El 21-D relanza a la oposición para desbancar a Colau

Los resultados del 21-D en Barcelona, en los que Ciudadanos, el PSC, ERC y el PDeCAT han ganado casi 140.000 votantes respecto a las elecciones al Parlament de 2015 (muchos más de lo que subió la participación, 44.000 votantes), han sido una inyección de moral para estos partidos, que se disponen ahora a desbancar a la alcaldesa Ada Colau, cuyo partido perdió 600 votos y quedó relegado a quinta fuerza. Todo ello pese al incremento de la participación y pese a la presencia de Colau en la lista y la campaña electoral.

En las elecciones municipales se vota en clave de ciudad y no son las autonómicas, pero el 21-D resultó determinante el eje nacional y no el eje clásico derecha-izquierda. En los comicios del mes pasado ganó Ciudadanos en Barcelona (218.746 votos, el 23,9%), pero sumados ERC (191.226, el 20,9%) y Junts per Catalunya (PDeCAT), que logró 178.880 votos (19,5%), el independentismo obtuvo más papeletas. El PSC se quedó con el 14%. Pero de la misma forma que el resultado de hace dos semanas hizo saltar las alarmas en el partido de la alcaldesa, también han sido una inyección de moral para la oposición a un año y medio de las próximas elecciones para renovar el consistorio. Ningún de esos partidos tiene por ahora cabeza de lista y tardarán unos meses en escogerlo.

Ciudadanos, con 63.385 votos más, la victoria en el conjunto de la ciudad y en siete distritos, están decididos a “fidelizar estos votos, de gente que nos ha votado por primera vez, o que no votaba o que votaba a otros partidos” con vistas a la primavera de 2019. Lo explica la presidenta del grupo municipal, Carina Mejías, que admite que “en clave municipal los resultados pueden cambiar”, pero asegura que la victoria el 21-D es “el fruto a un trabajo hecho, de ganar presencia en los distritos, trabajando una estructura que ahora se tiene que consolidar”.

Mejías, que en el Ayuntamiento tiene 5 concejales de 41, señala que han ganado en “barrios de sociología tan distinta como Sant Martí, Nou Barris o Les Corts” y entiende que es fruto de “un buen mensaje muy transversal”. Con un mensaje muy crítico con Colau, los naranjas defienden su intención de “dar la vuelta a una ciudad paralizada y sin proyecto, con una alcaldesa más preocupada por su proyección que por los problemas de los barceloneses”.

En Esquerra Republicana, segunda fuerza en la ciudad y en seis distritos y primera en el de Sants-Montjuïc, están eufóricos y convencidos de que son “la alternativa de izquierdas” a Colau. Su jefe de filas, Alfred Bosch (cinco concejales), cree que la suya es “una buena propuesta, de un partido que pisa la calle y tiene una aceptación creciente”. Como ejemplo, afirma que el 21-D multiplicaron los apoderados (3.000 personas) por diez. “Tenemos que hacer una buena propuesta, no dogmática, que busca soluciones en la izquierda y no problemas. Colau se ha equivocado centrándose en las debilidades en vez de poner en valor el estandarte de Barcelona como capital mundial”, considera y celebra que además de “las raíces en las viles (Gràcia, Sants)” se “fortalecen en barrios de la Zona Franca, Ciutat Vella o Nou Barris, zonas trabajadoras castellano parlantes”.

Lista conjunta

Ante la victoria de los partidos independentistas el 21-D y la posibilidad de presentarse en primavera de 2019 en coalición con el PDeCAT, Alfred Bosch, asegura “que ni se ha hablado ni está sobre la mesa”. Una negación rotunda que no cuadra con la versión de fuentes del PDeCAT, que sí son partidarias de presentarse conjuntamente “para que Barcelona sea una ciudad gobernada por el independentismo” y aseguran que “es un tema que se ha hablado”, sin concretar más detalles.

A partir del 21-D, el portavoz del grupo municipal del PDeCAT, Jaume Ciurana (9 concejales), defiende en línea con estas fuentes, que lo más interesante del resultado ha sido que “se dibuja un espacio político mayoritario en la ciudad”. “Barcelona debe tener un gobierno independista, es necesario que todos pongamos el máximo esfuerzo para que este espacio encuentre su lugar central. Es prematuro para hablar de la fórmula, pero tiene que ir más allá de las fórmulas tradicionales” y habla de sumar “sin prejuicios” el PDeCAT, ERC e independientes.

En el caso del PSC, su presidente del grupo municipal, Jaume Collboni, celebra la tendencia al alza del partido y entiende que muestra que “el paso por el gobierno de la ciudad [donde los cuatro concejales han gobernado con Colau durante 18 meses, hasta que la militancia de los comunes decidió romper por el apoyo de los socialistas al 155] ha sido positivo”. Collboni apunta que los socialistas han entrado en barrios de clase media como el Eixample, Les Corts o Sarrià, aunque cree que “hay que reflexionar sobre la entrada de Ciudadanos en barrios que tradicionalmente han sido de izquierdas”. “No hemos sido contundentes en denunciar que es un partido de derechas blanqueado”, conviene.

Varias de las fuentes consultadas suman a todos estos argumentos que las encuestas y barómetros municipales siguen dando como vencedora a Colau, pero no mejora los resultados. “No consigue penetrar en electorado nuevo y el debate independentista les resta porque tiene fugas hacia la CUP, ERC, PSC y Ciudadanos”, afirman. Otro de los condicionantes en vistas a primavera de 2019 es si el eje nacional se ha enfriado o se ha recalentado.