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Columna
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Giancarlo

Giancarlo Giannini es un grande a la altura de los grandes, desde el inimitable Albertone, al bello Marcello

Ángel S. Harguindey
Giancarlo Giannini en 'Un asunto de familia'.
Giancarlo Giannini en 'Un asunto de familia'.

Un asunto de familia es una interesante serie italiana de 12 capítulos (Sundance TV). Si la Mafia y la política, dos mundos con frecuencia interrelacionados, han sido un manantial inspirador para los creadores de series, la familia no le ha ido a la zaga para sus guionistas. Al fin y al cabo, esa piedra angular de la cinematografía italiana que fue el neorrealismo no deja de ser una serie de variaciones sobre la familia considerada como una de las bellas artes de los conflictos.

Es, también, una extraordinaria demostración de la calidad interpretativa de un actor de 76 años que ha tocado todos los palos narrativos imaginables, desde la comedia, Mimí metalúrgico, herido en su honor, al exquisito melodrama, El inocente, sin olvidarnos de sus colaboraciones con Coppola (New York Stories), Ridley Scott (Hannibal) o en dos largometrajes de la saga de James Bond. Giancarlo Giannini es un grande a la altura de los grandes, desde el inimitable Albertone, al bello Marcello. En la serie es el patriarca Liegi, un gran cacique de Livorno aquejado de alzheimer que trata de recuperar el amor de su hija y conocer a su joven nieta tras años de distanciamiento por su despotismo, un rasgo de la personalidad habitualmente unido al éxito empresarial.

Hija y nieta son radicalmente diferentes: insegura la madre, sensata la hija, aunque unidas por una circunstancia especial: las dos se han embarazado antes de la mayoría de edad. El marido y padre es capitán de la Armada, estricto y comprensivo y Livorno es el paisaje urbano, una ciudad que compatabiliza la Academia Naval con haber sido el lugar donde se fundó el Partido Comunista. Una hábil, apreciable y placentera combinación.

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