‘Un bocado exquisito’, nadería danesa con pretensiones
Autor de una primera película formidable, el director Christoffer Boe se ha ido hundiendo, primero poco a poco, luego a toda velocidad, con sus siguientes trabajos
En literatura y en música se suele decir que la gran dificultad, más que en la primera obra, reside en la segunda novela o el segundo disco, cuando ya no hay sitio para el habitual torrente de creatividad inicial y sí para la confirmación de que hay no solo arte, estilo e ideas, sino también oficio y cosas relevantes que decir y que contar. En cine no se utiliza tanto el dicho de la encrucijada tras un primer estallido de calidad, pero el caso del danés Christoffer Boe es paradigmático.
Autor de una primera...
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En literatura y en música se suele decir que la gran dificultad, más que en la primera obra, reside en la segunda novela o el segundo disco, cuando ya no hay sitio para el habitual torrente de creatividad inicial y sí para la confirmación de que hay no solo arte, estilo e ideas, sino también oficio y cosas relevantes que decir y que contar. En cine no se utiliza tanto el dicho de la encrucijada tras un primer estallido de calidad, pero el caso del danés Christoffer Boe es paradigmático.
Autor de una primera película formidable, Reconstruction (2003), Cámara de Oro en el Festival de Cannes, aunque nunca estrenada comercialmente en España, y una de las favoritas del siglo XXI para el que esto escribe, Boe se ha ido hundiendo, primero poco a poco, luego a toda velocidad, con sus siguientes trabajos. Allegro (2006) aún mantenía algunas de las virtudes de su deslumbrante debut, sobre todo las sofisticaciones visual y sonora, aunque con sus primeros apuntes de vacuidad. Entre 2006 y 2013, cuatro títulos irrelevantes en los que solo quedaban sus ramalazos de estilo. Y, desde 2018, dos producciones convencionales: Expediente 64 (Los casos del Departamento Q), cuarta entrega de una saga de noir, basada en las novelas de Jussi Adler-Olsen, en la que al menos insuflaba solidez narrativa y su característica fuerza visual; y la que hoy se estrena en España, la nadería Un bocado exquisito.
Preciosista casi en cada plano, la película aglutina un drama sentimental a tres bandas, con personajes de cartón piedra, y la malsana obsesión por el triunfo de un cocinero que aspira a conseguir una estrella Michelin. No obstante, fracasa estrepitosamente en sus intenciones de unir la erótica de la cocina con la erótica del poder, y ambas con la erótica del fornicio. Siempre con un encuadre expresivo detrás de la manga, el director intenta magnificar una historia confusa, a pesar de ser muy básica, plagada de situaciones y diálogos muy por debajo de lo que se espera de sus creadores, Boe y el coguionista Tobias Lindholm, coescritor de Submarino, La caza y Otra ronda, y de la serie Borgen. Pero esta vez su bella fotografía y su lujoso empaque de color y diseño lo único que hacen es empequeñecer aún más la tontería con pretensiones que se está contando.
UN BOCADO EXQUISITO
Dirección: Christoffer Boe.
Intérpretes: Katrine Greis-Rosenthal, Nikolaj Coster-Waldau, Flora Augusta.
Género: drama. Dinamarca, 2021.
Duración: 104 minutos.