‘Here and now’, la serie que no te juzga
Alan Ball se mete hasta la cocina de sus personajes, transpira su infelicidad, vive de sus errores y observa su evolución
En Here and Now hay un padre depresivo que se acuesta con una prostituta. También una hija que utiliza a un modelo como hombre objeto para escapar de su perfecta vida. Una hermana que pierde la virginidad con un desconocido llevando una máscara de caballo. Un vecino que quiere esconder su religión y orígenes para no ser denigrado en su comunidad. Y un hijo musulmán y de género fluido que se pone hiyab en casa. Todos son imperfectos. Pero no hay prejuicios.
Alan Ball nunca juzga a sus personajes. El guionista se mete hasta su cocina, ese retrato del alma americana más burguesa del siglo XXI, para quedarse mirándolos. Transpira su infelicidad, vive de sus errores y observa su evolución. Lo hacía en las punzantes American Beauty y A dos metros bajo tierra (de las que esta bebe sin esconderlo) e incluso en la imperfecta True Blood, un grito a la liberación entre magia y sexualidad. En su nueva serie también hay sucesos paranormales, si bien vuelven a ser excusa para mantenernos intrigados mientras dirimimos la psicología de los personajes, lo único relevante.
La ficción de HBO presenta otra familia disfuncional capitaneada por Tim Robbins y Holly Hunter, pero como giro, dado que los hijos son de diferentes países, este casoplón de Oregón también se convierte en reflejo de la diversidad de EE UU. Esa pluralidad de razas, opiniones y opciones sexuales siempre ha sido epicentro de la narrativa de Ball. Eso dibuja en sus guiones aquel país tan vasto. Problemas escondidos en el interior de un hogar marcado por la enfermedad, el sexo y las drogas.
Here and Now es reflexiva, personal, emocionalmente complicada y tan contradictoria como la vida, pero que no os suelten esa habitual excusa para no pensar que clama que es lenta y que no pasa nada. En una reflexión interior de un personaje creado por Alan Ball, en una de sus tristes miradas, ocurren cosas más relevantes que en una veintena de episodios de 24 quemando trama. Gracias a él, nosotros tampoco nos sentimos juzgados. Vivimos el aquí y el ahora.
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