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Blogs / Cultura
El toro, por los cuernos
Por Antonio Lorca

José María Garzón, taurino orquesta, empresario y apoderado de éxito

El nuevo gestor de Córdoba y responsable de la carrera de Paco Ureña analiza la fiesta

Antonio Lorca
José María Garzón, en el callejón de la plaza de toros de Algeciras.
José María Garzón, en el callejón de la plaza de toros de Algeciras.

El aspecto de José María Garzón (Sevilla, 1973) es el de un emprendedor moderno -amigo de la innovación, agenda repleta, viajero infatigable-, pero él se define, ante todo, como un taurino vocacional desde pequeño. En verdad es un taurino orquesta, empresario de éxito en plazas tan importantes como Granada y Algeciras, entre otras, y, desde hace unos días, responsable también de la de Córdoba, y el único que ha conseguido contratar a José Tomás en sus dos últimas comparecencias en los ruedos; flamante apoderado de Paco Ureña, una de las primeras figuras del toreo actual; ganadero familiar hasta hace tres años, y aficionado práctico que se ufana de haber toreado en 25 festivales entre España y América.

Posee el título de perito agrícola, y nunca aplicó los conocimientos aprendidos. Trabajó en su juventud en un importante grupo de automoción andaluz, pero pronto abandonó la nómina por la llamada del toro.

-“Mi padre era un loco del toreo”, cuenta Garzón, “y sus cuatro hijos toreábamos todos los días después de comer en lugar de echar la siesta; por eso digo que lo mío es pura vocación”.

Sus progenitores fallecieron en un accidente de tráfico cuando José María tenía catorce años. “Esa fatalidad marcó mucho mi vida y me creó un lazo de unión muy fuerte con la fiesta”.

“La empresa taurina no está modernizada”

Así se explica que cuando estrenó la mayoría de edad hizo sus primeros escarceos como empresario taurino en pequeñas plazas portátiles, y, en compañía de sus hermanos, compró 50 vacas, alquiló una finca pequeña y se convirtió en ganadero.

-“Quizá, por todo ello, por la herencia familiar y mi vocación natural, lo dejé todo por el toro. A los seis meses de casado, llegué a mi casa y le dije a mi esposa: ‘esto se ha acabado’, y desde entonces me dedico a lo que de verdad me gusta”.

“Mi experiencia como empresario es positiva. Vivo de ello y reconozco que el negocio me va francamente bien. He sufrido fracasos grandísimos, pero han sido fundamentales para el éxito”.

José María Garzón, junto a José Tomás.
José María Garzón, junto a José Tomás.Arjona-Aplausos

Garzón habla con entusiasmo de su profesión; no en vano es un integrante destacado de la nueva hornada de jóvenes empresarios taurinos que trata de abrirse camino en un enmarañado, exclusivo e intrincado negocio a base de imaginación y planteamientos de la empresa moderna. Crítico con el sistema, desborda optimismo sobre el presente y el futuro de la fiesta de los toros, y no le duelen prendas reconocer los errores del sistema.

“La empresa taurina no está modernizada”, asevera José María Garzón. “Por lo general”, continúa, “no existe estructura ni mentalidad empresarial que permita avanzar; de ahí que yo me haya esforzado en crear una empresa con un equipo profesional ajeno al mundo del toro. En este sentido, he aprendido del fútbol. Y hasta que no me convencí de ello no empecé a funcionar”.

Garzón afirma que “la tauromaquia es la fiesta más arraigada de la cultura española”, pero no oculta sus problemas internos. “Estamos en el siglo XXI y debemos mejorar en muchos aspectos, reinventarnos, poner en marcha nuevas iniciativas, etc. No es admisible, por ejemplo, que las plazas sean tan incómodas; algo hay que hacer”.

“El buen empresario es el apoderado del público”

“Hemos perdido dos generaciones de posibles aficionados”; insiste. “Nos hemos acomodado, hemos creído que la gente seguiría acudiendo a las plazas por inercia, como sucedía hace unos años. Y no es así. Los culpables somos los profesionales, todos. Es verdad que acuden jóvenes y hay que cuidarlos; hoy manda el público y hay que educarlo para que se convierta en afición”.

- Se dice que los toreros cobran mucho…

- “Considero que hay que reestructurar los honorarios de los toreros. Algunos cobran por encima de lo que generan. Son artistas y sus ingresos deben estar en proporción a lo que producen en la taquilla”.

- Pero el que más cobra es José Tomás.

- “Tomás es el torero más rentable para la empresa”.

- ¿Es usted amigo del torero?

- “No. La relación que he tenido para su contratación en Algeciras y Granada la mantuve exclusivamente con su apoderado, y no ha habido más”.

- ¿Cómo se consigue convencerlo para que se vista de luces?

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- Esa pregunta había que hacérsela a ellos.

- ¿Intentará llevarlo a Córdoba?

- Ojalá. Rezo todos los días por ello. He asumido el compromiso de gestionar esa plaza de primera por obligación moral, y estoy muy ilusionado con el proyecto. Confío en mi equipo y saldremos adelante con la ayuda de todos. Yo solo soy el gestor”

- No es necesario preguntarle si Paco Ureña estará anunciado en la feria cordobesa.

- “Lo primero que quiero decir es que estoy encantado de ser el apoderado del torero, una figura indiscutible, que se ha ganado un hueco en todas las ferias importantes y en buenos carteles. Todavía guarda un potencial enorme, y creo que aún está a un sesenta por ciento de su capacidad. No hay que olvidar que la pérdida de un ojo exige mucho rodaje”.

- ¿Y no ha soñado usted nunca con vestirse de luces y cambiar el ordenador por la muleta y la espada?

- “Nunca quise ser torero, solo aficionado práctico”.

- Prefiere ver los toros desde el despacho…

- “Sí, porque el buen empresario es el apoderado del público, y me siento muy empresario cuando defiendo los intereses de quien pasa por la taquilla. Trabajo para que el festejo taurino sea un espectáculo entretenido y emocionante”.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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