Elvira Lindo: “No se puede escribir de todo con humor”
La escritora recibe el próximo sábado el premio BBK Ja! Bilbao
El humor es clave la escritura de Evira Lindo (Cádiz, 1962). Es la herramienta más poderosa de su famoso personaje Manolito Gafotas y subyace también en la mayoría de sus novelas, artículos y relatos. El próximo sábado recibe el Premio BBK Ja! Bilbao.
¿Qué libro le hizo querer ser escritora? Con Mujercitas, como tantas niñas, fui consciente de que tras un libro hay alguien que escribe y empecé a escribir como un juego, pero los libros que me indicaron un camino a seguir fueron Huckeberry Finn y Guillermo el Travieso.
¿El último que le ha gustado? Me pareció lleno de hallazgos verbales y de reveladoras escenas tragicómicas el libro de cuentos de Jorge de Cascante Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo. Y Voces de Chernóbil, que no había leído, de Svetlana Alexiévich.
¿Uno que no pudiera terminar? Termino todos los que empiezo, no por gusto, sino por un impulso neurótico, así que pierdo mucho tiempo en cosas que no me interesan.
¿Y uno ajeno que le habría gustado escribir? ¿Y por qué querría yo escribir el libro de otro? Más bien hay libros que me provocan asombro, admiración rendida: ¿cómo el autor obró el milagro? ¿Cómo consiguió Lorca, en Doña Rosita la Soltera, contar una historia demoledora bajo una apariencia de cursilería?
¿Se puede escribir de todo con humor? No, claro que no. A nadie le gusta que se burlen de su desgracia, incluido al humorista, que debe tomar nota de esta premisa cuando comienza su oficio, porque a menudo se da el caso de que el cruel suele tener la piel muy fina. Como decía Gila, la burla es dañina y el humor mejora el mundo.
Recomiéndenos un libro en el que el humor sea un elemento fundamental. La Biblia, por así decirlo, es Don Quijote. Me encantan las memorias de Louis Armstrong, Fernán Gómez, Gila, Harpo, tienen algo de pequeños pícaros. Y Edna O’Brien narrando la adolescencia de una chica en el campo irlandés me lleva a la sonrisa siempre.
¿Qué canción escogería como autorretrato? Smile, de Charles Chaplin.
Si no fuera escritora, ¿qué le gustaría ser? Actriz tragicómica.
¿Cuál es su película favorita? Las noches de Cabiria y cualquiera en la que aparezca Giulietta Masina.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? La arrogancia. En España, en muchas ocasiones, es un derivado del clasismo. Respetamos al arrogante y despreciamos al sencillo, al humilde. Ya lo dijo Cervantes.
¿Qué encargo no aceptaría jamás? Uno que me obligara a viajar en avión de un lado a otro del mundo.
¿A quién le daría el Premio Cervantes? El Cervantes es ese premio en el que el premiado suele decir: “Me siento muy agradecido o agradecida, pero llega tarde”. Me dan pena esas personas tan mayores sometidas a unos protocolos agotadores. De cualquier manera, no se lo desearía a personas cercanas por el lío que conlleva y la envidia absurda que despierta. A un escritor le deseo muchos lectores.
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