‘The Affair’ ante el precipicio
Ya en la recta final de su cuarta temporada, esta serie es una historia de gente incapaz de seguir adelante, y por eso, como espectador, es una experiencia frustrante
La cuarta temporada de The Affair (en España, en Movistar Series) ha entrado en su recta final. Muy poco se habla ya de la serie que los Globos de Oro coronó como mejor drama en 2015 y que, a estas alturas, muchos de sus espectadores iniciales han ido abandonando. Solo la sacudida que ha recibido en el octavo episodio (el mejor de lo que va de temporada) ha logrado algo de repercusión. La próxima tanda de capítulos será la última de esta historia que ya no puede estirar mucho más una fórmula que en sus comienzos funcionó muy bien pero que ya está demasiado desgastada.
Con un grupo de personajes atormentados y siempre dispuestos a tomar la peor decisión y más egoísta posible, la originalidad de esta serie está en el juego de puntos de vista que plantea. La historia se va narrando desde las diferentes perspectivas que ofrecen los personajes, de forma que el espectador podía ver algunos acontecimientos de dos formas totalmente distintas en función del prisma desde el que se mostrara. Los personajes se transformaban según quién contase la historia y los recuerdos diferían tanto que el espectador se veía obligado a entrar en un juego en el que nunca sabía quién contaba la verdad porque cada uno contaba su verdad.
Pero a estas alturas, ese juego —que ha ido dando entrada a más perspectivas, incluso algunas ajenas a los cuatro implicados en la aventura amorosa y el misterio con que arrancaba la historia— ya es lo de menos. Ahora The Affair es un drama de personajes destrozados que tienen la opción de cambiar de vida y aprovechar una segunda oportunidad o aferrarse a lo que tenían. Gente atrapada por un pasado que no consigue quitarse de encima o que tiene que cumplir con unas expectativas inalcanzables. También es una historia de gente incapaz de seguir adelante, y por eso, como espectador, ver The Affair llega a ser una experiencia frustrante.
La serie —y sus personajes— camina por el borde del precipicio desde hace tiempo. Ahora han vuelto a sacudir el árbol para intentar apurar los últimos frutos que le puedan quedar. Parece que ya solo unos pocos averiguaremos si el viaje ha valido la pena o hemos perdido demasiado tiempo asomados al abismo.
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