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Un misterio llamado Adrien Brody

El actor protagoniza la miniserie 'Houdini', que Discovery Max estrena en España

¿Qué fue de Adrien Brody? ¿Del actor que surgió de la nada para llevarse el Oscar en 2003 con El pianista, de la misma tacada robarle un beso a Halle Berry delante de todos y desaparecer en papeles por lo general pequeños? El enigma Brody ha quedado resuelto gracias a la adaptación a la televisión de la vida de una de las figuras más misteriosas del mundo del espectáculo, la de Ehrich Weiss, más conocido como “El gran Houdini”. La miniserie Houdini, que protagoniza Brody y que Discovery Max estrena el miércoles 7 a las 22.30, desvela no sólo los misterios de quien fue considerado el mayor escapista de todos los tiempos, sino que le ofrece una oportunidad de salir del olvido a este actor desaparecido. Un intérprete que, irónicamente, comenzó su carrera artística llevado por su deseo de ser mago.

Esa fue la verdadera razón que llevó a Brody a darle cuerpo a esta miniserie que intenta aclarar la misteriosa vida del gran mago, explicar sus trucos y añadir nuevas conjeturas a sus andanzas. El amor por la obra de un mago que fue su inspiración infantil, esa que le llevó a convertirse en “El increíble Adrien” cuando era niño. “Mi viaje hacia la interpretación empezó ahí, con mi fascinación por la magia y el ilusionismo”, reconoció el actor a la prensa durante la presentación de la serie en Los Ángeles. Del guion de Nicholas Meyer, basado en su propio libro sobre Houdini, también le interesó ese otro aspecto del mago mucho más contemporáneo: su faceta como vendedor de humo. La habilidad de Houdini a la hora de vender sus actos de magia y su capacidad de conectar con el público mucho antes de que las redes sociales hicieran virales los ejercicios de autopromoción. Como explica el actor, Houdini fue el mejor ejemplo del hombre que se hace a sí mismo “siguiendo el más puro espíritu americano”.

Si Houdini se labró una leyenda a base de abrir candados, zafarse de chaquetas de fuerza colgado boca abajo o salir con vida de picados imposibles a un río helado, la leyenda de Brody es la de desaparecer en plena vista, en la cumbre de su carrera. Tan sólo Wes Anderson ha ofrecido papeles sólidos al intérprete más joven que jamás se alzó con el Oscar a mejor actor, un título que todavía ostenta. El resto de su carrera incluye películas que fueron directas a vídeo o que deberían de haber ido, como InAPPropriate Comedy, filme que recibió un cero en RottenTomatoes.com, web que recoge la mayor variedad de críticas de todo EE UU. Pese a su falta de trabajos de calidad en estos años, Brody llegó a Houdini con todo el recelo que en otros tiempos tenía el que hacía televisión por primera vez. Y sin ninguna intención de seguir en el medio. Le da igual que otros actores con Oscar como Holly Hunter, Kevin Costner o la misma Halle Berry se hayan traído el resplandor de sus estatuillas al bando de la televisión. Como comenta Brody, son muchos los personajes que quiere interpretar “y no hay tanto tiempo” como para firmar por las siete temporadas que te exige una serie.

Pero Houdini fue un trabajo especial en todos los sentidos. Rodada en Budapest, la miniserie se convirtió en uno de los trabajos más duros de su carrera. Y lo dice un actor que se quedó en los huesos para mostrar los horrores de la guerra en El pianista y que más recientemente se orinó en los pantalones para una escena que así lo requería en el filme Septembers of Shiraz. Pero las esposas, las cadenas y los artilugios que Houdini utilizó en sus actos de magia, muchos de ellos sacados del museo del ilusionista, dejaron su huella en el cuerpo de este actor que en lo posible quiso hacer sus propias desapariciones.

Como indica la miniserie en su arranque, la historia de Houdini ofrece una mezcla de hechos y ficciones y los productores “retan” al espectador a liberar las verdades de las mentiras. Brody se siente igual de orgulloso con los grandes actos de ilusionismo reflejados en la ficción que con la historia de amor que vivió Houdini con su esposa (papel que interpreta Kristen Connolly). Lo mismo aplica a los supuestos actos de espionaje o de la pasión que el ilusionista sintió por su madre. Lo que no le perdona a los productores es que la miniserie explique con todo detalle los trucos de un mago por el que sigue sintiendo adoración. “Un mago nunca revela sus trucos”, resume Brody sin desvelar el gran misterio de la desaparición del que fue un gran actor.

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