Ana Rosa Quintana: “He vivido el machismo como empresaria. Me han ninguneado”
La 'reina de las mañanas' de la televisión afronta una nueva etapa en su programa tras salir con polémica de la que fue su productora, Cuarzo
Unos minutos después de finalizar el directo y tras cambiarse de ropa, Ana Rosa Quintana aparece rodeada de siete asistentes entre peluqueros, estilistas y dos responsables de prensa, la personal y la de Mediaset. Se trata de la reina de las mañanas, puede que directamente la soberana de la tele en España. Acaba de cumplir 62 y tanto ella como El Programa de AR están viviendo una revolución. Ana Rosa ha dejado de ser socia de Cuarzo después de cumplir contrato con dicha productora, que desde el pasado 31 de diciembre ya no produce el programa de Telecinco. Ahora lo hace Unicorn, creada por Xelo Montesinos (antigua directora general de Cuarzo) que también ejerce de directora del programa.
Quintana no forma parte de la nueva productora, ya que se confiesa “agotada” de su faceta de empresaria. Ha demandado a Cuarzo por presunto incumplimiento a la hora de vender las acciones que tenía en la compañía, y por si fuera poco, 18 trabajadores del programa de la plantilla de Cuarzo se han visto en la calle con los cambios. Ana Rosa asegura que no tiene poder de decisión en este asunto. “Es un tema entre empresas en las que no estoy. Me duelen las personas que se han quedado fuera, pero estas cosas son así. Los afectados saben que en lo personal pueden contar conmigo para lo que quieran y espero que se solucione pronto”. Al mismo tiempo, 2018 ha comenzado increíble para su programa, con los índices de audiencia varios puntos por encima de su principal competidora Susanna Griso, y con una Ana Rosa que se declara “a favor de obra” para enfrentarse a otro rey de las pantallas. Desde el próximo miércoles, El Programa de AR durará hora y cuarto más, hasta las dos de la tarde, metiéndose de lleno en la franja del Al Rojo Vivo de Antonio García Ferreras.
Como una simple “empleada de Mediaset” y confiada en que “ni la nueva productora ni la cadena vayan a hacer algo que me haga sentir incómoda”, Ana Rosa vive su año 14 al frente del magacín líder de las mañanas sin síntomas de cansancio. “Me apasiona el periodismo. Esto no es un trabajo, es una forma de vida y no lo hago por dinero. He sobrevivido porque tengo cierta habilidad para ver lo que interesa. La clave es estar alerta y pedirte más a ti misma y a tu equipo, y sobre todo generar ilusión”. Defiende el formato con vehemencia. “Se es muy injusto con los programas de televisión. Aquí hacemos el mismo periodismo, con el mismo rigor. Pero hemos sido tratados siempre como periodistas de segunda, con exclusivas de segunda”.
La competencia
La presentadora niega que a la audiencia de la mañana se le ofrezca sobre todo sucesos y corazón, y habla sin problemas de sus contrincantes. “Susana (Griso) y yo somos rivales duras. Lleva diez años con Espejo Público. No veo su programa, y si dices que se parece al mío pues pregúntale a ella, nosotros empezamos antes… Hablamos en momentos importantes, como la muerte de su madre, pero cuando nos ponemos delante de la cámara, yo quiero ganar y ella quiere ganar”, explica, e intenta sin demasiado éxito zanjar la reciente polémica con María Casado (La mañana de La 1), que llamó a Ana Rosa en una entrevista “reina emérita”. “No estoy enfadada, pero llamar emérito a alguien que se levanta a las cinco de la mañana… Sinceramente espero vivir mejor cuando sea emérita. Hay que mirar en el diccionario lo que significa. Bueno, muchas veces se hablan cosas que se sacan de contexto…” sentencia para segundos después dejar caer un “…y no se miran las audiencias”.
Para Ana Rosa no hay sexismo en las parrillas televisivas. Para prueba, el éxito de su próximo rival, Ferreras, al que asegura que alguna vez ha vacilado incluyéndole en el grupo de reinas de la mañana. “He vivido el machismo como empresaria. He sentido que me han ninguneado bastante, no digo tanto los clientes como los socios”. Una de las comunicadoras más importantes sabe lo que es el techo de cristal. “Lo ves cuando llegas a las moquetas, a los partidos de golf y a las comidas… Lo de los consejos de administración de las empresas periodísticas es una vergüenza. Mira a ver cuántas mujeres dirigen periódicos nacionales o cuántas consejeras delegadas hay en las productoras. Esto no puede ser. El techo se ve cuanto más te acercas al dinero y sobre todo al poder”, denuncia.
Muchos la tachan de conservadora. “No soy anti Podemos y de hecho me parece fundamental la llegada de gente nueva, pero no tengo la culpa de tener esta cara de niña buena. En mis mesas soy muy estricta con la pluralidad. Quiero que estén representadas todas las sensibilidades”.
Califica de “fantástico” el discurso feminista de Oprah Winfrey en los Globos de Oro, pero no quiere que se la compare con ella. “En Estados Unidos cuando un periodista tiene influencia la tiene de verdad. Aquí no influimos a nadie. Es un mal momento para la prensa, si hay políticos señalando a periodistas es culpa nuestra porque se lo consentimos. Si les plantáramos no volvería a pasar”.
No se ve haciendo un reality cuando se retire como hizo su predecesora en el trono, María Teresa Campos. “No sé bailar ni cantar ni actuar. Me gustaría hacer reporterismo con profundidad y con tiempo, pero lo doy por imposible. Lo único que voy a hacer ahora después de cinco horas diarias de programa es yoga y pilates”, concluye entre risas.
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