La lírica del Mediterráneo
Nueva parada del rap geográfico: Málaga con Gordo Master, Nazión sur y Hablando en plata
Mencionar ciertos grupos de rap a las nuevas generaciones de esta cultura es, en ocasiones, como hablar en chino. Lógico. Hablamos de artistas -en este caso en Málaga- que comenzaron sus carreras en los lejanos años ochenta y noventa como Nazión Sur, Gordo Master o DCP. Estos grupos han dado pie, además, a nuevas formaciones como Hablando en plata y han influido en otras. "Por aquel entonces éramos cuatro gatos, ahora no, ahora hay 420.000 gatos. Estábamos muy limitados", afirma Gordo Master.
Con las dificultades de una escena reducida, el rap malagueño pudo crecer, no solo por estas formaciones, sino por programas como Tocata, muy de moda en una ciudad entregada al baile. "Era la época de MTV rap. Los que tenían satélite, como el tío de Spanish fly, grababan el programa y luego lo veíamos en su casa. Nos inchábamos a ver vídeos y pedir discos", añade Rayka (Hablando en plata). Pero la compra era algo costosa. Junto a la tienda Discos Candilejas en la calle Santa Lucía, los encargos por correo estaban a la orden del día. "Veíamos los programas y cuando había un artista que no conocías lo pedíamos a sitios como las Tiendas Tipo".
Como ya pasara en Madrid, Zaragoza e, incluso, Sevilla con las bases militares cercanas, Málaga se nutrió de música traida de primera mano por las embarcaciones estadounidenses que atracaban año tras año en el puerto. "Cuando venían en los barcos los americanos de turistas y militares era la vida. Traían musicón guapo y te ibas haciendo contactos. Era todo muy busca vidas".
La cultura del rap encontraba cobijo en algunas esquinas de Málaga y alrededores en bares y pubs como Abisinia, Pogos o Doctor Funk y la tienda de discos referente: Discos Candilejas. La tienda situada en la calle Santa Lucía proporcionaba y proporciona aún a día de hoy música a una ciudad ansiosa de rap.
Gordo, del breakdance a empuñar el micrófono
Camuflado bajo el nombre artístico de Gordo Master, Andrés Duarte Román (Málaga, 1975) es una de las grandes figuras del rap malagueño con más de 20 años de carrera. Sus orígenes se remontan a mediados de los años ochenta, cuando él se interesaba ya por el breakdance. "Íbamos a La Luz, la barriada de La Paz... En el centro se bailaba por un tubo. Los fines de semana venían de Granada y de pueblos de alrededor para ir al lado de la Fuente de las Tres Gracias. Antes la acera era más ancha y se ponía un montón de gente. Eso era increíble". La pasión del cantante por el baile fue reforzado en aquella época por el espacio televisivo Tocata, presentado por José Antonio Abellán, muy seguido en la cultura del rap en varias ciudades.
Poco después, uno de los hermanos de Gordo Master le descubrió grupos de hip hop que ahora figuran en las listas de los clásicos. "En mi casa se escuchaba flamenco y yo me acerqué al modernismo de uno de mis hermanos. Le veía en su cuarto y me enganchó la musiquilla, me molaba". Fascinado por el breakdance y esas melodías llenas de ritmo, el rapero se aferró a la cultura del hip hop tras ver Beat Street (1984). "En esta película ya vi el comienzo de lo que era ser un MC animando en una fiesta y un dj".
Así, hacia 1988 llegaron las primeras letras y rimas. La inspiración y la escritura venía de mil lugares: a veces escribía en casa, otras en el colegio o, sencillamente, algunos días la cita estaba en la B en la calle Echeverria. "Lo hacía en todos lados. Era como todo el mundo, te la cantabas a ti y a tus colegas y te gustaba. Escribías, entrenabas... Una cosa lleva a la otra", recuerda el rapero.
Como otras figuras del rap español, Gordo Master experimentó lo que es grabar de forma humilde en casa de un amigo. Primero fue en casa, luego, en 1994, en el piso de un amigo cerca de la avenida de la Paloma y ya en 1998 apareció Triple XXX. "El jefe de la M estaba a los mandos. Me acuerdo que había una mesita, un micro rancio y un antipod con un calcetín. Ese era el rollo". Estos años, en los que tener un ordenador en casa no era común y las colaboraciones abundaban, obligó a los artistas a esforzarse un paso más. "Me decían quiero hacer un tema contigo. Llegábamos y, hala, unos cigarritos y a darle duro", añade.
En su primera aparición sobre los escenarios, el rapero cantó en 1995 en un pequeño pub llamado Ghetto. "Fue una cosa muy breve de unos 15 minutos. Hice un poco de beatbox y canté un par de temas. No conocía a la gente y estaba cagado de miedo, con los nervios de ver si sale. Subí con adrenalina y nerviosismo pero una vez que sueltas dos frases y sale todo. Una vez que te bajas te das cuenta de que se ha pasado tu turno.
