Los Lakers despiertan demasiado tarde

Los Lakers vuelven a Los Ángeles con un enorme sinsabor a cuestas. Dos partidos en Boston, dos derrotas. La segunda, de las que no sabe muy bien si hunden la moral o apuntan a tiempos mejores. Por un lado llegaron a perder por 24 puntos, 95-71, cuando faltaban ocho minutos y la paliza era de las que marcan época. Por otro, en un visto y no visto estuvieron a punto de conseguir la hazaña. Los Celtics, que jugaron estupendamente gran parte del partido, se despistaron y estuvieron a un paso del desastre. Los Lakers, que no la habían olido desde la línea de triples anotaron 7 de sus últimos 9 lanzamientos y tras un parcial de 2-16 llegaron a situarse a sólo dos puntos (104-102) a falta de 38 segundos. Dos tiros libres de Pierce y un triple fallado por Vujacic sellaron el 2-0 (108 - 102) en la final que ahora se traslada a Los Ángeles.

La cosa iba para una derrota con todas las de la ley para los Lakers y para Kobe Bryant que estaba enlazando su segundo partido absolutamente fuera de onda, errático en su juego, fallón en el tiro y tan desquiciado por el marcaje de Allen como por la tarea de los árbitros, que le castigaron con dos faltas técnicas. Pero Kobe fue uno de los que abanderó la reacción de su equipo en el tramo final, concluyó con 30 puntos y 8 asistencias.

Desenchufado Kobe

Durante más de tres cuartas partes del partido estuvo desenchufado Kobe Bryant, aplastado Radmanovic por el ciclón Pierce y abortada la opción de resolver a base de triples. Los Lakers no encontraban líneas de pases en la asfixiante defensa de los Celtics y cargaron con un fardo muy pesado. No supieron cómo defender a Pierce, un buscavidas que le amargó la existencia a Radmanovic y a la defensa de los Lakers, incapaz de seguirle el hilo. Pierce anotó cuándo y como quiso y cargó de faltas a quienes trataron de impedirlo. A este tipo, nacido en un arrabal de Los Ángeles, se le ha presentado la oportunidad después de diez años de carrera y no piensa desaprovecharla. Se las sabe todas. Lo demostró en el primer partido en el que montó una escena épica, fuera más o menos dolorosa y cierta su lesión, con su ?muerte? y ?resurrección? encendió el pabellón y cavó la fosa de los Lakers, demasiado fiados. En el segundo partido, Pierce no necesitó la vena dramática. Le bastó con anotar la friolera de 28 puntos, ofrecer 8 asistencias y ejercer de capitán de un equipo que llevó el ritmo de partido, puso la pausa y aceleró cuando quiso y manejó tácticamente mucho, eso sí, hasta que todo cambió por completo en los últimos ocho minutos.

Brillante juego de Gasol

Hasta ese momento, Pau Gasol fue el único palo al que pudieron agarrarse los Lakers. Cada bola que le llegó en condiciones la coló en el cesto sin que Perkins pudiera evitarlo. Pero los Lakers no explotaron a fondo la veta y para hacer daño en el Garden hay que contar con mucho más arsenal. Phil Jackson trató de que su equipo se conectara al completo. La puesta en escena de los suplentes fue descorazonadora para los Lakers. Un veterano jornalero como Leon Powe se zampó a Turiaf bajo el aro, Vujacic y Farmer no encontraron ni el ritmo de juego ni la forma de manera de enfocar la mirilla y los Lakers encajaron un parcial de 10-0 en el inicio del segundo cuarto, que empezó a ponerles el partido realmente cuesta arriba (36-26).

Los Celtics volaban a base de triples, combinados con una serie de acciones largas en las que movían el balón siempre hasta las últimas consecuencias, hasta encontrar el mejor tiro. Pusieron tierra de por medio y mediado el tercer cuarto el asunto estaba visto para sentencia. Su máxima ventaja llegó a ser de 24 puntos (95-71). Luego, llegaron los triples de los Lakers, se abrió el juego, entraron en vena sus reservas, se desvaneció por completo la tensión de partido y el ritmo de juego de los Celtics y todo cambió como delata el parcial del último cuarto: 41-25 para los Lakers. La final, al mejor de siete partidos, se traslada ahora a Los Ángeles donde, a partir de las tres de la madrugada del próximo miércoles, hora española (Digital +), se disputa el tercero.

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Boston pone la directa