Oques Grasses: “O te adaptas o te encallas”
El grupo publica ‘Fans del sol’ y abrirá el festival Strenes de Girona
O nadie te hace caso o te hacen tanto que no puedes pararte a pensar. Son las dos salidas más comunes entre los jóvenes que comienzan a hacer música. A Oques Grasses les ha pasado lo inusual, lo segundo, y ahora editan su cuarto disco, el primero que han podido pensar, el primero que no han grabado en paralelo a una gira y el primero en el que se abren a estilos más allá de la fusión de reggae y pop bailable que les ha caracterizado como grupo festivo. Incluso en su nuevo disco, Fans del sol, tienen alguna canción como Bancals con marchamo de himno generacional y un estribillo muy explícito: ¿a quién no le apetece mandarlo todo a la mierda, quién no está harto casi todo?, se pregunta Josep Montero, antiguo electricista y hoy compositor y letrista de la banda. Tras presentar el disco en una gira por Francia, Bélgica e Italia, actuarán el día 30 de marzo en el Pont de Pedra de Girona y el 6 de abril en la Telecogresca de Barcelona.
Josep tiene 33 años, la misma edad del bajista Guillem Realp, que le acompaña en la promoción del disco: “no somos ni viejos ni jóvenes, como generación estamos en medio. La crisis nos pilló entrando en el mercado laboral, y nuestra forma de vida y consideraciones de pareja se parecían más a las propias de la generación anterior. En cierto modo hemos tenido que revisar nuestros comportamientos de toda la vida para adaptarlos a un nuevo entorno económico e ideológico”, dice Josep. Debe ser por ello que las letras de Oques Grasses tienen un elevado contenido social que abarca cuestiones como la perspectiva de género o las esperanzas sobre un mañana más justo, pero siempre sin pontificar.
Pese a pertenecer a una especie de generación bisagra, lo que ya llevan los componentes de Oques Grasses en su ADN es la aceptación de lo inaceptable para generaciones anteriores, la incertidumbre: “no tenemos ni idea de qué estaremos haciendo a los 40, no nos inquieta el mañana, la vida actual es así, o te adaptas o encallas”, cree Guillem, pensamiento que Josep amplía: “la incertidumbre me gusta mucho. Yo hacía de electricista en una época en la que si no trabajabas eras un vago. La crisis envió al paro a mucha gente y a partir de ese punto el concepto de trabajo y de estabilidad cambió. A mí la crisis me vino bien, me obligó a replantearme lo que hacía, a saber si quería seguir así. Tenía unos 26 años”, recuerda.
Con estos antecedentes y considerando que esta vez el grupo ha podido pensar en qué disco quería hacer, no es de extrañar que Oques Grases hayan apostado por la evolución, por el cambio: “es nuestra obligación apostar por cosas nuevas, nuevos sonidos como las bases electrónicas, los sonidos africanos, la música latina, el bogaloo y otras métricas. Hasta ahora hacíamos las cosas atropelladamente, y no nos podemos quejar, nos ha ido muy bien y nos hemos dado el lujo de estar un año pensando en música”, afirma Guillem. Si en los ambientes de música festiva juvenil hay un anatema es la electrónica, y Oques la usan, y si hay una filia en esa generación son las redes sociales, criticadas por el grupo en Mes likes: “es un tema que me preocupa, ya con el Facebook y ahora con Instagram es más heavy. Cada persona es una empresa, tiene el instagram para representarse, y estas empresas son amadas o contratadas según sus likes. El amor y las relaciones de este tipo sólo aíslan, el amor ya no es estar con personas, sino frente a una pantalla. Y creo que los jóvenes cada vez se sienten menos gratificados con este amor”, apunta Josep, un letrista singular que escribe textos muy largos en los que apenas hay repeticiones “es curioso, yo, que en mi vida he acabado de leer un libro”. Lo afirma el autor de frases como “la paz de los caracoles es la nueva religión”. Los tiempos han cambiando.
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