Productores

Son dos formas de entender el entretenimiento con un denominador común: sus productores son grandes realizadores. The Good Fight (Movistar +), una serie de abogados, cuenta entre sus productores con Ridley Scott. No Limit (Cosmo TV), una serie de acción, tiene a Luc Besson como su máximo responsable.

La producción en la que participa Scott es una secuela de otra, también de abogados y también excelente: The Good Wife. En la actualidad se emite su tercera temporada y ya se anuncia una cuarta. Un despacho de abogados mayoritariamente afroamericanos con una blanca, hierática e impecable Christine Baranski en el papel que ya había desempeñado en The Good Wife y con todavía mayor protagonismo. Sigue de cerca la actualidad estadounidense y son muy frecuentes las críticas al Gobierno de Trump, críticas probablemente mucho más inteligentes que el propio Gobierno. Una serie en la que los diálogos y las situaciones se encadenan con eficacia, pensando siempre en el sofá que hay que llenar.

No Limit encaja muy bien en el perfil de su creador Besson, responsable de largometrajes como El quinto elemento o Nikita, dura de matar, por no citar a esa interminable saga de Taxi. La acción es la base. Vincent Elbaz es su protagonista, un profesional curtido en mil batallas que irá salvando al mundo en cada capítulo con la insensatez propia de a quien le ha sido diagnosticada una enfermedad terminal que quizá pueda retardar con un tratamiento experimental y costoso a cambio de colaborar con un servicio secreto. Y, como las desgracias nunca vienen solas, también tendrá que lidiar con la incomprensión de una hija adolescente, en plena edad del pavo.