El Getafe sentencia la eliminatoria ante el Levante

El Getafe impuso la lógica y sentenció su eliminatoria ante el Levante, un equipo claramente inferior a los madrileños, casi de Segunda División, e inmerso en multitud de problemas financieros y deportivos. El italiano Giovanni di Biasi, técnico del Levante, llegó a la cita con un equipo plagado de contratiempos. Muchos lesionados, futbolistas que no quieren entrenar y problemas económicos en un club que a mitad de campaña está prácticamente en Segunda División, no eran las mejores credenciales para afrontar una eliminatoria de Copa del Rey.

Hasta trece jugadores levantinos que formaban parte del club en el inicio del presente curso no estaban presentes hoy en el Coliseum. Especialmente llamativos son los casos de Savio Bortolini, Marco Storari, Bruno Cirillo y José Emilio Viqueira, que antes del choque obtuvieron permiso para buscarse equipo a cambio de que perdonen al Levante el dinero que se les adeuda. Di Biasi tuvo que recurrir a cuatro jugadores del filial para completar la convocatoria. Con uno de ellos en el once -Vicente Iborra-, el conjunto granota saltó al terreno de juego con el objetivo de aguantar el resultado inicial el mayor tiempo posible.

Sin embargo, durante la primera media hora, el Levante dio la sensación de ahogar al Getafe, que pese a presentar un equipo con jugadores de calidad, no conseguía hacerse con el mando del juego. Los hombres de Laudrup parecían afectados por el mazazo de la pasada jornada de Liga, cuando el Valladolid asaltó el Coliseum Alfonso Pérez y sacó a relucir muchas de las vergüenzas madrileñas. Para colmo de males, el temor se instaló en el escaso público concentrado en el feudo local tras la ocasión más clara de los primeros treinta minutos, que fue para el Levante. El canterano Iborra falló inexplicablemente un disparo dentro del área pequeña. El delantero mandó el balón a la grada cuando estaba delante del argentino Óscar Ustari.

Los nervios parecían instalarse en el Getafe, que no encontraba el camino para abrir la tela de araña tejida por Di Biasi. Pero bastó un pequeño empujón local para inaugurar el marcador. Durante quince minutos, el Getafe apretó y obtuvo su recompensa por medio del uruguayo Albín, que lanzó una falta envenenada que sirvió para anotar el único tanto del primer periodo. La reanudación trajo nuevos aires al partido, que durante 20 minutos se lavó la cara y parecía más dinámico. Pese a no haber grandes ocasiones, algunos jugadores del Getafe volvieron a ser lo que eran hace tiempo. Casquero ofreció alguna muestra de su calidad; Pablo Hernández volvió a desbordar igual que al principio de temporada; los delanteros, Albín y Braulio, por fin presionaban la salida del balón, un concepto olvidado en los últimos tiempos del conjunto madrileño.

Precisamente una combinación entre Casquero y Pablo Hernández pudo servir para que el Getafe marcara el segundo, pero el valenciano falló en el mano a mano frente a Kujovic. Poco después, el toledano no falló y aprovechó un pase de la muerte de Juan Albín para dejar encarrilada la eliminatoria. Con el segundo tanto, el Levante se hundió definitivamente. Tras la diana de Casquero llegó la de Pablo Hernández que sentenció la eliminatoria. Los pupilos de Laudrup, sin hacer un gran partido, encarrilaron su pase a cuartos de final. Muchas cosas tendrían que pasar, entre ellas un milagro, para que el Levante remonte la eliminatoria.