Este concierto poco tendría que ver con los de los años venideros donde ha logrado reunir miles de personas como en la feria de Málaga en 2006. "Es mucho porque en el rap no hay más, no somos Bisbal", comenta con retranca, "en la juventud llegó a los 5.000. A la hora de la verdad no somos como los del pop que son archiconocidos y que llenan estadios".
Para relajarse, Gordo Master acudía con frecuencia al bar Abisinia situado en la céntrica calle Beatas. Dentro del local se podía escuchar principalmente rap, reggae y otros estilos que escapan de las líneas más comerciales. "Todo el que ha empezado en el rap ha pasado por ahí. Es un sitio por excelencia. Te tomabas tus copas y veías tus directos de hip hop, heavy rock. Allí también canté. Me eché media hora de show, y fue de p madre 90 y pico. No había clasismo en la puerta como en el Doctor fonk. Dj Pastis pinchaba ahí".
Incansable, a Gordo Master le queda cuerda para rato. En estos momentos el rapero está sumergido en el trabajo de Las 13 técnicas del maestro, un proyecto que verá la luz pronto gracias al crowdfounding y que devolverá al MC a la carretera y los escenarios.
Nazión sur, las neuronas al servicio del rap
Nadie hubiera imaginado que una cinta de música encontrada en un avión en 1988 desencadenaría toda una carrera musical. "La madre de Salvatore Apa trabajaba en el aeropuerto limpiando aviones. Apareció una cinta de Fat boys y la escuchamos. Desde entonces me enganché también a Public enemy, Beasty boys...", recuerda Rayka, oficilamente Juan Peralta (Málaga, 1972).
En 1989 los miembros de Nazión sur se conocieron al coincidir en el festival Juvensur, dedicado al skateboard. "Fue en la antigua estación de trenes. Estaba Spanish fly, Mr. Kan, Kiko... Recuerdo que Spanish fly cantó con su hermano una canción, El mensaje, que era una instrumental de Grandmaster flash".
A partir de aquel momento, los jóvenes raperos comenzaron a juntarse en el Parque del oeste donde sus conversaciones estaban acompañadas de música noche y día. "Había siempre un loro [radiocasete] por medio o alguien con un walkman decía: 'Mira lo que me he pillado. Ahí fue la primera vez que escuché a los me que representan: Public enemy, Beasty boys, Cypress hill, Black moon, De la soul...".
Un año después, cuando el grupo cogía color tras ensayos caseros sobre la cara b de los vinilos, el grupo malagueño se atrevió a participar en un concurso en un pub de Torremolinos. "Era todos los domingos y el ganador se llevaba 5.000 pesetas [30 euros]. Conseguimos ganar muchos y ahorramos ese dinero hasta comprar un sampler y un ordenador, un atari 7040. Era lo más". Aquellas apariciones en la sala Palladium -hoy, sala Million por la que también pasó Gordo Master- acercaron a Nazión sur a unos escenarios de los que no se bajarían hasta 10 años más tarde. "Éramos jovencitos y centrábamos las neuronas en aprendernos las letras, en vez de en los estudios. Entramos todos con nuestras mejores galas que nos comprábamos en una tienda de deporte, sobre todo cosas de baloncesto", rememora entre alguna carcajada, "El domingo era el dia clave. Ensayábamos toda la semana y allí bailaba nuestra gente mientras actuábamos".
Con las buenas vibraciones, Nazión sur se aventuró a recopilar sus canciones en una primera maqueta que bautizaron como La nazión en línea (1993). El trabajo sirvió también para crear otro punt ode encuentro de la nada junto a la casa de Mr. Kan en lo que acabaron por bautizar como el parque del 15, en honor a la parada de autobús cercana. "Nos juntábamos antes de grabar o al terminar. Al lado estaba el callejón Lkd (la quinta del porro) donde se pintaban grafitis. Lo teníamos super artístico, perfecto", ríe el andaluz. La grabación salió todo lo bien que podía ante la limitaciones. "No teníamos los medios para mezclar, metíamos las voces como podíamos... No existía ni la grabadora de CD. Uno hacía copias en cinta y luego otro hacía más. Lo vendíamos en fanzines y nosotros a 300 pesetas (unos 2 euros)". Pero el reconocimiento les llegó algo más tarde con el siguiente maqueta: Con 40 de fiebre. "Ese fue el pepinazo que nos puso en escena. Vendimos entre 5.000 y 6.000 copias aunque la grabación fue igual de humilde".
El escenario llamaba ya. Cerca de la Alameda de Colón, el grupo malagueño dio su primer concierto "serio serio" en 1995, donde telonearon a El Club de los Poetas Violentos (CPV). "No me acuerdo de la sala pero estaba en el centro y habría unas 350 personas. Lo recuerdo por la fumada que nos pegamos y porque salió de puta madre". La actuación logró un acercamiento con los madrileños, lo que en aquel momento permitió dar otro impulso en su carrera.
