El Getafe hunde al Atleti
Empecemos por los fríos números: el Getafe se acostó anoche líder de Primera División y el Atlético, en puestos de descenso. Ahora profundicemos. El partido fue infame. Todo el mundo aseguraba goles y espectáculo y fue insoportable. Es lo que pasa con las promesas, que no valen nada.
Empecemos por los fríos números: el Getafe se acostó anoche líder de Primera División y el Atlético, en puestos de descenso. Ahora profundicemos. El partido fue infame. Todo el mundo aseguraba goles y espectáculo y fue insoportable. Es lo que pasa con las promesas, que no valen nada. Así que el bodrio se decidió de mala manera, con un gol de Pernía en el lanzamiento de una falta que sólo existió en la cabeza de Pérez Burrull. El tercer autor del gol fue la barrera del Atleti, que se abrió ante un tirito blando como si estuvieran jugando al balón prisionero. Que no me dé, que no me dé... A todo esto, el Getafe ya estaba con diez, lo que sucedía es que el Atlético estaba con dos o tres. Siendo generoso.
Entre tanta mediocridad, el equipo de Schuster al menos tenía un plan. Defensa de cuatro, con el volante derecho, Cotelo, más pendiente de frenar a Petrov que de mirar hacia delante. En el centro, Rivas y Celestini pegando, cortando y distribuyendo con criterio. Arriba, Güiza fue un náufrago, pero Riki le montó el lío a la defensa rojiblanca cada vez que recibía el balón. Por fortuna para García Calvo, fueron pocas.
Desastre. Y el Atleti, ¿qué?, se preguntarán. Pues tengo la sensación de que se quedó en el vestuario de Anoeta durante el descanso. Al menos, la parte de él que deslumbró ante el Barça. Lo que se vio ayer en el Calderón fue un fantasma. Un equipo roto por la mitad. Cuatro defensas, cuatro delanteros y, de enlace, Luccin y Gabi para luchar contra el mundo. El francés lo intenta siempre y gana a menudo, pero el canterano está desaparecido. Los de Bianchi tenían la pelota pero nunca supieron qué hacer con ella. Si acaso, dársela a Petrov y esperar un milagro que no llegó. Una media vuelta de Kezman, que sacó Luis García, fue la única ocasión realmente clara del Atleti en todo el encuentro.
Sin embargo, el Getafe obligó a Leo a hacer las tres paradas salvadoras de rigor. El trabajo psicológico de Schuster fue sensacional. Su equipo salió al Calderón con el mismo temor que si fuera el campo de mi barrio. Y el Atleti le dio la razón y no jugó mejor que el Moratalaz, pero su afición sí es la de un grande y acabó abroncándole.
Estamos en la quinta jornada y las aguas del Manzanares ya bajan turbias. La excusa, razonable, de los árbitros no puede tapar la realidad: este Atleti que gana al Barça pero no sabe qué hacer cuando le toca dominar es el mismo que fracasó los dos últimos años. Bianchi tiene que luchar contra un miedo instalado muy profundo en un equipo con mentalidad perdedora. Tiene los mimbres, pero el camino aún es largo. ¿Habrá paciencia? Para Schuster y el Getafe el miedo no existe. Ni la presión. Por eso es difícil aventurar su futuro. Tampoco importa ahora, el presente es espléndido. Madrid mira al Sur.
El crack
Riki
Cada vez que le llegó el balón, se las ingenió para crear peligro por potencia y velocidad. Un diamante.
¡Vaya día!
Gabi
Estuvo desaparecido ante sus ex y fue sustituido. Con cuatro atacantes, Luccin necesita su ayuda en el centro.
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