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Tentaciones
OBITUARIO

Leah Gottlieb, diseñadora de trajes de baño

La empresa que fundó, Gottex, vendió bañadores en más de 100 países

Naiara Galarraga Gortázar

El museo Yad Vashem de Jerusalén organizó hace cuatro años la exposición Mi patria: los supervivientes del Holocausto en Israel. El país rendía tributo a personas que tras sobrevivir al genocidio contribuyeron a forjar el Estado judío. Y allí estaban la diseñadora Leah Gottlieb y sus sofisticados trajes de baño. Gottlieb, Roth de soltera, israelí de origen húngaro, falleció a los 94 años el 17 de noviembre. La empresa que ella y su esposo fundaron, Gottex, pretendió insuflar glamour en yates, piscinas y playas de todo el mundo con sus bañadores de mujer. Vendieron millones en más de cien países y en grandes almacenes como Harrods, en Londres, o Bloomingdale’s, en Nueva York.

Nacida en 1918 en Sajoszentpeter (Hungría), las cuotas para judíos le impidieron continuar sus estudios en química y entró a trabajar como contable en una empresa de gabardinas. Se casó con Armin, el hijo del jefe. Él fue internado en un campo de trabajo en los años cuarenta, mientras ella deambuló de escondite en escondite con sus dos hijas. Tras la guerra, retomaron la fabricación de chubasqueros en Checoslovaquia. En 1949 el matrimonio y sus hijas emigraron al recién creado Israel.

Ella tuvo que vender su alianza de boda para comprarse una máquina de coser con la que empezó a hacer ropa para niños —que requería menos tela— en un campo de refugiados, según The New York Times. Los Gottlieb retomaron una vez más las gabardinas, que resultaron no ser un buen negocio en un país donde el verano es larguísimo, el invierno corto y poco lluvioso. En 1956 abandonaron los impermeables y empezaron a coser trajes de baño en Tel Aviv. Él se ocupaba de los números; ella del diseño. Dibujaba unos 300 modelos al año.

Gottlieb se inspiró para sus primeros modelos en “la luz y el contraste de colores de Israel: el agua del Mediterráneo, el amarillo dorado del desierto, el azul del lago Tiberiades, el rosa de la piedra de Jerusalén y los muchos verdes de la Galilea”, según contó a una revista de moda.

Diana, princesa de Gales, fue fotografiada en el yate de Dodi al Fayed con un gottex unos días antes de morir en París. Entre sus clientas, destacaban los nombres más ilustres de la prensa rosa: Isabel II, Carolina de Mónaco o Elizabeth Taylor.

“Colocó a Israel en el mapa de la moda y a Gottex como una de las marcas israelíes más exitosas”, recordaba una esquela. Añade el diario Haaretz que tenía una relación complicada con su nueva patria: fue clave en la industria local de moda pero hablaba de ella y del modo de vestir de sus compatriotas —informal hasta la dejadez— con desdén.

Las cosas empezaron a torcerse en 1995. Ese año fallecieron su marido y la que había sido la modelo fetiche de la marca, Tami Ben Ami. Poco después vendió la empresa aunque siguió como diseñadora jefa. En 2005 Gottlieb aún tuvo energía para fundar una nueva marca de trajes de baño con su nombre. La diseñadora, incluida junto a Golda Meir y Ana Frank en el libro Grandes mujeres judías, trabajó hasta bien cumplidos los 90.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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