Todos somos turistas
El FADfest reflexiona sobre la relación entre diseño y turismo
“En los años 60, la sociedad que se estaba recuperando de la guerra necesitaba una nueva arquitectura, capaz de reflejar los cambios que se habían producido. Ahora está pasando lo mismo, la profesión debe reorganizarse, porque así como está planteada no funciona”. Lo afirma Michael Webb, fundador en 1960 del mítico colectivo Archigram, encargado de impartir la charla inaugural del FADfest 2017, el festival del Fomento de las Artes y del Diseño, cuyas actividades se centran en la relación entre ciudad, diseño y turismo y cómo esta puede resultar provechosa para la sociedad. Autor de una obra clarividente y revolucionaria que ha influido e inspirado generaciones de profesionales de la arquitectura y el diseño, Archigram (contracción de architecture y telegram) planteó el futuro a través de un imaginario gráfico basado en la tecnología, la movilidad y la transformación. El colectivo, que se dio a conocer por su enfoque futurista y hedonista, mezclaba cómic, arquitectura, arte pop y estética aeroespacial en proyectos utópicos, inviables por aquel entonces, como módulos habitables interconectados, ciudades efímeras e infraestructuras móviles, que sin embargo ahora se han convertido en estándares habituales. “Queríamos representar el futuro, aunque a menudo el diseño era demasiado preciso y completo para exponer posibilidades inéditas”, explica Webb, que fue uno de los primeros teóricos de la cultura del ocio y sus espacios.
Muchos de los temas que abordó en su conferencia de anoche están estrechamente relacionados con las problemáticas generadas por el fenómeno del turismo. “La arquitectura debe reaccionar a los cambios, sino queda infrautilizada como los enormes edificios de despachos que funcionan solo ocho horas por día. ¿Qué sentido tienen, cuando la tecnología actual nos permite desarrollar gran parte del trabajo desde un coche o una cafetería? Hay que pensar en soluciones alternativas por las horas que están vacíos”, indica Webb que en Barcelona se ha sentido en casa sólo durante la visita al innovador y ecológico edificio Media-TIC, diseñado por Enric Ruiz-Geli.
La movilidad, uno de los temas que más interesan a Webb se plasma también en la exposición central de esta edición, instalada en uno de los característicos autobús turísticos, que se aparcará en diversos barrios y funcionará como emblema del evento y detonador de debate. “Todos somos turistas. Es un fenómeno que se debe analizar sin perjuicios en toda su complejidad”, afirma Ramón Faura, comisario de la muestra que, considerado el diminuto espacio del bus, despliega una extraordinaria cantidad de información: gráficos y mapas sobre la actividad turística y los contactos entre turistas y residentes, entrevistas audiovisuales que ofrecen la visión de los implicados sobre las ventajas y los inconvenientes del turismo e incluso una instalación sobre los souvenirs de estética dudosa y procedencia lejana que se venden en la Rambla, la calle turística por excelencia.
Los souvenirs son un importante elemento también de la muestra organizada por el Materfad, el centro de materiales del FAD, que reúne proyectos de investigación sobre materias primas no convencionales, generadas a partir de los residuos personales y de la actividad humana cotidiana. “Habrá talleres donde se crearán souvenirs atípicos, como velas hechas con cera depilatoria o chicles mascados, recogidos en lugares emblemáticos de la ciudad y encapsulados como si fueran fósiles”, explica Valérie Bergeron, directora de Materfad.
El programa del FADfest se completa como de costumbre con la exposición dedicada al Mejor diseño del año (abierta hasta finales de octubre), que reúne los 34 finalistas de los premios ArtsFAD, los 30 trabajos que optan a los Premios FAD de Arquitectura e Interiorismo y los 225 proyectos seleccionados entre los 1025 que se han presentado a los Premios ADG Laus de Diseño Gráfico y Comunicación Visual. Los galardones se entregarán a lo largo del festival, que se clausura el 2 de julio, debajo de una estructura efímera del estudio internacional CODA, pionera en Europa por su sistema constructivo y dimensión. Se trata de un caparazón de forma orgánica que una grúa de gran tonelaje mantiene en suspensión sobre un público que puede alcanzar las 570 personas sentadas y 380 de pie.
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