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La república independiente de Santo Domingo

Un partido creado por vecinos de una urbanización de lujo en Algete se antoja clave para formar gobierno en la localidad

Entrada en la urbanización Ciudad de Santo Domingo, en Algete
Entrada en la urbanización Ciudad de Santo Domingo, en Algete SAMUEL SÁNCHEZ

“Santo Domingo es la Cataluña de Algete”, sentencia Marisa, vecina de esta localidad al norte de la región de 20.500 habitantes. Unos 4.000 viven en esa urbanización construida a finales de los sesenta. Ambos núcleos de población están separados por 14 kilómetros, pero ningún autobús los conecta. "Preferimos ir a Colmenar Viejo o a San Sebastián de los Reyes, que están más cerca", reconoce César. Históricamente, los vecinos se han sentido abandonados por su municipio. Eso les llevó a crear en 2002 su propio partido, la Unión de Santo Domingo. Años más tarde iniciaron un expediente de segregación, pero nunca prosperó.

La urbanización Ciudad Santo Domingo es un residencial de lujo con 280 hectáreas y un millar de chalés unifamiliares rodeados de pinos y encinas en un flanco de la A-1. Una garita con varios vigilantes de seguridad, que pagan los propios vecinos, recibe al visitante. Los coches de alta gama recorren los viales de un complejo al que no le falta ningún detalle: tiene iglesia, colegio público, centro médico, club deportivo, tiendas, bancos, restaurantes y varias inmobiliarias distribuidas en dos zonas comerciales. "Hay muchas familias jóvenes con niños y todos se conocen", afirma Silvia, una cordobesa que regenta el estanco en la zona norte.

Marina, de 52 años, dice que este es un lugar tranquilo, pero se queja de los ruidos que generan los aviones que sobrevuelan sus cabezas. Lamenta que no se haya ejecutado la sentencia que dictó en 2008 el Tribunal Supremo, que obligaba al aeropuerto de Barajas a suspender parte de los vuelos. "Pagamos muchos impuestos y recibimos pocos servicios, por eso hay malestar. El IBI aquí triplica lo que se paga en el pueblo", explica su marido. Pero los terrenos que rodean sus viviendas cuentan con 1.500 metros cuadrados. La renta per cápita de Algete es de 14.027 euros según el Instituto Nacional de Estadísticas, pero algunos vecinos aseguran que en Santo Domingo triplican esa cantidad.

Dos concejales claves

"La gente de la urbanización no suele relacionarse con la del pueblo y nosotros no vamos nunca allí", admite Noelia Macarro. "Las inquinas vienen porque se les considera los ricos, pero también hay quien no puede poner la calefacción en invierno", reconoce Cristina Expósito, portavoz de la Unión de Ciudadanos Independientes (Ucin). Su partido obtuvo dos concejales en las pasadas elecciones municipales, los mismos que la Unión de Santo Domingo. Ambas formaciones se antojan clave en la formación del nuevo gobierno municipal. El PSOE, la fuerza más votada, consiguió cinco ediles y el PP, que gobierna la localidad desde 2007, cuatro. La mayoría absoluta está fijada en 11. Ciudadanos y Vecinos por Algete con tres y Vox con dos completan el tablero.

"El partido surge como consecuencia del abandono que sufrimos. Solo pedimos un tratamiento igualitario con el pueblo, pero no hacemos hincapié en ninguna ideología", revela Gonzalo Fernández, concejal electo y portavoz de la Unión de Santo Domingo. A pesar de ello, su formación ha integrado la candidatura del PP en tres de las últimas cinco elecciones, la última vez en 2015. "Nos dijeron que el agua de los pozos tenía un alto nivel de arsénico y tuvimos que pagar un dineral para contratar el suministro con el Canal de Isabel II. Se abonaban muchos impuestos y no existían servicios", admite José Ramón González Pan, el primer concejal que defendió la voz de Santo Domingo desde 2003, aunque como edil popular.

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Ese escenario facilitó que dos años después presentaran 2.000 firmas ante la Comunidad de Madrid para segregarse de Algete. El pleno municipal, entonces presidido por el socialista Jesús Herrera, tumbó la propuesta. La última palabra la tenía el Gobierno regional, que nunca tramitó el expediente. Los vecinos de Santo Domingo crearon una comisión de segregación, aunque González Pan reconoce que jamás existió un verdadero sentimiento secesionista. Perseguían un fin utilitario.

La Pesadilla

En la zona se ubican varias urbanizaciones diseminadas de sus municipios, como Fuente el Fresno, Club de Campo, Ciudalcampo, Valdelagua y la propia Santo Domingo. "Nuestros problemas eran similares, así que la intención era unirnos para mejorar los servicios", destaca. Para hacerlo recuperaron el fantasma de La Pesadilla, un pueblo desaparecido en el siglo XIX sobre el que, según el inventario de Felipe II, se asientan algunas de esas urbanizaciones. No funcionó. Algete recepcionó Santo Domingo a principios del siglo XXI, pero según González Pan la "ambición" por hacerlo "respondía más a un fin especulativo que de mejorar servicios".

"La independencia es imposible. Si no quieren ser parte de Algete, que se vayan a vivir a otro sitio", advierte Juan Manuel Molina de camino al centro comercial ubicado en la entrada del municipio. Una enorme bandera de España preside la rotonda. "Nosotros no tenemos nada que ver con Cataluña. Es complicado tender lazos si te separan 14 kilómetros, pero hemos contribuido al desarrollo de Algete. Nos sentimos algeteños", sostiene el portavoz de la Unión de Santo Domingo. El 26 de mayo, más del 70% de los votantes de la urbanización optaron por la papeleta de ese partido. Hay quien cree, como Manuel, que habría que recuperar el expediente secesionista.

"El tema está fuera de juego. La Unión jamás se ha saltado la ley, solo quiere contar con representación en las instituciones porque cree que así puede ejercer más fuerza", subraya el alcalde, César de la Puebla (PP). El regidor reconoce que Santo Domingo no tiene "exactamente" los mismos servicios que el pueblo por ser una zona residencial. "Están adaptados a las circunstancias, pero no son ni mejores ni peores". El alcalde admite que se han hecho diversas inversiones en la zona, como una pista de skate, el mantenimiento de las zonas verdes o la ampliación del colegio. Y concluye: "Hay otras que no han dado tiempo a ejecutar y que sí están aprobadas, como el asfaltado". Lo que no está claro es si cuando se ejecuten De la Puebla seguirá rigiendo Algete.

Otros planes de segregación

A finales de los años ochenta, los vecinos de La Moraleja, una elitista área residencial, recogieron firmas para exigir la segregación de Alcobendas. Alegaban que pagaban muchos impuestos y que los servicios municipales eran insuficientes. El Ayuntamiento nunca tramitó el expediente. El último pueblo de la Comunidad de Madrid que consiguió segregarse fue Tres Cantos, que nombró a su primer alcalde en 1991. Anteriormente formaban parte de Colmenar Viejo.

Antes que Santo Domingo, fue Manjirón quien envió un expediente de segregación a la Dirección General de Administración Local. Sus 400 vecinos, divididos en tres núcleos urbanos (Manjirón, Paredes de Buitrago y Serrada de las Fuentes) acordaron separarse y volver a la situación que disfrutaban en 1975, cuando la Diputación Provincial de Madrid decidió unir los tres núcleos urbanos, hasta entonces independientes. En 2003, el Gobierno regional anunció que denegaba la independencia de las tres zonas dada la "inviabilidad de los municipios que resultarían".

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