Sin noticias de Torres
Tercera derrota consecutiva del Atlético en un partido correcto, bien jugado, pero insustancial y con muy pocas oportunidades de gol; y si hubo alguna clara del Atlético, César, espléndido, se encargó de atajarlas. Un gol de Óscar, al final, sentenció el encuentro
El Atlético no marca, o no parece capaz de hacerlo, y echa de menos los goles de Torres, que tan sólo ha marcado dos tantos en lo que va de temporada y no se parece en nada al futbolista que ha sido el máximo goleador del equipo las últimas temporadas.
Aunque la derrota copera frente al Levante había vuelto a destapar el baúl de las dudas en el Calderón, el Atlético comenzó mostrando su cara más amable, un fútbol aseado, de toque y movilidad, basado más en el genio y la técnica de los futbolistas que en los rigores de la pizarra, y agradable para el público, que aplaudió las primeras jugadas de su equipo, bien aplicado en la presión y el desmarque.
Faltaba Aimar, lesionado, aún así, temían los atléticos a D'Alessandro y a los jugones del Zaragoza, que también saltó a la pradera con ganas de jugar bien la fútbol, y lo cierto es que el argentino junto a Movilla y Zapater, conducían el juego maño con criterio e intención. Arriba, Ewerthon y Milito se movían con su habitual velocidad.
Pero aunque el juego fluía sin espesuras, la construcción era correcta y apenas se perdían o rifaban balones, el fútbol de pase y control de ambos equipos estaba convirtiendo el encuentro en algo insustancial, un partido si ocasiones, sin riesgos ni aventuras; hubo alguna oportunidad, pero el primer tiro entre los tres palos del partido lo efectuó Galletti a los 36 minutos.
Fue justo en ese momento, en la recta final de la primera mitad, cuando el Atlético encadenó sus mejores momentos de juego, cuando empujó al Zaragoza hasta su área y a punto estuvo de llevarse un premio por el esfuerzo con un cabezazo a bocajarro de Galletti, el más destacado, que despejó corner César con una excepcional parada.
El Atlético, si pegada
Un saque de esquina muy mal defendido por los jugadores atléticos a punto estuvo de darle la ventaja al Zaragoza apenas dejar la caseta. Y luego, sólo unos minutos después, Ewerthon falló un par de ocasiones de las que nunca suele fallar. El público del Manzanares recuperó el resuello cuando vio que calentaban Jurado y el Kun Agüero.
No estaban pintando bien las cosas para el cuadro de Aguirre, que había perdido la iniciativa del juego y le cedía terreno al Zaragoza con demasiada facilidad. La entrada de Jurado por Costinha le dio un poco más de ritmo a los atléticos, porque contaban de pronto con un hombre más de ataque, y porque el canterano del Real Madrid lanzó una falta nada más salir que César, espléndido, atajó en un gran vuelo.
Se marchó el nuevo zurdo, Víctor Bravo, que tuvo un más que aceptable estreno, y entró en juego Agüero, al que el público recibió como un Mesías capaz de darle la vuelta al partido y, sobre todo, como el hombre capaz de proporcionar alguna alegría, que buena falta hace en la castigada ribera del Manzanares.
Pero pasaban los minutos y Agüero no aparecía, y mucho menos Torres, del que no se tuvieron noticias; si alguien tenía que reivindicarse en el partido ese era Fernando Torres, tan sólo dos goles en lo que va de temporada, ocho jornadas, y la sensación de que el hombre no acaba de encontrar al menos la forma que exhibió durante el pasado Mundial.
Al final, el Zaragoza, que había marcado al menos dos goles en todos sus partidos de Liga, se llevó el encuentro en una jugada defendida con mucha torpeza por los atléticos que terminó Óscar de cabeza sólo ante Leo Franco.
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