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Los taxistas municipales acusan a Cabify de captación ilegal de clientes en el aeropuerto de Barajas

La compañía niega la competencia desleal y denuncia las amenazas que reciben sus empleados

Taxistas y supuestos conductores de Cabify en la T-1 del aeropuerto.
Taxistas y supuestos conductores de Cabify en la T-1 del aeropuerto.

La llegada de Cabify (la empresa española de alquiler de vehículos con conductor a través de una app), hace poco más de un año al aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid- Barajas sigue provocando conflictos con los taxistas municipales. Algunos conductores aseguran que los empleados de Cabify ofrecen el transporte a los viajeros tanto dentro de las terminales como fuera, equipados con tablets en las que les muestran toda la información sobre el servicio. Además, las quejas también van dirigidas hacia el estacionamiento de los coches de la empresa, que en muchas ocasiones están en las plazas que tienen asignadas esperando un servicio, algo que incumple la normativa establecida por la DGT sobre la captación de viajeros y la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (ROTT), según los taxistas. Cabify mantiene que no atenta contra la ROTT en su forma de operar, niega la competencia desleal y denuncia amenazas a sus empleados por parte de otros colectivos del sector.

El vicepresidente de la Federación Profesional del taxi, Jesús Fernández, estuvo 10 días concentrándose delante de las plazas de estacionamiento de Cabify de la T1 y la T2 junto con otros compañeros para protestar por la situación. "Desde la federación queremos denunciar la forma en la que trabaja Cabify. Ellos saben que están incumpliendo la normativa porque los VTC (vehículos con conductor) no pueden circular libremente como los taxis", explica. Fernández alega que ha visto como empleadas de Cabify captaban clientes dentro y fuera de la terminal y que comprobó como los coches de la empresa para tener la inmediatez, que es lo que les diferencia, se escondían o aparcaban en sitios con gran afluencia de clientes. "Según una orden de la DGT las VTC no podrán captar ni propiciar la captación de viajeros. Cabify incumple esto porque los coches están en las inmediaciones del aeropuerto esperando a que les salga un servicio y eso no está permitido. Quieren trabajar como un taxi sin serlo", protesta. 

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Fernández confiesa que ahora tanto él como los demás miembros de la federación están inmersos en la modificación de la Ley de Transportes. "Queremos que se clarifique de una vez como tienen que trabajar este tipo de vehículos", dice. Según él, actualmente hay 15.700 taxis en Madrid y 1963 VTC, de los cuales 1.100 son de Cabify. 

Los taxistas Jorge Corrochano y Adrián Martínez comparten la misma postura que Jesús Fernández. Corrochano es miembro de la Federación Profesional del Taxi desde hace cinco años, y trabaja mucho en el aeropuerto. "Estamos cabreados por la captación de clientes que hace Cabify en la calle, dentro de la terminal ya es exagerado", afirma. El madrileño asegura haber visto a "chicas de buen ver y con el uniforme de Cabify" ofreciendo taxis a viajeros que salían de la terminal. "Acompañan a los clientes con la tablet y les dicen las tarifas y todo lo que quieran saber. Los representantes de varias asociaciones de taxistas se concentraron en la T1 y T2 hace mes y medio para protestar pero Aena ya no les deja manifestarse más", asegura. Por su parte, Martínez que es uno de los portavoces de Élite Taxi Madrid, afirma que Cabify hace publicidad engañosa. "Engañan al usuario porque realmente lo que hacen es desviar a los clientes a vehículos de alquiler con conductor", afirma. Además, Adrián admite que Cabify redujo el número de clientes que usan los taxis municipales.

Cabify alega que sus azafatas se limitan a asesorar a los pasajeros sobre cómo viajar por Madrid utilizando su app, les ayudan a darse de alta y solicitan el servicio para aquellos clientes que lo demanden. "El pasajero decide registrarse libremente en la app y solicitan el vehículo siempre desde su propia cuenta, después se les asigna un coche determinado", explican fuentes de la empresa. Sobre los vehículos que integran la flota de Cabify, la empresa defiende que cuentan con plazas asignadas bajo la concesión de Aena para los VTC. "Es falso que nuestros coches estén alrededor del aeropuerto de forma ilegal. Esto es algo que cumplimos sin excepción y además contamos con un servicio de seguridad privada que se encarga de coordinar a los conductores en las plazas asignadas", aclaran.

A su vez, Cabify denuncia que parte de sus empleados -conductores y azafatas- han recibido amenazas de otros colectivos del sector que "les impiden realizar su actividad profesional con la normalidad que se desearía".

Fuentes de Aena explican que la empresa Maxi Mobility Spain (Cabify) y Grand Class fueron adjudicatarias en noviembre de 2015 del concurso público de arrendamiento de espacios destinados a la actividad de alquiler de vehículos con conductor (VTC) en el aeropuerto de Madrid. "Las empresas realizan una actividad independiente y complementaria de otros medios de transporte, que amplía la oferta a disposición de los usuarios del aeropuerto. Según el contrato firmado con nosotros, ambas empresas deben cumplir la Ley de Ordenamiento de Transporte Terrestre", alegan. A su vez, Aena añade que la actividad de vehículos con conductor lleva implantada 15 años en el aeropuerto y sobre el conflicto entre Cabify y los taxistas municipales manifiestan que se trata de un problema interno entre ambos colectivos en el que no tienen competencias.

La unidad de la policía municipal del aeropuerto es la encargada de vigilar los VTC. "Los coches de Cabify no pueden operar si no tienen un servicio precontratado. Las denuncias si la empresa no cumple los requisitos que se le exigen llegan a los 5.000 euros aproximadamente. Se cuidan mucho de tener todo en regla", explican.Además, la policía municipal admite que a veces los coches de Cabify sí se colocan más cerca de las salidas de las terminales esperando a que les salte el servicio. Algunos taxistas consideran que la solución de este conflicto y otros relacionados con su profesión tienen una solución lejana. Por esta razón, el próximo paso que darán es acudir a la manifestación de taxistas convocada para el próximo 2 de febrero.

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