Romanticismo
‘The Frankenstein Chronicles’ es una inteligente mezcla del legendario mito de la inmortalidad con la intriga de descubrir a un asesino
The Frankenstein Chronicles es una excelente serie británica estrenada en 2015 por la cadena ITV y que ahora se puede ver en Netflix. Con un espléndido Sean Bean (Ned Stark en Juego de tronos), recrea el mito creado por Mary Shelley, aunque añade un componente policiaco. En realidad, es una inteligente mezcla del legendario mito de la inmortalidad con la intriga de descubrir a un asesino.
Naturalmente, una variación de la novela de Shelley que respeta el esquema de la literatura gótica exige una ambientación romántica: castillos ruinosos, criptas, pasadizos, personajes insólitos y almas cándidas en peligro. Todo ello, y más, se encuentra en The Frankestein Chronicle, pues a un cuidado reparto, vestuario y fotografía se añaden unas localizaciones absolutamente funcionales que, sin embargo, no enturbian el desarrollo de la historia, sino que la apuntalan, un mérito que hay que achacar a Benjamin Ross y a Barry Landgford, guionistas y directores de los seis capítulos que la conforman.
En realidad, la serie, como la novela original, no deja de ser un enfrentamiento entre el respeto por la ley y el orden establecido, encarnado en su protagonista, el detective John Marlott, y los avances científicos que bordean el delirio. La acción transcurre en el Londres de 1827, un año elegido con toda propiedad, pues es en el que muere el poeta, pintor y grabador William Blake, personaje también esencial en estas crónicas, no tanto por su presencia física, que es secundaria, como por su denuncia de la injusticia social y su defensa a ultranza de la imaginación: “Para ver un mundo en un grano de arena / y un paraíso en una flor silvestre / sostén el infinito en la palma de la mano / y la eternidad en una hora”, dejó escrito en Augurios de inocencia. La producción, por su parte, es notable, pues no en vano la cadena es la responsable de la magnífica Dowton Abbey.