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PRIMERA DIVISIÓN | FÚTBOL

Tarde lluviosa para un Celta apagado

El cambio táctico propuesto por Fernando Vázquez no aporta frutos y suma la undécima derrota frente a un Espanyol muy superior

El Celta de Vigo se sitúa por primera vez en la temporada en los puestos de descenso tras sumar una nueva derrota en Balaídos, en esta ocasión ante un Espanyol (0-2) muy superior en todo momento al conjunto gallego. Con éste es el undécimo encuentro consecutivo sin ganar de los de Fernando Vázquez, quien en el primer examen tras su ratificación al frente del banquillo celeste, a principios de semana, ha apostado por un cambio en el planteamiento táctico del equipo que, sin embargo se saldó con más de lo mismo, poca cosa.

Presionado por el entorno y condicionado por la baja del delantero titular Baiano, el técnico gallego ha optado por jugar de inicio con dos puntas, Guayre y el fichaje de invierno Bamogo, pero ni con esas pudo el conjunto vigués generar más ocasiones de gol, apenas unas cuantas, inocentes, durante la primera parte. Todo lo contrario, al Celta le tocó remar contra corriente tras el gol de Luís García, en el veintitrés, al aprovechar el jugador periquito un balón muerto tras una serie de rechaces de la defensa celeste, de rebajas en la tarde de hoy. Su gol significaba un jarro de agua fría para un equipo con la moral muy frágil pese a la aparente tranquilidad que se pretende transmitir de cara al exterior.

Dominaba el Espanyol en el marcador y en el juego, mucho mejor plantado sobre el césped, y con un juego más directo, rápido y peligroso, incluso a balón parado, como en un golpe franco botado por De la Peña en el veintisiete que a punto estuvo de sorprender a Pinto desde más allá de los treinta metros. El paso por vestuarios revolucionó a un Celta que salió con otra cara en la segunda parte, dispuesto a cambiar el guión que anunciaba un trágico final.

Vázquez se cargó el experimento del 4-4-2 y volvió a lo malo conocido, el 4-2-3-1 y minutos después introducía también a Nené, recuperando así también a sus hombres de banda habituales. Y cuando mejor estaba jugando el Celta llegó la condena en un perfecto contragolpe españolista que culminó Pandiani en el cincuenta y seis para establecer el 0-2. Un gol que sentenciaba a los de Fernando Vázquez, que tras haber aguantado todo el partido e incluso el 0-1, comenzaba ahora a escuchar las críticas de una grada que hasta entonces no se había pronunciado sobre la decisión de la directiva de refrendar al técnico, pero que ante el triste espectáculo en el césped y en el marcador comenzó a corear su petición de destitución.

Para colmo de males, y a falta todavía de veinte minutos para el final del encuentro, los gallegos se quedaban con uno menos sobre el verde tras la expulsión por doble cartulina amarilla del central Tamas. Y para más inri, a Vázquez no le quedaban ya cambios para recomponer el equipo. El partido quedaba, pues, visto para sentencia; el Espanyol, tranquilo, incluso gustándose, y en el otro lado el Celta, desesperado, desacertado de cara a la portería, como en una muy buena ocasión desperdiciada en un mano a mano de Bamogo que Kameni, muy seguro, atajó perfectamente.

Con el partido muerto y las esperanzas rotas, el público optó por sacar el pañuelo para mostrar su disconformidad con el equipo pero sobretodo con el técnico al que despidieron con gritos de "fuera, fuera" y pitos. Con éste resultado el Celta se asoma directamente al abismo del descenso y lejos de cerrar, como se esperaba su crisis, la reabre al igual que el debate sobre la continuidad de Vázquez, mientras el Espanyol, suma y sigue.

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