Gustavo Gimeno aporta solidez musical al controvertido ‘Eugene Onegin’ de Christof Loy

El futuro titular musical del Teatro Real forma un tándem ideal con el director de escena alemán en la ópera más famosa de Chaikovski junto a un excelente reparto encabezado por la soprano Kristina Mkhitaryan

Plano general de 'Eugenio Onegin', en el Teatro Real, con Juan Sancho (Monsieur Triquet) en el centro de la imagen.Javier del Real (Teatro Real)

“Van a ver ustedes dos óperas en una”, concluyó Christof Loy el pasado 16 de enero durante la presentación de su producción de Eugene Onegin, de Chaikovski, en el Teatro Real. Quedó claro durante el estreno del pasado miércoles día 22. Tras el sorprendente descanso en mitad del segundo acto, la escenografía abandonó toda narrativa realista y cinematográfica más o menos ambientada en la Rusia decimonónic...

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“Van a ver ustedes dos óperas en una”, concluyó Christof Loy el pasado 16 de enero durante la presentación de su producción de Eugene Onegin, de Chaikovski, en el Teatro Real. Quedó claro durante el estreno del pasado miércoles día 22. Tras el sorprendente descanso en mitad del segundo acto, la escenografía abandonó toda narrativa realista y cinematográfica más o menos ambientada en la Rusia decimonónica para sumergirse en la abstracción. La precisa separación de los telones para cada escena dio paso a un cuadro continuo frente a una pared blanca con un vestuario en negro que tan solo se romperá con el rojo de la sangre y el palabra de honor de Tatiana. Tras el extraño suicidio de Lenski y su posterior resurrección, o la conversión sin pausa de la polonesa que abre el tercer acto varios años después en un violento y neurótico ballet, no tardaron en escucharse algunos conatos de protesta entre el público.

Loy arriesga mucho en su segunda producción de Eugene Onegin, tras ambientarla hace más de dos décadas en la Rusia estalinista en La Monnaie de Bruselas. Esta nueva propuesta, que se estrenó en Oslo en 2020 e inauguró la pasada temporada del Liceu de Barcelona, es una reflexión en torno a la soledad en dos partes algo descompensadas en duración. En la primera, se muestra el anhelo de Tatiana por la soledad en el ambiente doméstico de una casa campestre, desde el inicio de la ópera hasta su fiesta de cumpleaños que abre el segundo acto. La segunda parte ahonda en la destructiva soledad que padece Onegin tras la muerte de su amigo Lenski en un entorno opresivo que mezcla sueño y realidad. Aunque la propuesta pueda ser controvertida, su realización intensifica y actualiza el novedoso drama intimista y psicológico que plantea Chaikovski en esta ópera. Y terminó por convencer a un sector del público que la aclamó, mientras otros abuchearon la aparición del equipo escénico.

'Eugenio Onegin', en el Teatro Real, con Bogdan Volkov (Lenski), Iurii Samoilov (Eugenio Oneguin), Kristina Mkhitaryan (Tatiana), Clara Navarro (bailarina/actriz), Frederic Jost (Capitán), Yannic Bosc (bailarín/actor), Katarina Dalayman (Lárina) y Victoria Karkacheva (Olga).Javier del Real (Teatro Real)

La producción se apoya en una espléndida dirección de actores y conjuntos a los que se suma la sencilla escenografía de Raimund Orfeo Voigt aderezada por el vestuario de Herbert Murauer y la iluminación de Olaf Winter. Loy refuerza el ambiente doméstico, en la primera parte, con siete bailarines que representan el servicio de la casa de Larina. Su frescura y desenfreno subrayan el contraste con la melancolía literaria de Tatiana. Y sobresalieron con el coro y los solistas en conjuntos literalmente abarrotados, como el vals del segundo acto, brillantemente coreografiado por Andreas Heise. Pero lo que impresionó especialmente fue el preciso retrato de cada uno de los protagonistas, cuyos cantantes parecen encarnaciones ideales, como fue el caso de ese Onegin algo macarra con un pendiente, un Lenski de porte angelical y una Olga escurridiza junto a su taciturna hermana Tatiana. Además, la evolución psicológica de cada uno de ellos se plasmó en la segunda parte con el único aderezo escénico de una pared blanca, casi un sello de identidad escénica de Loy, tal como vimos en Arabella hace dos años.

