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Los vecinos de Perales luchan por la recogida de los restos del antiguo poblado de El Ventorro

Las chabolas se tiraron en 2015 pero el Ayuntamiento aún no ha retirado los escombros de la zona

El estado actual de la zona donde se asentaba el poblado de El Ventorro.
El estado actual de la zona donde se asentaba el poblado de El Ventorro.Bernardo Pérez

Los vecinos de Perales del Río (8.743 habitantes) no quieren vivir más a pocos metros de una gran cantidad de escombros y basura. Esta situación se originó en 2014, cuando la Comunidad de Madrid culminó el realojo del antiguo poblado chabolista de El Ventorro, uno de los últimos núcleos de infraviviendas de la región y que estuvo asentado en el distrito de Villaverde durante más de 40 años. El conflicto estalló debido a que el Ayuntamiento no cumplió su promesa de recoger los restos del poblado (animales muertos, ladrillos, restos de tejados de uralita, basura...) lo que derivó en que los desechos cada vez crecieran más, produciendo problemas sanitarios y dañando la imagen de Perales. Los afectados de este barrio entre Madrid y Getafe aseguran que pidieron "amparo de tutela básica del derecho a la salud" a la Defensora del Pueblo debido a la pasividad del Consistorio con su situación. Actualmente viven cuatro familias en el vertedero, totalmente rodeadas de escombros. A pocos metros también hay viviendas y un colegio con más de 300 alumnos.

Ángel Castiblanque es profesor del colegio del barrio y uno de los afectados. Explica que recurrieron a la alcaldesa, Manuela Carmena, que visitó la zona en 2015 con Sara Hernández, la alcaldesa de Getafe, y les prometieron que se haría limpieza. A su vez, Castiblanque asegura que los vecinos mantuvieron varias reuniones con el concejal del distrito de Villaverde, Guillermo Zapata, que no les dio plazos, pero les pidió que confiaran en que el conflicto se solucionaría antes del verano. "Estamos esperanzados de que en poco tiempo se solucione esta situación. No procede que esto siga así, al parecer este terreno será zona verde cuando esté limpio", afirma. 

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Otros vecinos, como Juan Carlos del Rincón, no comparten la misma esperanza que Castiblanque. "En el último pleno del distrito de Villaverde, Guillermo Zapata nos dijo que los plazos por cuestiones técnicas se demoraban a seis meses. Con lo cual yo creo que antes del verano lo vamos a tener muy difícil", lamenta. Del Rincón se muestra indignado con la multitud de animales muertos, roedores y el efecto llamada que se da en la zona. "Aquí hay empresas que venden materiales de construcción y en lugar de llevar los escombros a un vertedero los tiran aquí, es una práctica habitual", dice señalando algunos sacos que están tirados en el campo. Además, en la zona también son visibles electrodomésticos abandonados y colchones, además de que los cables de las conexiones telefónicas y de la luz están pinchados y a poca distancia del suelo. 

A pocos metros, Eduardo Méndez mantiene su mirada perdida hacia la casa parcialmente derruida que hasta hace poco fue su hogar y donde cuida a su caballo. Méndez Navas vive en un piso de alquiler en Getafe con su mujer y sus dos hijos mientras se soluciona el problema con los escombros. "Tienes que coger lo que te dan. Nos ofrecieron otra casa en Getafe, pero es un tercero sin ascensor y poco espacio. Yo pagué esta casa en su día y no voy a pagar otra que encima no me guste", protesta. Méndez recuerda con estupor cuando varios operarios de la Comunidad de Madrid tiraron parte de los tejados de uralita de su casa sin fijarse siquiera si vivía alguien dentro, según el madrileño. "Yo vengo todos los días aquí a echar un vistazo a mi casa para vigilar que no se cuele gente dentro. Nos tuvimos que ir de aquí y ahora hay un proceso judicial. A ver como acaba la cosa", explica. 

A pesar de todo, Méndez confiesa que prefiere la situación en la que está la zona hoy en día. "Ahora con todos los escombros estamos mejor que antes. Cuando el poblado estaba aquí era peor, ahora nadie se mete con nadie", aclara. 

Una de las casas que sigue en pie parcialmente entre los escombros de El Ventorro.
Una de las casas que sigue en pie parcialmente entre los escombros de El Ventorro.Bernardo Pérez
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Fuentes del Ayuntamiento de Getafe sostienen que siguen reiterando al Consistorio dirigido por Manuela Carmena que retire los escombros. "Desde octubre de 2015 Getafe ha hecho todas las gestiones posibles en este tema. Mandamos dos cartas al Ayuntamiento de Madrid y nunca hubo respuesta", afirman.

Por su parte, el Ayuntamiento alega que se realizaron acciones en el terreno. "Urbanismo actuó como hace habitualmente y dejó los escombros de las viviendas en tierra removida como práctica disuasoria de nuevos asentamientos", explican fuentes municipales. Además, el Consistorio afirma que recibieron firmas de afectados y que solicitaron a Desarrollo Urbano Sostenible que hiciera un informe afirmando que la actuación en la zona se da por finalizada. "De esta manera, la Junta Municipal de Villaverde les podría requerir a los propietarios de las casas que quedan en pie que limpien y vallen los terrenos privados. Ellos podrían protestar y decir que no es su responsabilidad que los escombros estén ahí, entonces en este caso la Junta podría actuar de oficio", afirman. El propio Ayuntamiento reconoce que todo este proceso se puede alargar meses. 

Mientras no llega una solución, la indignación de los vecinos aumenta. Según ellos, viven con el temor constante de que al estar la zona abandonada vaya gente a hacer infraviviendas con lonas. "Reclamamos durante 30 años que desaparecieran las chabolas y ahora llevamos varios años con algo que no es solución ni es nada. Estamos a 6.500 metros de Legazpi, esto es una indignidad", afirma Francisco Jiménez. Juan Carlos del Rincón comparte la misma opinión: "Aquí los afectados son Getafe y Perales del Río y no resulta en esta medida proporcionalmente afectado Madrid, de ahí la desidia y el abandono. Nosotros vamos a ser un martillo pilón y no descartamos acciones reivindicativas para seguir llamando la atención y solucionar este tema de una vez por todas", concluye. 

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