Ídolos caídos

El fútbol, por mucho que se esfuercen en pregonar lo contrario, ya no entiende de romanticismos. Al amparo de la economía moderna, la ley de la oferta y la demanda ha alcanzado también la materia deportiva, que constantemente nos ofrece nuevas estrellas mediáticas para subsanar la pérdida de antiguos 'héroes', ahora en decandencia. La vertiginosidad del mercado y el fast food al que acostumbra el aficionado de a pie no se apiada de nadie. Los que ayer eran ídolos, hoy son pesadas losas que emborronan las cuentas de los clubes y deterioran las pizarras de los técnicos. Meros estorbos. Los mismos graderíos que antaño jaleaban las acciones de esos futbolistas, hoy piden su marcha.

Es el caso de algunos jugadores de nuestra Liga. Quizá, el gran paradigma del desamparado sea Juan Román Riquelme, un mediapunta que maravilló a la grada de La Bombonera, idolatrado en Argentina, y repudiado en su actual equipo, el Villarreal. Su claridad de ideas y su exquisitez sobre el campo contrastan con la frialdad de su carácter más allá del vestuario. Cabizbajo, en un oscuro segundo plano, Román busca ahora un club que le acoja. Boca Juniors parece el destino ideal, pero el conjunto 'xeneize' no está dispuesto a abonar la cantidad que solicita su club de origen.

Baptista, batallador y resignado

En una situación similar se encuentran los madridistas Julio Baptista y Emerson. 'La Bestia', a la que en su día rindió pleitesía el Sánchez Pizjuán, es ahora un escollo en mitad del farragoso mar de dudas que sobrevuela a Schuster. Hastiado de la lluvia de Londres, y tras pasar con más pena que gloria por el Arsenal, el jugador brasileño se muestra resignado ante la indecisión de su entrenador y las intenciones mercantilísticas del Real Madrid. Su compañero Emerson, repudiado por el Santiago Bernabéu, tampoco ha encontrado su sitio en el equipo blanco. La opción del Milan, que anda tras los pasos del 'Puma', sería una excelente salida para el que años atrás fuese considerado uno de los mejores stoppers de Europa.

El paso de la gloria al ostracismo tampoco es algo ajeno para Mista. Después de unos inicios titubeantes en la cantera del Real Madrid y el Tenerife, el Valencia de Rafa Benítez apostó fuerte por la contratación del ariete murciano. Bajo las órdenes del actual técnico del Liverpool, Mista ofreció un rendimiento espectacular, traducido en goles, que condujo al equipo de Mestalla a la consecución de los títulos de Liga y Uefa. Con la marcha de Benítez, el delantero perdió su estatus de intocable y recaló el en Atlético en busca de tiempos pasados. Ahora, tras el aterrizaje de Forlán y Agüero en el Manzanares, el club le busca una salida.

Motta, en rebeldía

En el Barcelona, la alegría desbordada por los fichajes de esta campaña ha dado paso a la preocupación de su director deportivo, Txiki Begiristain, que no halla compradores para algunos descartes como Motta o Gudjohnsen. Al margen del irregular rendimiento del islandés, el caso del jugador italo-brasileño llama especialmente la atención. Desde el club se hizo una fuerte apuesta por él. Su entrenador, Frank Rijkaard, mostró en diversas ocasiones su predilección por Thiago para cubrir las carencias defensivas del centro del campo. Sin embargo, Motta no ha respondido. Su elevada ficha, su temerario temple sobre el césped y sus problemas extradeportivos le han alejado de la figura en ciernes que se presuponía. Por si fuera poco, ha asegurado que no se marchará del Camp Nou a menos que le otorguen la carta de libertad.

En definitiva. Los Riquelme, Baptista, Emerson o Mista son sólo algunos de los nombres que engrosan una lista de jugadores desheredados. Una historia al hilo del título de la obra cinematográfica de Graham Greene. Una relato de Ídolos caídos. Unos futbolistas que en su día fueron grandes... pero que hoy buscan equipo.

Estrellas sin equipo