Poco Villarreal; mucho Sevilla
Diego Forlán recibío, en los prolegómenos del encuentro, la réplica de la Bota de Oro que le acredita como máximo goleador europeo de la pasada campaña, gracias a los 25 tantos que el urugayo consiguió
Riquelme se fue lesionado en el minuto 25 de la primera parte y con él, medio Villarreal. El otro medio estaba sobre el terreno de juego, perdido, sin rumbo, y ante un Sevilla que cogió el timón y que, de la mano de Kanouté, Kepa y compañía, demostró que este año no sólo es un equipo que crea ocasiones de gol, sino que también, juega al futbol. Ojo, porque cuando Kanouté empiece a acertar, temblaran todos los porteros rivales.
El Villarreal necesitaba despejar muchas duda en El Madrigal, tras la derrota la primera jornada de liga ante Osasuna y ante la visita el próximo miércoles del Manchester United en la Champions League. Recibía a uno de los gallitos de la temporada, al Sevilla de Juande Ramos. Máxima igualdad antes de comenzar el encuentro que se mantuvo hasta el final, ya que el encuentro finalizó con un empate a uno que dejó buen y mal sabor de boca a ambos conjuntos.
Los primeros minutos fueron una muestra de sutileza de ambos conjuntos, de futbol control, un tuya y mía que podía hacer que cualquiera de los dos conjuntos se adelantara en el marcador. Daniel Alves lo intentaba en los primeros minutos y Forlán contestaba en la portería contraria, y a punto estuvo de adelantar a los de Castellón en una jugada personal que falló clamorosamente. Cualquiera de los dos conjuntos podía marcar. La igualda era máxima... hasta que se lesionó Riquelme. El argentino se marchó al vestuario en el minuto 25 de la primera parte, entrando en el terreno de juego Hector Font en su lugar y hundiéndose con él el conjunto amarillo.
Los de Pelegrini perdieron el rumbo y la manija del encuentro la tomaron Kanouté y Kepa, que convirtieron los últimos minutos de la primera parte en un auténtico calvario para los amarillos. Primero Renato, después Kanouté y Maresca, pero fue Adriano el que se llevó el gato al agua. Balón que llega al área amarilla, Quique Álvarez intenta despejarlo y en su intento lo que hace es dejárselo en bandeja a Adriano para que ponga el uno a cero en el marcador. Y pudieron ser más, si, nuevamente Adriano, hubiera acertado a marcar un penalti de Arrubarrena. El defensa amarillo, de forma absurda, agarra a Kepa y éste, con mucha picardía, saca un penalti que el colegiado madrileño Megía Dávila no dudó en señalar. Raso y flojito, Adriano disparó y se fue por la derecha de la portería defendida por un Viera que se convirtió en el héroe del Villarreal en la primera parte.
El resurgir
No sabemos que les habrá dicho Pellegrini a sus hombres en el descanso, pero surtió efecto. La sombra del Manchester United, al que tendrán que enfrentarse en la Champions League, el próximo miércoles, en El Madrigal, comenzaba a aparecer y era necesario cambiar la imagen del equipo. Dicho y hecho.
Salió en tromba el Villarreal en la segunda parte. Parecía que volvía a comenzar el partido y era cuestión de tiempo esperar a que llegara un gol para uno u otro equipo. Juande Ramos, sin Adriano que se quedó lesioando en la caseta, necesitaba buscar un revulsivo e introdujo en el terreno de juego a Jesús Navas, intentando que el sevillano encontrara la conexión con Kepa y Kanouté que parecía que se había perdido. Finalmente, la balanza inclinó hacia el lado amarillo y Figueroa, con la pierna izquierda, en el minuto 72 de partido, ponía el empate a uno en el marcador.
Al final, satisfacción y decepción, a partes iguales en ambos conjuntos, porque ambos pusieron suficiente juego y ocasiones como para haberse llevado la victoria.
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