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OPINIÓN | ME BAJO EN CALLAO
Columna
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Patinetes contaminantes; ‘patineteadores’ nocivos

Los ‘patineteadores’ son la nueva especie depredadora en la fauna urbana.

Patinetes eléctricos en una acera del centro de Madrid, en una imagen de archivo.
Patinetes eléctricos en una acera del centro de Madrid, en una imagen de archivo.Jaime Villanueva
Nieves Concostrina

Cuánto se agradece que alguien haya metido en las últimas 48 horas un par de zapatos en las bocas de ese esperpéntico dúo Ayuso-Almeida. Se alternan tan hábilmente diciendo mamarrachadas para que todos nos enteremos de la indigencia política de uno y el insolvente intelecto de la otra, que no dan tregua ni dejan espacio a comentar asuntos tan graves, tan perjudiciales para la salud, tan contaminantes y tan agresivos como los patinetes de alquiler y sus usuarios ‘patineteadores’. La nueva especie depredadora en la fauna urbana.

Dice el diccionario que patinete es “un juguete que consiste en una plancha sobre ruedas y provista de un manillar para conducirlo, sobre el que se deslizan los niños poniendo un pie sobre él e impulsándose con el otro contra el suelo”. Mentira cochina. Ni es un juguete, ni es para los niños, ni se desliza, ni se impulsa con un pie. Es un artilugio infernal, lo manejan adultos con pelos en los sobacos, van a toda leche y se aceleran con las manos. Los patinetes eléctricos de alquiler se han erigido como el medio favorito de ciudadanos vagos y turistas baratos (de esos interesados en ir primero al Primark y luego en arrimarse a un free tour). Los ‘patineteadores’ abandonan las máquinas en mitad de las aceras, delante de los portales, atravesados al principio de los pasos de peatones, apoyados en árboles y papeleras, en fachadas de calles atestadas de gente como las de Fuencarral, Hortaleza, Montera o Gran Vía.

A la mayoría de estos usuarios de patinetes de alquiler (saquemos de la ecuación a uno o dos usuarios educados de cada cien) les traen al pairo ciegos, personas con movilidad reducida, coches de niños, carritos de compra y peatones en general que, sencillamente, reclaman su derecho a caminar por los espacios destinados a ello (se llaman aceras).

Un patinete eléctrico de alquiler dice mucho de sus usuarios: suelen ser maleducados (quien se pique será que ajos come); son miopes, porque se creen ecologistas cuando en realidad son muy nocivos para el medio ambiente urbano; y contribuyen al deterioro de su salud. No caminan nada salvo para seguir la ruta que les marca su teléfono para llegar hasta la máquina. Y, lo peor: los patinetes de alquiler se han demostrado muy contaminantes porque resulta que tienen mucha menos vida útil de la que se les presumía: no duran circulando los dos años previstos, sino que apenas sobreviven dos meses en las calles debido a su mal uso y al vandalismo. Ello provoca que generen mucho residuo y que los chinos sigan fabricándolos a miles. Añadan que el personal autónomo que los va recogiendo, los traslada, se los lleva, los recarga y los vuelve a aparcar en lugares prohibidos no para de circular con vehículos contaminantes por el centro de la ciudad. Sois molestos, insalubres y contaminantes. Que lo sepáis. Y tenéis de ecológicos lo que yo, caminante impenitente, de carmelita.

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