somete a su equipo a un doble esfuerzo. Lo hace así porque se obstina en jugar con tres delanteros, o con cuatro. No quiere quitar a Raúl ni a Higuaín, y, como sentar a Robben implica aplanar al equipo, el resultado es que juegan los tres. Esta medida, de inspiración política, tiene contentos a los veteranos pero deja al medio campo en los huesos y aísla a los puntas.

Mientras el Almería mantuvo una mínima intensidad defensiva, el Madrid no pudo salir de la cueva. Cuando aflojó el lazo, al final de la segunda parte, el Madrid avanzó 20 metros. Lo suficiente para aproximar a sus tiradores a la zona en la que resultan eficaces. Ante el Madrid, todos los equipos que se repliegan, lo pagan. Higuaín se lo recordó a la defensa local con una internada aparentemente inocua. El argentino consiguió revolverse cerca del córner y metió un centro medido y tenso. Raúl, que se anticipó a Chico en palomita, desvió el balón a gol de un frentazo.

El Almería se fue al descanso lamentando sus cinco minutos de dispersión. Pero en el vestuario supo reponerse. Revisó los errores y Arconada removió bien el banquillo. Entró Crusat y entró el optimismo. El ex canterano del Espanyol se colocó como extremo izquierdo y empezó a percutir sobre Ramos. El efecto fue inmediato. La vitalidad de Piatti por la derecha y el desborde de Crusat por la izquierda agitaron la grada y alentaron al Almería. El partido pasó del barro al asfalto. Hubo ruido en las dos áreas. Las ocasiones se repartieron y en plena refriega ocurrió algo que desestabilizó la poca consistencia que le quedaba al Madrid: se lesionó Pepe.

Sin Pepe, su central más rápido, el Madrid se abocó a la calamidad. Entró Metzelder, lo que equivale a defender en el área chica, y provocó algo parecido al efecto dominó. El centro del campo, que se había resquebrajado, se hundió por completo. Gago y Diarra no lograron contener la avalancha. Crusat primero y Soriano después pusieron a prueba a Casillas. Hasta que Diarra perdió un balón en la frontal del área, Julio Álvarez abrió para Crusat, y Crusat centró para que Piatti metiera el empate.

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Raúl, en el suelo
Raúl, en el sueloAFP
Vídeo: ELPAÍS.com

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