Pero la clave del éxito de esta producción de la ópera más famosa de Chaikovski reside en la música. Loy ha encontrado en Gustavo Gimeno al compañero ideal para dotar de una sólida argamasa musical a su propuesta escénica. El director valenciano, que debutó aquí en 2022 con una exitosa producción de El ángel de fuego, de Prokófiev, y asumirá en septiembre la dirección musical del Teatro Real, volvió a imponer su precisión, calidad e intensidad desde el foso. Lo comprobamos desde los primeros compases con ese carnoso e insistente tema de la enamoradiza Tatiana en los violines, reprobado una y otra vez por la madera, en un gesto musical que vaticina los fracasos amorosos que veremos en la ópera. Su dirección supo dar unidad dramática y propulsar el mosaico de escenas y motivos musicales que componen esta exquisita partitura. No renunció a cargar las tintas en buena sintonía con las voces, como pudimos ver en su inspirada escena de la carta o en el excelente final de la ópera. Y no me olvido de las danzas, como el vals, la polonesa y la escocesa, que elevó con gesto amplio y elegante.

Kristina Mkhitaryan (Tatiana) y Iurii Samoilov (Eugenio Oneguin), en 'Eugenio Onegin', en el Teatro Real.Javier del Real (Teatro Real)

La gran triunfadora de la noche fue la soprano Kristina Mkhitaryan, como Tatiana, dentro de un excelente reparto vocal. La cantante rusa brilló en la famosa escena de la carta, donde combinó un refinamiento en el fraseo, exquisitos reguladores y un poderío sísmico en los momentos más intensos. Junto a la escena final, que coronó clavando como un puñal el si natural sobreagudo de Proschai navyek! (¡Adiós para siempre!), fue lo mejor de la noche. El barítono ucraniano Iurii Samoilov compuso un cálido y versátil Onegin en sus monólogos, aunque brilló especialmente en la referida escena final con sus poderosos agudos. Su compatriota, el tenor Bogdan Volkov, se llevó otra de las ovaciones de la noche por su refinada y expresiva interpretación de la bellísima aria de Lenski con medias voces de gran clase.

La mezzosoprano rusa Victoria Karkacheva hizo suyo el ingrato papel de Olga, con un pequeño arioso como único momento estelar. Y fue todo un lujo contar con las veteranas Katarina Dalayman y Elena Zilio, respectivamente, en los papeles de Larina y Filípievna. El bajo ruso Maxim Kuzmin-Karavaev volvió a destacar en el escenario del Teatro Real con una solemne y humana aria del Príncipe Gremin. Y el tenor sevillano Juan Sancho abordó con elegancia las coplas de Monsieur Triquet, pero también con un matiz irónico que Loy reforzó vistiéndolo de payaso. La calidad del Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real volvió a ser determinante, una vez más, en otra gran noche de ópera en Madrid.

'Eugenio Onegin', en el Teatro Real, con Bogdan Volkov (Lenski) y Iurii Samoilov (Eugenio Oneguin).Javier del Real (Teatro Real)

Eugene Onegin

Música de Piotr Ilich Chaikovski. Libreto de Piotr Ilich Chaikovski y Konstantín Shilovski a partir de la novela homónima en verso de Aleksandr Pushkin. Katarina Dalayman.

Reparto: mezzosoprano (Larina); Kristina Mkhitaryan, soprano (Tatiana); Victoria Karkacheva, mezzosoprano (Olga); Elena Zilio, mezzosoprano (Filípievna); Iurii Samoilov, barítono (Eugenio Oneguin); Bogdan Volkov, tenor (Lenski); Maxim Kuzmin-Karavaev, bajo (Zaretski / Príncipe Gremin); Frederic Jost, bajo (Capitán); Juan Sancho, tenor (Triquet).

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.

Dirección musical: Gustavo Gimeno. Dirección de escena: Christof Loy.

Teatro Real, 22 de enero. Hasta el 18 de febrero.

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