Los últimos días de okupación de Laura y Aroa
Un juzgado obliga a una pareja lesbiana a abandonar antes del 15 de abril un piso propiedad de la Iglesia en el que entró a vivir sin permiso el pasado julio
A Laura Muñoz y a su novia, Aroa Montano, se les acaba el tiempo. Esta pareja lesbiana deberá abandonar antes del 15 de abril el piso que okupa, un inmueble propiedad de la diócesis de Getafe en el que entró a vivir con sus tres hijos el pasado 4 de julio, según una sentencia firme del Juzgado de Instrucción número 5 de Móstoles. El fallo también condena a Muñoz a pagar una multa de 270 euros antes de que acabe el mes de marzo.
Hace más de ocho meses que Muñoz y Montano okuparon el piso que los religiosos tenían vacío en Móstoles. Desde entonces, la familia, que tiene tres niños de cinco, ocho y diez años —son de una relación anterior de Montano, la madre biológica—, ha ido acumulando muebles y enseres nuevos. “A pesar de lo que dice la sentencia no nos vamos a ir. Nos tendrán que desalojar porque no tenemos otra solución: mis padres son de un pueblo de Toledo, muy lejos de aquí, y se mantienen con menos de 500 euros al mes; la madre de Aroa vive en Valmojado [otro municipio toledano] en un piso de solo una habitación”, dice Muñoz.
Del primer encuentro que mantuvieron los curas con la pareja el pasado agostohay dos versiones diferentes, la de Muñoz y Montano y la de los religiosos. Las primeras defienden que los curas les prometieron que les podrían conseguir otro inmueble cuando se enteraron de la okupación, pero que más tarde supieron que tenían una relación y se echaron atrás. El vicario general de la diócesis de Getafe, Javier Romero, recuerda una primera reunión en la que nunca ofrecieron otra vivienda: “No teníamos ninguna casa libre para proponerles una mudanza. Solo fuimos educados y amables, que creo que era lo correcto ante una situación tan triste. Lo que hicimos, y era lo único que estaba en nuestra mano, fue pasar su caso a Cáritas para que ayuden a la familia con alimentos e intenten tramitarle una vivienda social a través del Ayuntamiento”. El piso okupado por la familia, cuenta el religioso, lo necesita la institución católica para cuatro curas que ahora viven con otros 11 en una casa de Getafe: “Por eso se tienen que ir. No es un capricho nuestro y la política de la Iglesia nunca es tener casas vacías”.
Una responsable de Cáritas, dependiente de la misma diócesis, aseguró a este diario que llevan meses prestando ayuda a la familia: “Y no solo alimentos, también otras cosas que no podemos comentar por respeto a ellas. No estamos trabajando en la búsqueda de una vivienda nueva, pero sí que les estamos ofreciendo un apoyo amplio”. Además de la comida, la familia también ha contado con la colaboración de Cáritas para que Montano haga un curso de camarera de piso, al que lleva semanas asistiendo, para la diócesis de Getafe.
Ayuda de la PAH
Muñoz es la única persona de la familia que lleva dinero a casa. Trabaja en el comedor de un colegio y gana 440 euros al mes, de los que 72 son para el abono transporte. Los 368 restantes los gasta en comida y en las necesidades de sus tres hijos. Este mes también tiene que hacer frente a la multa de 270 euros por okupar el inmueble de los religiosos, pero dice que no la puede pagar porque no le da el dinero. El vicario general insiste en que la situación no les gusta, pero que ellos tampoco tenían otra alternativa: “Preferiríamos no haber llegado hasta aquí, y más con las cargas familiares que tienen, pero necesitamos el piso y ellas lo okuparon. Se saltaron la ley”.
La intención de la familia, además de seguir en la casa, es protestar con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) frente a la diócesis de Getafe para que esta dé marcha atrás y le deje el inmueble. “Estamos hablando con los servicios sociales del Ayuntamiento de Móstoles, pero de momento no nos han dado ninguna solución”, se lamenta Muñoz. La primera y única movilización que hicieron con la PAH ocurrió en octubre, cuando los religiosos denunciaron la okupación del piso. La pareja tiene este lunes una nueva reunión con el colectivo en su sede de Móstoles donde tratará de movilizar a activistas y vecinos otra vez para concentrarse frente a la institución católica y evitar el desalojo: “Vamos a ir a por todas”.
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