Calidad

Desde hace tiempo las palpitaciones del cinéfilo respecto a los proyectos en marcha y su fecha de estreno de directores de cine en los que ha depositado consecuentemente su ilusión por haber realizado una obra apasionante, ya no está centrada exclusivamente en las futuras películas de esta gente, ya que es probable que su talento esté centrado en series de televisión, algo que antes era impensable por la obviedad, la rutina narrativa y las lamentables convenciones que imponía ese medio.

 Actualmente, descubres que algunos de los mejores directores norteamericanos se acercan a la televisión utilizando el lenguaje, el tono, los diálogos, las situaciones y los personajes del gran cine. Scorsese dirigió el primer capítulo y es el productor ejecutivo de Boadwalk Empire; Michael Mann es el máximo responsable de Luck, y David Fincher, de House of cards. Y aunque su crédito en la gran pantalla fuera nulo, el mejor cine que he visto en lo que va de siglo lo están realizando creadores que se han dedicado siempre a la televisión. Me refiero a tipos como David Simon, David Chase, David Milch, Vince Gilligan, Mattew Weiner, David Benioff, Alan Ball, Terence Winter y otros. O sea, los hombres que han parido series como The wire, Treme, Los Soprano, Deadwood, Breaking bad, Mad men, Juego de tronos, A dos metros bajo tierra y Boadwalk Empire.

Por supuesto, la convicción de Valdano sobre la imposibilidad de ser sublime sin interrupción, también es aplicable a estas superdotadas series. Hay bajones, la inspiración desaparece a veces, por momentos tienes la sensación de que pueden morir de éxito. También existe un problema grave. Y es que en algunas de ellas, a partir de la tercera o cuarta temporada, observas en los títulos de crédito que la gran estrella, el personaje que no puede desaparecer de esas historia, no solo figura como productor, sino que también firma guiones y dirige capítulos. Y está claro que no todo el mundo puede ser Orson Welles, hacer muchas cosas a la vez de forma impresionante.

La apuesta de HBO ya no es minoritaria. La calidad se vende bien. O se piratea. Cuentan que la ultima entrega de Juego de tronos ha sufrido un millón de descargas. Les envidio. Debo de ser el único que todavía compra películas y series. Y son muy caras.