“Hemos conseguido refrescar el feminismo”
Lara Alcázar es la líder del movimiento Femen en España desde hace cinco años
Cuando nació Femen, Lara Alcázar, de 26 años, aún vivía en su Asturias natal. Se mudó a Madrid hace cinco años para liderar la creación de la rama española de este movimiento de activistas feministas, especialmente conocido por sus acciones políticas a pecho descubierto y flores en el pelo. Mientras estudiaba Historia del Arte, militó en movimientos estudiantiles de izquierdas en los que echaba de menos más activismo feminista y, cuando empezó a ver imágenes de Femen en internet, les escribió para unirse.
¿Tiene otro trabajo además de ser líder de Femen?
Soy una persona que se levante a las 7.00 para ir a trabajar a una oficina y me acuesto muy tarde haciendo cosas de Femen.
¿Cómo se unió?
Tras un pequeño tiempo de reflexión, les escribí. Hablé con Inna Shevshenko, de Femen Ucrania pero que ahora vive en París como asilada política. Y me propuso fundar Femen España.
¿Por qué se hizo activista?
Mi formación empezó en casa. En mi familia tengo referentes de mujeres muy fuertes. Desde mi abuela, que es pintora, a mi tía, que es enfermera, y mi madre, trabajadora social. Me enseñaron desde muy pequeña a no dejarme someter por ninguna persona, pareja o amigo. Ser libre incluso cuando alguna amistad no comprendía desde mi orientación sexual hasta mis ideales. Siempre he tenido ese apoyo.
Lleva un tiempo sin hacer acciones.
Al ser la cara visible y portavoz se me reconoce antes, pero intento lidiar con ello.
Hacen entrenamientos.
En Madrid, cada fin de semana, en un espacio que nos dejan. No puedo decir el nombre por seguridad y más en este momento en donde hemos enfadado a una banda de fascistas muy molestos. Se enseña a aprender o perfeccionar habilidades para gritar un eslogan, enfrentarse a un arresto o a situaciones violentas...
¿Cuántas activistas son?
Ahora mismo 15 en activo. A raíz de la última acción en el 20N [protesta durante un acto de Falange en Madrid] hemos recibido muchas peticiones. Nos gustaría crear un grupo en Barcelona.
Para ser una Femen, ¿qué se necesita?
Lo primero mucha fuerza de voluntad, tus ánimos no pueden decaer. Y valentía, aunque creo que todas las mujeres que quieren ser activistas son valientes y tienen mucha fuerza. Pienso que cualquier mujer tiene lo que se necesita para ser Femen.
¿Hay que tener rabia?
Sí, rabia, estar harta y querer cambiar las cosas.
Lo primero que sale en Internet al escribir su nombre es Femen.
Soy consciente. Hay veces que conoces gente que te dice lo genial que es lo que haces, pero también te encuentras con la situación contraria. Especialmente en el ámbito laboral es difícil encontrar alguien que te aplauda por lo que haces y todavía no entiendo por qué. Pero nunca me ha avergonzado. Es algo que me va a acompañar toda la vida, como a las mujeres que estaban en el partido comunista cuando estaba prohibido o las sufragistas.
¿Cuál es su balance de cinco años de Femen España?
Positivo. Nos hemos posicionado como referente del feminismo a nivel estatal. Hemos conseguido que la gente cuando dices Femen sepa de lo que hablas, le parezca mejor o peor. Creo que hemos conseguido refrescar el feminismo, como lo han hecho otros grupos. Nos hemos sumado a una manera nueva de hacer activismo sin pedir permiso, que recupera ese aspecto más guerrillero de plantarse en el lugar de la acción y no pedir permiso para nada.
¿Qué siente antes de realizar una acción?
Estás tan concentrada en el mensaje a transmitir y de estar en coordinación con las compañeras para estar en el lugar el máximo tiempo posible sin que nada te distraiga, que tienes la adrenalina a tope, no eres consciente de lo que te están doliendo los golpes, aunque al día siguiente te duela todo.
El origen de su forma de protestar
Las 'femen' empezaron a escribirse mensajes en el pecho descubierto en sus acciones al observar que la prensa en Ucrania recortaba de las fotos las pancartas que sujetaban por encima de la cabeza. Consideraban que eso hacía que se perdiera el mensaje y dejaba a la mujer como mero objeto sexual.
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