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Hay un canal solo para mí

Tras el apagón analógico y la aparición de numerosas cadenas de pago, la oferta televisiva se enfoca hacia públicos cada vez más fragmentados

Silvia Hernando
Niños viendo la televisión.
Niños viendo la televisión. RICARDO GUTIÉRREZ

Los que hayan rebasado la treintena recordarán aquellos tiempos en los que la oferta televisiva era, cuando menos, de lo más práctico. Existía únicamente TVE, la cadena pública bífida, cuya escisión se llamaba por entonces TVE 1 y TVE 2, ahora La 1 y La 2. Las indecisiones se reducían así al mínimo fundamental, sin contar algunas antenas colectivas que conectaban a sus dueños al mundo a través del cable. Más tarde, tras un monopolio de RTVE que se prolongó durante 33 años, llegaron las privadas: Telecinco, Antena 3 y Canal + en 1990, Cuatro en 2005, La Sexta en 2006. Y con el apagón analógico de 2010 se produjo la explosión catódica. Aunque muchas cadenas de TDT existían con anterioridad, ese fue el momento en que toda España tuvo acceso a ellas. Y eso solo en abierto. Porque, claro, también se puede pagar por ver televisión. De un canal para todos, se ha pasado a un canal solo para mí.

No tengo televisión de pago. Soy mujer, de veintitantos, urbanita. Divinity, de Mediaset, ha ideado su programación casi exclusivamente en torno a mis gustos y preferencias.

Yo soy un fanático de las series policiacas, las películas de aventuras, el deporte y los documentales. Así que reparto mi tiempo entre Discovery Max, Nitro, de Antena 3 y Energy, de Mediaset.

A mí, que soy joven, me gusta lo que ponen en Clan TV, de RTVE, en Neox, de Antena 3, o en Boing, de Mediaset. Tengo para elegir.

Pues nosotros preferimos ver la tele en familia. Nova, de Antena 3, nos da lo que pedimos: espacios de ocio y un poco de ficción. Si solo queremos ver series, sintonizamos FDF; si nos hemos perdido algo, vamos a LaSiete, las dos de Mediaset. Y para la música y los realities, tenemos la MTV.

“Estamos ante una profundización muy grande del concepto de fragmentación de la audiencia”, explica Ricardo Vaca, presidente de Barlovento comunicación, una empresa dedicada a la consultoría audiovisual. Hoy existen más de 150 emisoras, sumando las de pago y en abierto. Y no parece que el ascenso vaya a frenar ahí. “Ya pasó en la radio en el año 1980”, matiza Baca, “cuando se dieron mil estaciones en España”. El hecho de que cada vez se vea más televisión —“este año el consumo va a crecer cinco o seis minutos”—, es sin duda un catalizador de la aparición de cada vez más opciones.

Las cadenas generalistas, aunque tienen vocación de alcanzar a todos los públicos, también son vistas preferentemente por ciertos tipos de espectadores. En el caso de la familia de cadenas de Mediaset, “Telecinco es el hermano mayor, con un perfil entre los 35 y 60 años, de clase media-media y media-baja, que vive en ciudades de más de 50.000 habitantes”, explica Manuel Villanueva, director de contenidos. “Cuatro es joven, más masculina, entre 18 y 54 años, más urbano, de clase media-media o media-alta”.

“Es evidente que cada emisora tiene que buscarse un hueco concreto y un nicho de mercado para poder ser rentable mediante la inserción publicitaria”, señala el director de Barlovento. He ahí una pista: a mayor fragmentación del público, más fácil es encontrar anuncios que puedan encajar con sus gustos.

Para las cadenas de pago, por encima de la publicidad, los ingresos provienen de las cuotas de los abonados. “Nos financiamos sobre todo de eso”, corrobora Belén Frías, directora de comunicación de Fox. Estos canales, suministrados por operadores de ADSL, cable y satélite, también han optado por la segmentación. Existen más de 20 emisoras exclusivas para el cine (TCM, Canal + Acción o Canal + DCine); otra veintena de ellos están especializadas en series (AXN, Fox, Calle 13, SyFy o TNT); y otras solo emiten informativos, música, producciones internacionales, infantiles, programas latinos o incluso religiosos.

Ante tanta oferta, hacerse con una pequeña porción de la audiencia se ha convertido en tarea ingente. “Hay muchos canales de TDT en abierto que tienen entre un 1 y un 2% de share, y ahora mismo eso está muy bien”, señala Frías. “Y cuanta más competencia hay, más se tiende a la fragmentación”, añade Vaca, que sostiene que la edad es la variable determinante: “Cuanto más mayor, más consumo de televisión”. Y por si fuera poco, “cabe la posibilidad de especializarse más”, agrega Frías. Fox, que arrancó en España con dos canales —Fox y National Geographic Channel—, se ha expandido en los dos últimos años con otros cuatro más. “Aunque coincide en el tiempo con la llegada de la TDT, este crecimiento tiene más que ver con los operadores que distribuyen nuestras marcas, que dependen de las condiciones tecnológicas para admitir más canales”, explica Frías.

A nivel temático, los límites los impone solo la imaginación. Valga un ejemplo del Reino Unido: por el 50 aniversario de la saga de Ian Fleming, la cadena BSkyB lanzará en octubre un canal dedicado las 24 horas del día a las películas James Bond. Más concreto, imposible.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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