‘La casa de papel’ prepara el golpe perfecto
El equipo detrás de 'Vis a vis' rueda un nuevo 'thriller' que Antena 3 estrenará en primavera
De cárcel de mujeres a Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. La misma nave en la que se rodó Vis a vis es ahora el plató de la grabación de La casa de papel, el thriller que Antena 3 estrenará esta primavera y que cuenta con gran parte del equipo que trabajó tras las cámaras en la historia de las presas de Cruz del Sur.
La galería que antes acogía el pasillo central en el que se distribuían las celdas de la cárcel, con su escalera, se ha transformado en el museo de una Fábrica Nacional de Moneda y Timbre que se ha reinventado para la serie —"la real es muy fea por dentro", confiesa entre risas el director de Fotografía Migue Amoedo—. Donde antes había paredes de hormigón ahora hay molduras, artesonados y dorados. "El espacio es el mismo pero lo hemos transformado totalmente, le hemos dado otro aspecto más señorial", explica Amoedo. Una reinvención que también se nota al otro lado de la pantalla. "Somos el mismo equipo renaciendo, ahora somos mucho más sabios, menos inocentes. Esta serie tiene un poquito más de mala leche", prosigue el responsable de la factura visual de la ficción. "Somos una herencia directa de Vis a vis", añade el director Jesús Colmenar. "No es Vis a vis 2, pero tiene cierto eco", dice quien también es productor ejecutivo, junto a Álex Pina, de la serie producida por Vancouver Media.
"Ustedes están aquí en calidad de rehenes. Si obedecen, les garantizo que saldrán con vida". El personaje que interpreta Pedro Alonso está en el centro de un círculo formado por rehenes con antifaz y atracadores con máscaras de Dalí en la secuencia a cuyo rodaje asiste EL PAÍS. La casa de papel es la historia de un atraco perfecto a cargo de siete ladrones que no tienen nada que perder y que toman como rehenes a 67 personas dentro de la Fábrica de Moneda y Timbre. La policía les tiene sitiados. Pero eso no les preocupa: su intención es permanecer 11 días, el tiempo necesario para imprimir 2.400 millones de euros.
"Es una serie con mucho rock and roll, muy cañera", describe la actriz Úrsula Corberó, Tokio en la ficción, una de las ladronas. Y no solo habla de la historia que cuenta, porque la apuesta visual y la narración juegan papeles fundamentales. "Está siendo un rodaje intenso sobre todo a nivel físico. Las armas pesan, yo peso 46 kilos, no había manejado armas, y hay mucho grito, mucha intensidad, mucha violencia, y eso es agotador", describe la actriz. "Llego a casa con adrenalina pura todos los días y reventada. Pero ese rol me activa muchísimo", añade.
El rodaje también está siendo duro para María Pedraza, que en la serie da vida a la joven Alison Parker, un rehén un tanto especial porque es hija del embajador británico. "Me está resultando difícil por las circunstancias, hace mucho frío, las escenas son difíciles porque tienes que estar todo el rato con tensión y miedo, y al final sientes eso en el cuerpo". Miguel Herrán, ganador del Goya como actor revelación en 2016, se enfrenta a su primera serie para dar vida a otro de los ladrones, Río. "Tratamos un tema que todos hemos pensado al pasar junto a ese edificio y saber que ahí se hace el dinero: ¿y si paso un par de horitas y me hago un par de millones y me voy? No robas a nadie, robas al sistema", defiende.
La casa de papel lleva al formato seriado un género, el de los atracos, tratado con frecuencia en el cine de entretenimiento. Pero suma otros ingredientes. "Nace del espíritu de llevar el mundo cinematográfico y el tono del primer Tarantino a la televisión", cuenta Jesús Colmenar. "Se mueve en la doble dimensión entre la intensidad, la acción, la violencia, y el humor negro. Además de un trabajo de diálogos muy fino", continúa el director de esta serie que estará compuesta de una sola temporada de 18 capítulos que se emitirá en dos partes, antes y después del verano.
Colmenar también resalta la estructura temporal. "El atraco está narrado casi en tiempo real y, mientras, vamos saltando a un flashback de una convivencia de seis meses que tuvieron los secuestradores mientras preparaban el golpe". Tras un arranque "muy potente", se irá dando protagonismo a los dilemas morales y los conflictos internos de los personajes.
Después de una pausa para comer, toca repetir la misma secuencia pero ahora desde otro ángulo, en una coreografía de 360 grados compleja de preparar que necesita varios ensayos. "Hay planos arriesgadísimos, loquísimos, con muchísima gente. A veces hace falta dos o tres días para una sola secuencia", explica Esther Acebo, que interpreta a la secretaria del director de la Fábrica de Moneda y Timbre, una de las rehenes que tendrán relevancia en la trama.
Porque con La casa de papel, sus responsables quieren dar un paso más allá de lo que hicieron con Vis a vis. Amoedo, por ejemplo, dice estar explorando el neoexpresionismo. "Las cosas están cambiando y las series tienen que ser un reflejo de la sociedad. Este momento me parece muy parecido al de cuando surgió el neoexpresionismo alemán. Estamos en una situación en la que nos estamos apartando del positivismo y estamos cayendo en cierto nihilismo, y quiero reflejarlo a nivel estético", dice Amoedo, ganador de un Goya en 2016 por La novia. De ahí su apuesta por ópticas y ángulos de cámara poco habituales en la televisión. "Estamos yendo a más angulares y hemos perdido la altura de los ojos, vamos con muchos contrapicados o picados". Una marca de identidad que también les ha obligado a tener unos decorados más trabajados. "Cuando empezamos a rodar, no habíamos terminado los decorados, por eso tuvimos que empezar por los exteriores. Ha sido un arranque de rodaje muy duro", remata Amoedo.
Del amarillo de las presas al rojo de los ladrones
Uno de los hallazgos de Vis a vis que Migue Amoedo destaca es la apuesta por un color como seña de identidad visual. Mientras que en la serie que protagonizó Maggie Civantos fue el amarillo el color dominante, ahora la apuesta va hacia el rojo. "Hicimos un montón de pruebas de vestuario para dar con un color que nos gustara", cuenta Amoedo.
Finalmente se decidieron por que los atracadores llevaran monos de color rojo. "Y todo está en relación a ese tono, obviando el resto de colores primarios. No hay azules, amarillos o verdes. Fue un hallazgo de Vis a vis que hemos adoptado como bandera".
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