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¿Culpable o víctima de su éxito?

Canal +1 estrena ‘Phil Spector’, un drama protagonizado por Al Pacino y Helen Mirren que narra el juicio por asesinato a un mítico productor

Helen Mirren y Al Pacino en una escena de 'Phil Spector', drama producido por HBO
Helen Mirren y Al Pacino en una escena de 'Phil Spector', drama producido por HBO

El 3 de febrero de 2003, Phil Spector, uno de los productores más geniales y uno de los mayores excéntricos del pop, era detenido en su mansión de Los Ángeles. Fue acusado del asesinato de Lana Clarkson, una actriz de 40 años a la que esa noche había conocido en un bar y que yacía en una silla de esa residencia con un disparo en la boca. Spector, que tenía 62, se declaró inocente, afirmando que Clarkson se había suicidado frente a él.

Fue un sonado escándalo, una historia sangrienta ahora convertida en película televisiva por la cadena estadounidense de pago HBO, y que Canal +1 estrena esta noche (22.00). Phil Spector ha sido dirigida por el candidato a dos oscars David Mamet con un reparto de lujo encabezado por Al Pacino, que interpreta a Spector, y Helen Mirren, en el papel de su abogada, Linda Kenney Baden.

Desde que se conoció el proyecto este ha estado envuelto en la polémica. Mamet, que también ejerce de productor ejecutivo y guionista, dijo en 2011 al periódico Financial Times que creía en la inocencia de Spector. Eso despertó las suspicacias de los amigos de la actriz fallecida, que le escribieron una carta expresando su preocupación porque se tratase de un intento de exculpar a Spector, que tras dos juicios fue declarado culpable y cumple una condena de 19 años. Quizás por eso al inicio del filme aparece un cartel que describe Phil Spector como un trabajo de ficción: “No está basado en un hecho real”, dice, sino “inspirado” por personas reales en un juicio, y concluye: “Pero no es ni un intento de describir a las personas reales, ni de comentar el juicio o su resultado”. HBO ha emitido a su vez un comunicado que describe la aproximación de Mamet a la historia como “mitológica”.

El auténtico Phil Spector en una imagen tomada durante el juicio.
El auténtico Phil Spector en una imagen tomada durante el juicio.

El largometraje comienza el día anterior a la primera vista. Bruce Cutler (interpretado por Jeffrey Tambor), que lideró la defensa, intenta convencer a Mirren para que se ocupe de representarle en la sala planteando la tesis de Mamet. “Yo creo que es inocente”, le espeta. Mirren se muestra escéptica ante la tesis de que la actriz se suicidó, pero también cree que el acusado está condenado de antemano, pagando pecados de otros famosos. “Absolvieron a OJ Simpson y a Michael Jackson pero a él no le absolverán”.

Planteado esto en los primeros diez minutos, el resto del filme narra la paulatina conversión de la abogada a la idea de la duda razonable. Ayuda la excepcional encarnación de Pacino, que con la misma edad que Spector y caracterizado como un clon físico del original, humaniza a un personaje megalómano que ya en la primera conversación con su abogada se compara con Lincoln y Kennedy (por supuesto con John, ni Robert, ni Ted, senador durante 40 años, están a su altura).

Es un ser solitario que se atribuye como mérito propio la creación de la música pop como industria y la ruptura de las barreras raciales en los sesenta. Pero incluso cuando esquiva la pregunta directa de su abogada, “¿Mató usted a esa chica?”, acusando de su muerte a “una droga: la fama”, hay un brillo de inteligencia y sensatez en su discurso.

El Spector de Pacino defiende que a quién se juzga no es a él, sino a la imagen que se ha creado de él. “A la gente le enseñaron a pensar de que yo era un payaso o un monstruo o algo así. [...] pero lo entiendo, eso se llama envidia”.

Por eso para muchos críticos Phil Spector no es una película sobre un asesinato sino una alegoría política. Spector encarnaría al americano hecho a sí mismo, perseguido por ser rico y famoso por unos medios de comunicación liberales que demonizan la riqueza y el éxito. El personaje de Mirren, y su progresiva convicción en la inocencia del acusado, sería el alter ego del mismo Mamet, que se define a sí mismo como, “un liberal reformado” y comulga con el conservador Tea Party. Una metáfora de la ruta que le llevó a publicar en 2008 un ensayo titulado, Por qué ya no soy un liberal descerebrado.

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