Máquina blanca
Gran partido del Real Madrid que, liderado por Guti y Sneijder, acabó con la magnífica racha positiva del Villarreal con algunas fases de juego brillante
Aunque la victoria en el Bernabéu frente al Atlético sirvió para inyectar una buena dosis de tranquilidad al nuevo proyecto blanco, lo cierto es que la primera salida de la temporada del cuadro de Schuster iba a poner a prueba la solidez, la confianza y la filosofía del equipo, sobre todo teniendo en cuenta que en El Madrigal le esperaba un Villarreal que no perdía desde el pasado quince de abril; 18 partidos, 16 victorias y 2 empates. El único equipo del mundo que había ganado sus últimos nueve partidos oficiales.
No eran temores infundados y nada más empezar Casillas sacó una buena mano a disparo de Pires. Mala señal. Y peor aún tras ver la rapidez con la que jugaba el Villarreal, un equipo capaz de hacer circular el balón a mucha velocidad, clarividente en la medular e incisivo por las bandas, con una tripleta de listos, Rossi, Cazorla y Pires, que ponía talento, astucia y velocidad entre líneas.
El Madrid, que este año la quiere tocar tanto o más que el Villarreal, tardó en encontrar espacios lo que tardó en carburar Guti y en el minuto dieciocho, Robinho, que recibió en gran pase de Van Nistelrooy, mando el balón al palo. Al rato, Raúl no pudo culminar un genial pase de Guti porque Viera estuvo bien atento. Si, el Villarreal dominaba, llegaba con peligro y tenía más tiempo el balón, pero los avisos serios de gol venían de los madrileños.
Los de Pellegrini, un grupo que siempre deja jugar, proponían un intercambio abierto de golpes. Hasta que apareció Raúl para marcar la diferencia. El siete recibió un pase de Wesley Sneijder desde la izquierda, se adelantó a la defensa amarilla y salvó la salida de Viera con un esforzado toque de puntera. Y pudo marcar de nuevo el capitán de no mediar el portero uruguayo, que salvó con la punta de los dedos el remate que culminaba una buena jugada colectiva del Real Madrid.
La máquina blanca comienza a funcionar
Sumó dos buenas oportunidades el Villarreal nada más dejar la caseta, mostrando la misma cara que enseñó al inicio del partido. Sin embargo, en apenas tres minutos, los de Schuster finiquitaron el encuentro con una insultante superioridad y confianza. Primero, con un soberbio gol de Sneijder de falta directa; el holandés anotaba su segundo gol en su segundo partido oficial con el Madrid y demostraba que la etiqueta de fino lanzador que traía de Holanda es de verdad de la buena. Luego, en una estupenda combinación de todo el equipo, Van Nistelrooy, a pase de Sergio Ramos, sumaba el tercero. Y punto final.
Visto el devenir del partido, Schuster movió fichas, dio descanso a Raúl, puso en juego a Heinze y adelantó a Drenthe. Con el estreno del argentino en el lateral izquierdo apuntalaba el técnico alemán a una defensa que se estaba mostrando muy segura, contundente y rápida en los cruces; Cannavaro recordaba al central del pasado Mundial y las piernas de Metzelder resultaban interminables para los delanteros del Villarreal.
Cierto es que el Madrid, a favor de corriente, dio un paso hacia atrás, pero las salidas en velocidad de Robinho, Drenthe o el propio Sneijder (con Guti de lanzador) ponían en mucho apuros al Villarreal, hasta el punto que el resultado estaba empezando a quedarse corto. Y así, en otra contra, Sneijder, que le pega al balón de cine, aprovechó una buena asistencia de Guti para marcar con un disparo precioso el cuarto de su equipo y, de paso, colocarse como máximo goleador del campeonato.
El Villarreal, desmoralizado e incapaz de parar el torrente ofensivo del Real Madrid, parecía un juguete roto en manos del equipo de Bernd Schuster, que remató el encuentro con un excelente gol de uno de los más destacados del encuentro, Guti, el futbolista faro de este Real Madrid que, junto a Sneijder, formará una de las parejas de más talento de la Liga española.
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