Julieta Venegas, ‘Los momentos’

Tuve para dar, el adelanto de Los momentos, avisaba: “Alegrías tuve para dar, no creas que siempre fui así”. El sexto álbum de Julieta Venegas, si no contamos su estupendo MTV Unplugged, viene a interrumpir la trilogía optimista inaugurada por la mexicana en Sí (2003), coincidiendo con una explosión comercial en nuestro país cuya estela parece haberse atenuado por causas ajenas a su arte. Su anterior Otra cosa no tuvo la repercusión de Limón y sal pero continúa siendo, discutiblemente, su mejor disco.

A pesar del optimismo y el alivio ante un cambio deseado que desprende Hoy, el inicio del álbum, y de su producción electrónica y amable, Los momentos viene con el ceño fruncido. La esperanza y la pasión han sido sustituidas por el desencanto y la pereza. Las relaciones que pueblan sus letras aparecen sombrías, marcadas por un pasado reciente doloroso y repletas de ilusiones rotas, promesas incumplidas y mentiras descubiertas a destiempo, como canta en Volver a empezar. Los cambios provocados por la madurez ya no son un reto ilusionante. Frases como “hoy te toca volver a empezar con la nada que te queda ya” no son recomendables para adultos con el corazón renqueante. Incluso un single tan accesible y aparentemente inocente como Te vi esconde, además de una imagen tan hermosa como “Te vi besando una mujer en el campo”, una amargura insólita en el amor adolescente que parece describirnos.

Aunque la mayor novedad de Los momentos no se encuentra en la temática de sus letras, sino en su sonido, más electrónico y amateur, responsabilidad de ella misma y de Yamil Recz. Su característico acordeón prácticamente desaparece y deja paso a los sintetizadores en buena parte del disco. El cambio no sienta nada mal a sus canciones, pero solo en momentos puntuales (en el bombo eurodisco de Hoy, en Nada importante) consigue ejercer de algo más que de agradable envoltura de sus composiciones, que continúan a un alto nivel. Casi cerrando el disco, Los Momentos, la historia de ruptura en clave de tango que da título al disco, nos devuelve a la Julieta más básica y nos descubre que, en realidad, la hemos echado un poquito de menos.

Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.