Superintachable

La buena noticia de que la gestión de los CIE para inmigrantes se dejará en manos de servicios humanitarios y así se atenuará la existencia de cárceles ilegales en nuestro país, se programó, con exquisito cuidado, unas horas después de la exigida comparecencia del ministro del Interior en el Parlamento. Allí aseguró que la actuación policial durante las cargas contra estudiantes en Valencia fue intachable. Para corroborarlo mostró vídeos de producción propia, porque a la guerra real le sucede siempre la guerra audiovisual, más higiénica, pero igual de enconada.

Entrar en el abierto combate de la propaganda no hacía falta. A nadie le cabía la menor duda de que no se iban a exigir responsabilidades, precisamente porque en el día posterior se aseguró que se exigirían responsabilidades. En el lenguaje político entre pedir y hacer corre un río caudaloso. Además, las responsabilidades eran políticas, y política y responsabilidad cada vez casan peor. Eso sí, utilizar el adjetivo intachable para calificar la actuación policial sonó a burla. Si el ministro hubiera estado más al tanto de las tendencias de la semana, habría elegido el nuevo anuncio viral de Loewe para contraponer dos modelos de juventud en montaje paralelo: los insultos de los radicales estudiantes de instituto contra las fuerzas del orden frente a la actitud alegre y soñadora de los actores del anuncio. Y en conclusión habría rematado afirmando que la actuación policial fue, no ya proporcionada e intachable, sino superguai.

Que la estación de Sol haya pasado a llamarse Sol Galaxy Note apunta que el patrocinio es el único futuro de lo público. Ya hay gestiones para que en las bancadas del Parlamento se contraten vallas publicitarias al estilo de los campos de fútbol y que los ministros luzcan propaganda en los trajes, siempre y cuando no sea de bebidas alcohólicas o tabaco. Ojalá las porras policiales encuentren patrocinador, así los jóvenes además de recibir un mensaje intachable de respeto al orden, por el mismo precio irán mejor orientados a la hora de comprar. También sería superintachable armar a las fuerzas del orden con bolsos de Loewe. Porque a quien no le han atizado alguna vez en la cabeza con un bolso de Loewe no conoce de verdad lo que es el lujo.