Rodaje en el paraíso
La serie 'Crimen en el paraíso' se graba en el archipiélago francés de Guadalupe, en el mar Caribe
Botellas de agua, hielo y ventiladores son los bienes más preciados en el set de rodaje de Crimen en el paraíso. Litros y litros de agua fría (el equipo de producción es incapaz de calcular cuántos beben cada día), que se convierte en caldo minutos después de salir de la nevera, ayudan a soportar las largas jornadas de rodaje a temperaturas que en agosto y septiembre superan los 40 grados con altísimos niveles de humedad. A esto hay que sumar los repentinos aguaceros. El precio para grabar en el paraíso parece ser pasar mucho calor, mucha sed y sudar mucho.
Son las condiciones de grabación que impone el archipiélago caribeño de Guadalupe, a donde EL PAÍS ha acudido invitado por el canal Cosmo para asistir al rodaje de Crimen en el paraíso. Mientras en el Caribe graban la sexta temporada, la cadena española estrena este domingo a las 21.30 el primer capítulo de los ocho que componen la quinta entrega. "La única solución es beber mucha agua. Lo peor de esta serie para mí es quitarme la camisa, ponerme la camisa, quitarme la camisa, ponerme la camisa... Alguien lo contó el otro día y lo hice 48 veces. ¡48 veces!", explica Kris Marshall, protagonista de la ficción.
El actor británico, conocido por películas como Love Actually o Un funeral de muerte, interpreta aquí a Humprey Goodman, el inspector de policía a cargo de la comisaría de la isla de Saint Marie. Cada capítulo de la serie plantea un caso, un crimen con un grupo reducido de sospechosos que al final del episodio serán reunidos por el inspector para desvelar lo que ocurrió realmente y el nombre del culpable. Un esquema muy sencillo que responde al de los clásicos whodunits, contracción de "¿quién lo ha hecho?" en inglés que sirve de etiqueta a un género con gran tradición en el mundo anglosajón y al que Crimen en el paraíso añade el factor caluroso y exótico de su localización.
Porque Saint Marie, la isla que posiblemente tenga el mayor índice de asesinatos por habitante, está en realidad en las islas francesas de Guadalupe, territorio europeo en las Antillas que fue bautizado así por Cristóbal Colón. Con una población de algo más de 400.000 habitantes, el turismo es el principal motor económico en un lugar con mejores infraestructuras y más próspero que otras islas de la zona y que entre sus atractivos naturales, además de sus paradisíacas islas, cuenta con el volcán activo de La Soufrière. La serie se graba en la pequeña localidad de Deshaies, en la zona noroeste de la isla de Basse-Terre. "Cuando el creador de la serie [Robert Thorogood] escribió la primera temporada, buscaban un paraíso tropical con sol y playa. Y Guadalupe lo tiene todo. Además, es accesible y tiene un colorido maravilloso", explica Sue Howells, productora de la sexta temporada.
Cuando EL PAÍS visita la grabación, el equipo se encuentra rodando en la comisaría, una construcción de madera que, en los meses en que no graban, en realidad es la oficina del cura. Unas 20 personas preparan las cámaras, focos y demás en esta cabaña donde solo se mueve el aire gracias a unos ventiladores que se apagan justo para grabar. Uno de los actores, Danny John-Jules, el policía Dwayne Myers en la ficción y el único miembro del reparto principal que lleva en la serie desde el comienzo, se pasea sin camiseta hasta el momento en el que se ve obligado a ponerse la vestimenta de policía. Kris Marshall hace algo parecido: aguanta en camiseta de tirantes hasta que debe ponerse la camisa y la chaqueta para grabar. Al grito de "¡corten!", se deshace de ropa, se pone delante del ventilador y le traen un pañuelo empapado en agua helada. Hoy estamos a 33 grados, lejos de los más de 40 que alcanzarán más adelante, cuando entren de lleno en la temporada de huracanes. Pero el calor es casi insoportable en un lugar que, más que el paraíso, parece el infierno.
La perspectiva cambia cuando el equipo descansa para comer y varios coches y furgonetas les trasladan hasta un comedor en la paradisíaca playa de Grand Anse. Tras la hora de descanso, vuelta a la asfixiante comisaría. Más adelante toca rodaje en exterior, donde una persona se encarga de rociar constantemente a todo el equipo con protector solar. "El clima aquí es muy variable. Podemos estar grabando con un sol como este y que de repente aparezca la lluvia. Entonces tenemos que improvisar sobre la marcha", explica Jo Healy, coordinadora de producción. Así, no sorprende que en la caravana de vestuario las camisas y pantalones estén varias veces repetidos, para tener recambio en caso de aguacero repentino.
En jornadas de trabajo que van desde las 7.00 de la mañana a las 18.00 de la tarde (hacia las 18.30, el sol se pone y pocos minutos después la oscuridad es casi total), el rodaje de esta temporada de Crimen en el paraíso arrancó el 25 de abril y terminará el 9 de septiembre. Durante ese tiempo convivirán las cerca de 75 personas que componen el equipo, una combinación de británicos (unas 50 personas) y franceses (unas 25).
Kris Marshall no lleva en la serie desde el principio. Se puso al frente del reparto de Crimen en el paraíso en su tercera temporada después de que Ben Miller, su protagonista original, abandonara por las complicaciones que supone mantener la vida familiar teniendo que vivir en el Caribe durante el rodaje de cada temporada. "Yo de momento lo llevo bien. Mi familia está aquí, mi hijo y mi hija son muy pequeños, no van al colegio todavía. Mi mujer ahora no trabaja, hace yoga y escribe. Cuando los niños crezcan ya será más complicado", cuenta Marshall.
Durante los casi seis meses que están grabando, el actor vive en un chalé en un acantilado. Cada día pasan a recogerle a las 6.10 de la mañana para ir a trabajar, así que se despierta hacia las 5.30, nada un kilómetro en el Caribe ("a veces veo tortugas, siempre veo peces, incluso barracudas"), se ducha en la playa, se cambia de ropa detrás de un árbol y se marcha a trabajar. A las 18.00 concluye la jornada laboral, se da otro baño y termina el día cenando mientras toma una cerveza antes de irse a dormir a las 21.30. "Y los viernes por la noche, me emborracho. Pero solo una vez a la semana", concluye entre risas. Prácticamente como si estuviera de vacaciones todo el año. "Las tardes sí parece que esté de vacaciones, y cuando grabamos en la playa. Pero cuando estamos en la comisaría, como has visto, definitivamente no es como estar de vacaciones", remata. El pequeño precio que hay que pagar por trabajar en el paraíso.
Una ficción de éxito en Reino Unido
Aunque no se hable mucho de ella, Crimen en el paraíso es uno de los mayores éxitos de audiencia de BBC-1, con una media que ronda los 8,5 millones de espectadores. Como reconocen desde la serie, hay varios factores que explican su éxito. Por un lado, su corte familiar y blanco, que puede reunir delante de la televisión a niños y abuelos sin problema. Otra clave es el momento en el que se emite: aunque en España Cosmo la programa en verano, la cadena británica elige enero y febrero, cuando el mal tiempo en las islas británicas hace que apetezca especialmente ver a gente investigando crímenes en playas paradisíacas.
La otra pieza fundamental son las localizaciones que otorga Guadalupe. "Pero la serie también es muy popular en lugares donde hace calor y tienen playa, como Australia. En Guadalupe también es uno de los programas más vistos, y las playas las tienen aquí al lado. Así que debe tener algo más", dice el actor Kris Marshall, que apunta al humor como el punto diferenciador de Crimen en el paraíso respecto a otras series de investigaciones de crímenes.
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