El final de ‘El accidente’: dos muertes, una huida y varias dudas
La serie de Telecinco se ha despedido manteniendo su mezcla de 'thriller' y drama y dejando algunas cuestiones pendientes
Todo empezó con un accidente. O, en realidad, con dos. Uno, de un avión en el que se suponía que viajaba José Espada (Quim Gutiérrez) pero resulta que no iba en él. Otro, de un camión que transportaba cerdos pero que pone al descubierto, a ojos del espectador, un entramado de tráfico de drogas. Dos accidentes como detonantes de todo lo que ha venido después en los 13 capítulos de la serie de Telecinco El accidente. Una serie que, en principio, está pensada para tener solo una temporada. Y así parece indicar su final, emitido este martes, una conclusión que también deja muchos interrogantes en el aire. (A partir de aquí, detalles del último capítulo).
El accidente se ha movido entre el thriller y el drama, y ese tono lo ha mantenido en el último capítulo, donde todo se ha ido cociendo a fuego lento en emocionantes despedidas hasta que en los últimos 15 minutos todo ha explotado. Todo el embrollo en el que José había metido al resto de su familia y allegados no podía terminar bien. En la vida real, muchas veces los malos ganan y los buenos pierden. Era hasta justo que José muriera, seas Quim Gutiérrez o Pepito Pérez. Todo correcto en el final hasta que se llegaba a la última secuencia de la serie, que muestra la vida después de la matanza que se produce en el hotel, donde caen policías (que minutos antes estaban viendo un partido de fútbol en vez de hacer su trabajo), villanos y la hermana de Jôao y José. El cuadro familiar que se muestra después es idílico, con los supervivientes rehaciendo su vida. Pero resulta que Jôao, sin saber bien cómo, escapó de aquel desaguisado y espía a Lucía y sus hijos. Un hombre en silla de ruedas, sin ayuda, al que le están apuntando con un arma, escapa. Cosas que pasan en las series y las pelis.
En realidad, pocas muertes han sido las del final en un grupo de personajes a cada cual más torpe, más metepatas y más insoportable. Salvo tres o cuatro, el resto se habían merecido la muerte en varias ocasiones. Desde la vecina metomentodo, pasando por su marido, que solo aporta algo en momentos determinados para complicar todo más, hasta un niño insoportable o una madre de José que parece solo molesta. Mejor fortuna han corrido los personajes malvados. Jôao, interpretado por un espléndido Eusebio Poncela, ponía la piel de gallina. Su hermana Lula (Elena Seijo) fue creciendo para desvelarse como otra gran villana. E Inma Cuesta ha dado a Lucía un tono apropiado de mujer fuerte y, al mismo tiempo, llena de debilidades.
El final ha dejado también abiertas muchas historias. Algunos espectadores han echado de menos explicaciones al destino de María (Berta Vázquez) o de los vecinos (Pilar Gómez y Daniel Albaladejo). Pero la vida es así y nadie obliga a nadie a detallar el futuro de cada personaje. Es una opción que toman algunas series (y películas), pero otras no. Cada uno es libre de imaginar.
Como suele ocurrir con los thrillers, a El accidente le han sobrado capítulos, personajes y giros de guion. Llegó un punto en el que parecía que la cosa iba a seguir dando vueltas una y otra vez y que la historia no iba a llegar a ningún punto. Aun así, el resultado en general ha cumplido con las expectativas una vez que el espectador había entendido que la cosa no iba del misterio de un hombre que desaparecía y dejaba a su esposa y su hijo por otra mujer, sino que la cosa iba de narcotráfico, del mal y el bien, y de gente con buenas intenciones que se mete en líos tremendos que no saben manejar.
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