Poco tiempo después Nazión sur grabó por primera vez en un estudio del que se encargaba Manolo Rubio, teclista del grupo Danza invisible. "Nos conoció por la anterior maqueta y fuimos a grabar a su casa unas canciones que nunca salieron. Tenía una habitación acondicionado. Fue muy bonito, el priemer contacto con lo que es la música electrónica. Me sentí como que ese era mi sitio".
Entre letra y letra, Nazión sur se tomaba descansos y salía por locales como Pogos o Doctor Fonk en Torremolinos donde conocieron a algunos estadounidenses. Ellos traían música del otro lado del Atlántico que atrapaba a los malagueños. "Como venían los americanos se tenía que poner rap para ganar dinero. Todas las semanas íbamos a Pogos y allí conseguíamos gorras y camisetas que les pedíamos a los negratas. Cada vez que escucho ahora a Pete Rock o CL Smooth me recuerda a los yankis", comenta nostálgico.
Sin embargo el desgaste de los años y las ganas por sacar adelante proyectos personales, una de las primeras bandas malagueñas y españolas, se disolvió a comienzos de los 2000. "Cada uno ya quería su cosa, empezaron a no cuadrar lascosas y nos separamos como grupo pero seguimos como amigos". Con o sin reencuentro, los años juntos dejaron una huella en el rap.
Hablando en plata, el proyecto natural
Al acabar Nazión sur, el ritmo de trabajo de los raperos no se detuvo. "El proceso fue muy natural. Yo ya había grabado alguna cosa con Rayka y aún teníamos cosas pendientes", justifica Rafael Fernández (Uccle, Bélgica, 1974), más conocido como Capaz. "Ya conocía a Capaz y Sicario en esa época. Teníamos la misma ideología, los mismos gustos para la música", añade Rayka.
En la última etapa de Nazión sur, el grupo ofreció pequeños espectáculos en bares pequeños de la zona de Puerta blanca y Santa Paula. Aquí, Rayka comenzó a pasar más tiempo con Capaz y Sicario, que sería con quien fundaría Hablando en plata. "Montábamos dos platos o simplemente el daty con es poníamos música y rapeábamos. Éramos unos 50 pero liábamos unas que no veas", sostiene Rayka.
La adaptación fue rápida y los resultados llegaron pronto. Antes de ser conocidos como Hablando en plata, los raperos utilizaban un nombre que se asignó también a su primera maqueta en 1999: Los hombres del hampa. "Nos inspiramos en una película de mafia italiana. Era como una mafia, una crew", comenta Rayka. A pesar de ser grabado en la antigua casa del experimentado rapero en la calle gaucín, la maqueta se convirtió en la carta de presentación para la discográfica madrileña Zona Bruta.
Junto al Parque del oeste, los miembros de Hablando en plata acudían en sus salidas nocturnas al bar Absinia. "Cabían unas 150 personas y ponían música alternativa: rap, reggae y algo de punk. Además se hacían pequeños conciertos". Este bar era de los pocos en los que los fieles del rap podían disfrutar de sus melodías, beats y lírica. "Algo ponían en Doctor funk pero era más de ligoteo. El bar Asinia era el bar por excelencia. Si venían de fuera o tocaban aquí, al final terminábamos aquí".
En 2001 los malagueños apostaron por asentar el proyecto en un lugar concreto. La solución se encontraba en los locales de ensayo Gravity Music en el barrio de El Copo. "Ahí es cuando empezamos a trabajar en A sangre fría. Nos reuníamos casi todos los días para ensayar por 90 pavos [euros] al mes. Tenían micros y altavoces, solo teníamos que poner los platos. Como ya empezamos a girar era necesario algo más profesional, en una casa estás limitado por el ruido".
Tras las experiencias de estudio de A sangre fría en Peligros (Granda) y Supervillanos de alquiler -que atrajo a 800 personas en su presentación en la sala Vivero- en Fuengirola, Libertad/hambre devolvió el proceso de grabación a la ciudad costera. "Se hizo en Showtime en el barrio de Teatinos. Teníamos un homestudio semiprofesional en casa pero el dueño del estudio, Big Hozone, era nuestro técnico de sonido y la verdad que era más comodo y tranquilo", apunta Rayka. Un trabajo que tardó largos meses en grabarse ya que contenía 33 canciones, lo necesario para un doble CD.
Hablando en plata sigue en activo aunque en pausa por el impuslo de las carreras en solitario de sus miembros. "Cada uno estamos con nuestros proyectos, como yo con Mala juntera pero habrá más, claro. Pero necesitamos esperar al momento para poder estar implicados al 100%", señala esperanzado Capaz.
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