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Columna
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Retrato del político adolescente

Una vez liberada la energía adolescente, es muy difícil contenerla. Los adultos más resignados dejan que se exprese y recogen los pedazos al final de la descarga de furia

Tráiler de la segunda temporada de la serie.
Sergio del Molino

La mejor crónica de la crisis catalana, en su versión más CDR y de contenedor ardiendo, la ha contado una serie británica titulada The End of the F***ing World (El fin del p*to mundo, vaya, sin que le vea yo necesidad ni gracia alguna a esos asteriscos impronunciables). En ella, dos adolescentes de un pueblo deprimente y postindustrial se escapan de sus casas. Ella, Alyssa, es una nihilista a cuyo lado Nietzsche parece un psicólogo de autoayuda; él, James, es un aspirante a asesino psicópata que planea matar a Alyssa. Juntos protagonizan una road movie descacharrante, esteticista y frenética que retrata muy bien en qué consiste la adolescencia.

Escuchando a la líder de Arran el otro día anteponiendo los derechos colectivos a los individuales, pero también a muchos de los que arman bronca por las calles y entonan alegatos espesos contra la puta España (sin asteriscos en puta) e incluso a un presidente de la Generalitat que parece un agitador fanzinero de instituto, me acuerdo siempre de Alyssa y James. Todos encarnan esa misma rabia sentimentaloide, esa búsqueda a ciegas de enemigos, esa necesidad de dar portazos y gritarles a los adultos (a los putos adultos, simbolizados en la madrastra España) que tú no me entiendes y ojalá no hubiera nacido.

Una vez liberada la energía adolescente, es muy difícil contenerla. Los adultos más resignados dejan que se exprese y recogen los pedazos al final de la descarga de furia. Los demás se desesperan intentando reprimir algo irreprimible, porque no responde a más razón que la hormonal.

Décadas de infantilización social y de convencimiento narcisista de que alguien tiene la culpa de lo que nos pasa cuando no nos pasa nada nos han llevado a este lío culebrónico que lleva demasiadas temporadas y del que ningún narrador sabría escribir un final feliz.

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Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

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