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FÚTBOL | VALLADOLID 2 - ATLÉTICO DE MADRID 1

El Atlético se estampa en Pucela

El cuadro de Aguirre no puede con el Valladolid, que jugó con diez durante 70 minutos

El Atlético se llevó de Valladolid una derrota, dos goles, uno con error clamoroso de Coupet incorporado, y malas sensaciones, las que deja un partido en el que tuvo al rival con diez jugadores durante 70 minutos pero en el que nunca estuvo en disposición de obtener algo más que la derrota con la que viajará a Holanda para el primer partido de Champions. Aguirre había dejado en Madrid a Forlan y Heitinga, lo que significaba menos opciones en ataque y problemas en defensa y la expectativa se confirmó desde el primer momento.

El Atlético, más allá de las ausencias forzosas o voluntarias, apareció en el césped con la mente puesta en Eindhoven, con el gesto propio de los equipos a los que la Champions les deja sin concentración para la competición nacional porque la guardan toda para el paseo por Europa. El primer roto apareció en la defensa que vivió en estado de conmoción toda la primera parte porque en solo dos minutos había encajado un gol absurdo, en un centro blando, con una salida alocada del portero, y con un remate con el cuerpo de Vivar Dorado. La línea estaba marcada y el Valladolid se había aprendido el camino, sabía que el Atlético estaba amodorrado y sabía sobre todo que el equipo de Aguirre se pegaba un sofocón en cada jugada a balón parado, en cada falta en el costado, en cada saque de esquina. Borja organizó la aplicación extrema del libro de Mendilibar, robar arriba, muy arriba, salir rápido y tener un delantero que trabaje con criterios estajanovistas, ayer Goitom.

El Atlético no encontró respuestas a la sencillez con la que el Valladolid movía el partido, ni con el toque de corneta desesperado de Aguirre desde el banquillo y así, extraviado y sin caminos abiertos, estuvo hasta que Medina Cantalejo decidió expulsar a Pedro López por un supuesto piscinazo dentro del área colchonera. El Valladolid tenía por delante una hora larga de fútbol con diez y el Atlético la posibilidad de resolver el choque con un trabajo limpio y facilón, pero solo cinco minutos después, de nuevo a balón parado, de nuevo desde un lateral, de nuevo la defensa metió en un jaleo al equipo con un penalti de Perea sobre Vivar Dorado. Baraja batió a Coupet y empinó un poco más el camino del Atlético que ni contra diez, ni con el rival metido atrás consiguió modificar su destino en la primera parte.

El descanso solo aportó la solución más sencilla, pero también la más efectiva. Agüero, suplente por sus partidos con Argentina, sustituyó a Assunçao. Aguirre decidió sacrificar el escaso e ineficaz dominio que hasta entonces había tenido, quería gol, y, aunque el argentino no mezcla bien con Sinama la primera que tuvo se fue a la red, después de la primera jugada del partido en la que el Atlético ponía algo de criterio, después de un buen disparo de Maniche que por una vez apareció en los lugares en los que se le espera, soltando un zapatazo que dejó al Kun un rechace facilón para solo empujar el cuero a la red.

El gol tuvo un efecto altamente contraproducente para el Atlético, que quedó afectado por una extraña autocomplacencia. El Valladolid estaba con uno menos, Agüero estaba en el campo, en algún momento tendría que aparecer la solución y la presión que había empleado en los primeros minutos de la segunda mitad desapareció, y con ella cualquier tensión que pudiese provocar como poco el empate. El Valladolid no acusó el gol de Agüero, continuó firme en su idea, ya había ajustado sus líneas después de la expulsión el lo que tenía enfrente no resultaba una amenaza suficiente como para organizar esfuerzos mayores. Incluso tuvo ocasiones para ampliar la ventaja siempre sacando provecho de la fragilidad de la defensa del Atlético.

El final se fue acercando con una calma extraña porque el Atlético no sabía cómo reaccionar, como materializar la superioridad que tenía en el campo mostraba los mismos defectos que el habían colocado por detrás en el marcador, porque la mente seguía puesta en el deseado debú en Champions y ni Agüero, ni Raúl García, ni De las Cuevas, que envió un balonazo al larguero, modificaron el resultado de un partido que se le había escapado en un inicio desastroso.

Sinama Pongolle se lamenta ante una acción del Valladolid
Sinama Pongolle se lamenta ante una acción del ValladolidREUTERS
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