'Fear The Walking Dead' 2, sin riesgo no hay recompensa
Lo mismo, pero diferente. Esa era la premisa de Fear The Walking Dead, la serie que acompaña a su hermana mayor, The Walking Dead, cuya última temporada acaba de cerrarse con datos de audiencia notables para ser la siempre problemática sexta entrega de una serie. Fear prometía nuevos personajes, nueva localización (Los Ángeles, un lugar perfecto para un apocalipsis) y nuevas sensaciones. Con una primera temporada de seis episodios que se quedó escasa de todo, en la trama, en el desarrollo de los personajes y en la cantidad y peligrosidad de los zombis, Fear tuvo un buen estreno que se fue desinflando. Acaba de comenzar la segunda temporada, que contará con 15 capítulos, y las sensaciones son diferentes, pero a la vez las mismas.
El objetivo de Fear parecía estar encaminado a captar audiencias más preocupadas por un drama familiar que por una serie de acción (algo parecido le pasó a su hermana mayor en la segunda temporada), pero por lo visto hasta ahora, lo lógico es que acabe siendo más de lo mismo. Si les va bien, será la serie que ver entre una temporada y otra de la original, una forma de aguantar el mono para los fanáticos. Siempre y cuando la original consiga mantener el interés, y en la séptima temporada (que se estrenará en octubre) tiene una dura piedra de toque. Pero en Fear, tras ver los dos primeros episodios de la segunda temporada, la sensación es que todavía hay que pillarle cariño a los personajes para considerar que ha mejorado. Este año tenemos 13 capítulos más por delante para intentarlo al menos.
El problema no es que pretenda ser un drama familiar, que drama hay. El problema es que los personajes no llegan al espectador: son casi todos insufribles, sus problemas nos dan igual, unos plastas, vaya. Quizá, con lo visto hasta ahora, se salvan dos, el excombatiente salvadoreño (Rubén Blades) y el chulo oportunista que parece ser el único consciente de que el mundo tal y como existía es ya algo irrepetible y que más vale pensar en uno mismo (Colman Domingo). La segunda temporada comienza en el mar, lejos de la civilización, sobre un barco. Un planteamiento interesante, pero que a su vez echa por tierra una de las ideas atractivas que estaban bien de la nueva serie: ver cómo se desenvuelven los personajes en una gran ciudad, y una tan fotogénica para un apocalipsis como lo es Los Ángeles. ¿Volverán a las calles o viajarán por la costa? El inicio de la nueva temporada está rodada en los estudios (acuáticos) donde se rodó Titanic.
Dicho más rápido: no hay riesgo en la serie, lo que lleva a pensar que, de cara al espectador, para hacer una serie así mejor no hacerla. No aporta nada nuevo. A su favor, en esta segunda entrega tiene al menos un par de momentos en sus primeras dos horas que hacen pensar que al menos va a ser más entretenida: los primeros cinco minutos están muy bien y cuentan con una buena escena con un caminante (o un nadador, ¿cómo los tenemos que llamar ahora?) más gore, con una nueva forma de acabar con un zombi en el mar que en la serie original nunca se vio, y los primeros instantes del segundo capítulo.
Entre las dos temporadas, AMC ha colgado en su página de Internet una historia en 16 wepisodios que transcurre en un avión y que podéis ver en su web. Esta historia se cruzará en algún momento con la segunda temporada... Pensando en la serie original, que casi pierde a todo el mundo en sus inicios, daremos otra oportunidad a Fear, pero necesitamos más riesgo. Sin él no hay recompensa.
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