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Una “avería grave” en la presa de La Alberca hace peligrar “vidas y bienes”

La Confederación Hidrográfica del Tajo ha dado dos meses al Gobierno regional para que arregle el embalse que está abandonado

Esther Sánchez

La Confederación Hidrográfica del Tajo ha detectado una “avería grave” en la presa abandonada de La Alberca, en el municipio de Cenicientos, que “pone en peligro su cimentación”, además de “la vida y los bienes” de los ciudadanos que han edificado varias viviendas por debajo del dique. El organismo estatal ha enviado a la Consejería de Presidencia un comunicado, que hoy adelanta EL PAÍS, en el que da dos meses para presentar las actuaciones de refuerzo que va a llevar a cabo, dado su “carácter urgente”. Un portavoz regional asegura que están trabajando en determinar cuáles son los problemas estructurales.

Nada impide la entrada a la presa de La Alberca, ni dar un paseo por su eje (con una caída de casi 15 metros), porque carece de cualquier tipo de protección. La obra, iniciada por la Diputación Provincial de Madrid en 1970 para abastecer de agua a varios pueblos de la zona (Cenicientos, Rozas de Puerto Real y Cadalso de los Vidrios), nunca se llegó a finalizar. Desde entonces, permanece abandonada sin que nadie se haga cargo de ella.

La alcaldesa del pequeño pueblo de Cenicientos (1.986 habitantes), la socialista Natalia Núñez, comenzó a denunciar el estado del embalse en diciembre de 2015. Su preocupación aumentó después de que “unos vecinos se acercaran al Ayuntamiento asustados porque el agua salía a borbotones”. Bajo la presa, a unos 100 metros en línea recta, se edificaron “hace unos 40 años” varias viviendas individuales. A escasos metros de ellas, discurre la carretera principal de acceso al pueblo.

Según el proyecto inicial, la capacidad máxima del pantano es de 123.000 metros cúbicos, tiene una longitud de 150 metros y una altura de 14,40 desde los cimientos. Es un embalse de pequeño tamaño que, al no estar recepcionado por ninguna Administración, tampoco está clasificado en ninguna categoría, explica un portavoz del Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT).

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Tras inspeccionar la infraestructura, la confederación envió un oficio a la Consejería de Presidencia, Justicia y Portavocía de Gobierno el 3 de marzo de 2017 para que el Gobierno regional asumiera las funciones que “le corresponden como titular de la presa”. “Pero los meses pasan y aquí todo sigue igual”, se queja la alcaldesa. Dada la situación, la CHT volvió a dirigir otro oficio al Gobierno a finales de octubre, recordando que en su escrito de marzo “se les informaba del carácter urgente de las actuaciones” que se debían emprender.

El documento sostiene que se ha producido un “sifonamiento de los cimientos de la presa, lo que constituye una avería grave, que pone en peligro su cimentación y, por consiguiente, la vida y los bienes de los numerosos ciudadanos que han edificado sus viviendas aguas debajo de la misma”. Al tiempo, se ha producido un “hundimiento o pequeña sima junto al paramento de la presa”, continua el oficio de la CHT, “lo que supone en sí misma un riesgo cierto de accidente muy grave para cualquier persona o animal que se acerque a la misma”.

Propiedad del Gobierno

 Un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente explica que todavía no se ha determinado qué área de la Comunidad de Madrid es la competente para realizar las obras. Mientras lo determinan, están trabajando en conocer “cuáles son los problemas estructurales” para ponerles remedio. La CHT ha determinado que la obra es propiedad del Gobierno regional, porque la construyó la Diputación Provincial de Madrid, “de acuerdo con los expedientes existentes en el Archivo Regional”.

La alcaldesa de Cenicientos asegura que “no hay forma de saber” adónde se tiene que dirigir. “Ahora me dicen que hable con el Canal de Isabel II, pero ya les he advertido de que se aseguren, porque ya me dijeron que ellos no eran los competentes. En estos momentos, la sequía la mantiene vacía, “pero con que llueva unos dos o tres meses, volverá a llenarse dada la alta pluviometría del lugar donde está enclavada”, advierte el agente forestal y naturalista Emilio Pacios. Esa área de Cenicientos acumula unos 1.000 litros anuales de lluvia de media. La alcaldesa propone rebajar la altura de la presa, pero conservando el embalsamiento de agua, que es “ imprescindible por si ocurre un incendio y con el fin de conservar el ecosistema creado”. Para completar la actuación, plantea crear una zona recreativa.

“Tenemos miedo de que reviente”, dice un vecino

Justo Lucas Alfonso es uno de los vecinos que viven con su familia en las casas (11 chalés) que se han edificado debajo de la presa. Hasta el invierno pasado “como no había habido ningún percance” no fue consciente del peligro que podían correr. “Un día comenzó a salir el agua en cantidad, por todos los lados. Nos asustamos mucho y ahora tenemos miedo de que la presa pueda reventar, se vacíe de golpe y se lleve a alguien por delante”, relata.

Lucas tiene dos hijos de 15 y 11 años y reside desde hace un año de forma permanente en uno de las viviendas afectadas. Sus padres son los propietarios de otra de las casas, “por lo que conozco la zona desde que soy pequeño”. De momento, la sequía ha dejado el embalse vacío, pero “en cuanto llueva se volverá a llenar y volverá el peligro”, comenta. La mayor parte de los chalés son de fin de semana o vacaciones. “Yo calculo que cuando estamos todos puede haber entre 70 y 80 personas”, asegura. De forma fija, viven “unas ocho personas”.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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