Agüero y Forlán se ponen las botas
La flojísima defensa del Espanyol, una bicoca para los rematadores del Atlético
El Atlético retrató al Espanyol errante de los últimos tiempos. Todo facilidades en Montjuïc. El pasen, vean y ganen que ya se temía la mosqueada afición perica llegó con puntualidad. De las 18 victorias que suma el Atlético, ninguna tan fácil. De los 18 goles que ha cantado Agüero, ninguno tan anunciado. La diferencia entre un equipo que no toca fondo en su vertiginoso desplome ?12 puntos de los últimos 51 posibles en la segunda vuelta? y otro que se asienta en los puestos de Champions se plasmó de manera abrumadora.
Aguirre repitió el equipo que goleó al Recreativo. Funcionó con solvencia. Resolvió pronto, remató a mansalva y no perdió en ningún momento el control sobre el ritmo del juego. Una buena noticia para el Atlético, al que tanto le cuesta encadenar dos buenos partidos. Aunque no encontró apenas resistencia en el desmadejado equipo al que recurrió Valverde. Obligado por las bajas de la columna vertebral formada por Tamudo, De la Peña, Moisés y Jarque, el técnico del Espanyol desplazó a David García del lateral izquierdo al eje de la defensa y en su lugar situó a Chica. Harto de que Kameni alegue pequeñas molestias en los entrenamientos, Valverde alineó a Lafuente bajo palos. El Espanyol se rompió cada vez que Agüero hurgó en la línea de tres cuartos, cada vez que Forlán afiló la bota, cada vez que Maxi penetró por los flancos. En el doble pivote, Ángel y Lola Smiljanic no cerraban, siempre superados por Raúl García y Camacho.
El gol se coció nada más empezar. Cada vez que tocaba el balón Agüero, dejaba en evidencia a Torrejón, a David García, a Chica, a los tres. Incomprensiblemente, la defensa del Espanyol le dejó absolutamente solo a la salida de un saque de esquina. Y claro, el Kun no perdonó, sólo ante Lafuente. El guardameta vasco se contagió de la flojera de sus compañeros y en un rechace blando y al centro, le puso el 0-2 en bandeja a Forlán. No reaccionó el Espanyol, que pudo encajar una goleada con todas las de la ley ya antes del descanso si Luis García y Maxi no llegan a perder dos claras ocasiones.
El Atlético, muy sólido en defensa, con Perea sobresaliente hasta que se lesionó en una entrada de Rufete, cerró los espacios y juntó las líneas para evitar que los rápidos delanteros que alineó Valverde la pillaran en falso. Desconocido Ewerthon y errático Luis García, lo consiguió, con sólo algunas dificultades de Pernía en su duelo con Coro. A punto estuvo de ser expulsado. Aguirre previno males mayores sustituyéndolo por Seitaridis. El Atlético controló sin problemas en una segunda parte insulsa por su conformismo y por la docilidad del Espanyol. En esas llegó la jugada más bella. Una falta botada desde la derecha por Luis García, que empalmó de volea Maxi en la izquierda. El balón tocó el travesaño, el palo y salió escupido en lugar de colarse. Hubiera calcado su golazo con la selección argentina ante México en el Mundial.
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