Cosas que aprendimos en la exposición de ‘Juego de tronos’

Poniente está en Madrid. Al menos hasta el domingo 3 de mayo. Matadero Madrid acoge la exposición dedicada a Juego de tronos que está viajando por todo el mundo. Los fans de la serie podrán ver de cerca (y hacerse fotos con ellos) más de 70 objetos —vestuario, accesorios y armas— utilizados en la serie. Además, varias actividades interactivas convierten a la exposición en toda una experiencia. Ya hemos recorrido la muestra (que estará abierta de miércoles a sábado de 10.00 a 21.00 y el domingo 3 de 9.00 a 13.00) y estas son algunas de las cosas que una seguidora de la serie ha aprendido en ella:

- No querrás enfadar a La Montaña

Una de las primeras cosas que se encuentra el visitante de la exposición es la zona dedicada a la batalla de la Víbora contra La Montaña que se vivió en la cuarta temporada. Sí, esa que terminaba de aquella manera. Otra muerte traumática (gracias, George R.R Martin...). Impresiona ver el tamaño de la armadura que utiliza el actor que da vida a La Montaña. E impresiona más todavía las dimensiones de la espada que blande, un arma de 25 kilos con la que los visitantes se pueden hacer fotos (no tendrán que sostenerla en sus brazos, por suerte).

Cosas que aprendimos en la exposición de ‘Juego de tronos’

- Los dragones de Daenerys han crecido y mucho

Ya casi no nos acordamos de cómo eran esos dragoncitos entrañables que en la tercera temporada ya daban serios quebraderos de cabeza a su madre. En la zona dedicada a Meereen, además de los vestidos de Daenerys y Missandei, la espada de Jorah Mormont y los huevos de dragón de la primera temporada, hay una réplica de uno de los dragones de la Khalessi usado en la tercera temporada. Es hasta entrañable, comparado con el tamaño que tienen en la quinta temporada los dragoncitos...

- Las espadas de este Trono de Hierro no son de hierro

Al menos, no las que están en la exposición de Matadero. Este trono (y todos los que podáis ver por el mundo) no es el trono auténtico de la serie. El real está en Belfast, en el Salón del Trono, y no se mueve de allí. El que ha venido a Madrid es una réplica hecha a partir de un molde del original. Pero da igual que no sea el original. Cuando te sientas en él sientes el poder en el cuerpo (y el miedo por la posibilidad de ser el próximo en caer...). Como curiosidad, en Canal +, la cadena que emite la serie en España y que ha hecho posible la celebración de esta exposición, hay una persona que se encarga de cuidar que el trono esté siempre impecable tras sus traslados de un lugar a otro, con todas sus espadas y todo en su sitio.

- El vestuario de la serie impresiona

Quien escribe estas líneas tuvo el privilegio de poder incluso tocar los vestidos y trajes que están expuestos en Matadero. El traje de Oberyn (spoiler alert: han debido limpiar la sangre, porque ahora está impecable...) huele a cuero. La malla del de Stannis pesa lo suyo. El vestido de novia de Margaery Tyrell es impresionante (y está delgadísima...). Arya y Tyrion son de la misma estatura, al menos durante la cuarta temporada. Y el traje de Jon Nieve de Guardián de la Noche ya va necesitando un lavado... Les ponen nieve y suciedad para que parezcan más auténticos, y así están en la exposición.

- Los Caminantes Blancos dan mucho miedo, y más, sus armas

En la exposición hay también una réplica de un Caminante Blanco que se utilizó en la serie para combinar las imágenes digitales en 3D con las de acción real en la escena en la que Samwell mata a uno de ellos. Pero además del tamaño del Caminante y su aspecto, impresionan también las armas que utilizan, unos trozos enormes de hielo.

- El ascensor de Castillo Negro es de lo más inestable

Sin duda, es la atracción estrella de la exposición. Una experiencia de realidad virtual con tecnología Oculus Rift (una empresa que poco después de que HBO estrenara esta atracción fue comprada por Facebook por 2.000 millones de dólares). El visitante entra en una cabina, le ponen unas gafas especiales y unos cascos. De repente, te trasladas al ascensor que sube a lo alto del Muro. Puedes mirar a todas partes, arriba, abajo, y todo es como si estuvieras allí. El ruido, el temblor del ascensor, el viento en la cara... Hasta que llegas arriba del todo y sales del ascensor. Cuidadito con la sorpresa final. Impresionante. Y todo sin tener que hacer el juramento de la Guardia de la Noche: “Escuchad mis palabras. Sed testigos de mi juramento. La noche se avecina. Hoy empieza mi guardia. No terminará hasta el día de mi muerte”.